Compendio de la doctrina de Cristo / Carta Magna del reino / El manifiesto del rey
Mateo consigna muy al inicio del su evangelio un enorme
discurso, un discurso capital que inicia de manera muy elocuente:
Mateo 5:1-2.
Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose,
vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Estos dos primero versículos destacan la importancia del
discurso, de la enseñanza:
1)
Sentándose
les enseñaba. Sentarse significa, enseñanza oficial, es decir, lo hace
desde el asiento de la autoridad.
2)
Abriendo
su boca: No es una perífrasis En griego tiene un doble significado. a) Se
usa para un pronunciamiento solemne, grave y dignificado
b) Para que indicar que una
persona abre su corazón como la de un maestro
que la usa en una enseñanza íntima
Esta intención se verifica al final, en el 7:28 “Y cuando
terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
Estas enseñanzas las podemos englobar en 8 ejes generales.
Estos 8 ejes engloban prácticamente toda la esfera de la vida humana, cuya
resultado es enseñarnos a vivir con dignidad, y fortaleza.
Inicia su discurso con las 9 bienaventuranzas.
Aspectos esenciales
de la vida
La bienaventuranza de los pobres de corazón
La bienaventuranza de los que lloran
La bienaventuranza de los mansos
La bienaventuranza del espíritu hambriento de justicia
La bienaventuranza de los misericordiosos
La bienaventuranza del corazón limpio
La bienaventuranza de los pacificadores
La bienaventuranza de los perseguidos por la justicia
La bienaventuranza de los perseguidos por Cristo
Continúa con algo que le he llamado…
La utilidad del
cristiano
La sal de la tierra
La luz del mundo
Pero todo ello se realiza bajo la ley de Dios. Vivir en Cristo no anula la ley, sino
la confirma de una mera viva y real.
La ley: la norma de
la vida
Jesús y la ley (La ley eterna)
Pero los cristianos deben ir más allá de la ley, del mero
cumplimiento.
Oíste que fue dicho…
Pero yo digo MÁS ALLÁ DE LA LEY.
Sobre la ira
Sobre el adulterio
Sobre el divorcio
Sobre los juramentos
Sobre la venganza
Sobre los enemigos
El amor
cristiano
1.Su significado
2. Su razón de ser
Y atañe a todas las esferas de la vida, desde la vida social
hasta la espiritual.
Relaciones sociales
Sobre el orgullo y la
humildad: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres… “
El juzgar a los demás:
“NO juzgar para no se juzgados…”
Hacer con los demás lo
que queremos para nosotros: La regla de oro.
Relaciones divinas
Como orar--- Padre
nuestro
Como ayunar: acto
íntimo y personal
Como manejar las
riquezas: En el que las riquezas son un ventaja pero al mismo tiempo un
problema que no siempre sabe resolver bien el ser humano.
Para quien trabajar
Tesoros en el cielo:
“No hagáis tesoros en la tierra…”
Dios en las riquezas:
Nadie puede servir a dos amos.
Confianza en Dios para
el futuro: “No os angustiéis qué has de vestir o de comer…”
Pedid y se os dará (Dios responderá)
Tampoco habrá que descuidar
nuestros sentidos y nuestra atención.
Guarda tus sentidos
El ojo: la lámpara del cuerpo.
Guardarse de los falsos profetas: cuida tus oídos.
La puerta angosta y la puerta ancha. “¿Vox populi…?
CONCLUSIÓN
“Cualquiera que oye estas palabras y las pone en práctica…”
Cfr.
Proverbios 10:25
Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;
Mas el justo permanece para siempre.
Analicemos bien lo que dice este texto: Aunque le habla a
sus discípulos, como vemos en el 5:1-2, había mucha más gente oyendo quienes
reaccionaron ante estas palabras: “La gente estaba admirada de su doctrina”.
Jesús dice CUALQUIERA, su mensaje es universal. Y ese
cualquiera debe hacer dos cosas: OÍR, que es el primer paso, y HACER. He aquí
las dos palabras claves. Venir cada domingo a oír las predicaciones no servirán
de nada si proceder a la acción.
Dice que oye ESTAS PALABRAS. ¿Cuáles? Pues toda la enseñanza
que acababa de dictar. Es decir, que si bien no son palabras mágicas y tienen
el poder de hacer que CUALQUIER ser humano tiene la posibilidad de lograr que
su vida sea sólida, vital, fuerte, trascendente.
Ahora OIR, no significa ESCUCHAR, sino estar atento a cada
una de ellas, darles toda la importancia, como gemas o pepitas de oro, es
decir, apreciarlas en su justa dimensión, como sabiduría de lo alto, como
palabras de vida, como valiosos tesoros.
Esto me recuerda al Salmista que dice: “Tu palabra es más
que el oro y que el oro refinado.”
Ya que las hemos aceptado como verdades, habrá que proceder
a ajustar nuestra vida y nuestras acciones a ella.
Ahora bien, no es mi intención agotar en este bosquejo todo
el Sermón del Monte, sino verlo en forma panorámica. Entremos ahora a los
detalles.
Jesús y la ley
Mateo: 5:17-20
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o
los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se
haya cumplido.
19 De manera que cualquiera que quebrante uno de
estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será
llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe,
éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos.
Jesús fue acusado de violar la Ley: no cumplía con el lavado
de las manos, sanaba a los enfermos en sábado y fue crucificado por quebrantar
la ley, sin embargo, él no vino a cumplir la enredosa reglamentación que los
judíos había generado, entrampando en una red inhumana a los hombre. Si a
mostrar cuál era el verdadero sentido de la Ley, y que resumió admirablemente
en este versículo:
Mateo 22
34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho
callar a los saduceos, se juntaron a una.
35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó
por tentarle, diciendo:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente.
38 Este es el
primero y grande mandamiento.
39 Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos
dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
En esto consistía la Ley, en que llevara a todos finalmente
a Amar a Dios y al Prójimo.
Jesús y la ira
Mateo 5: 21-26
21 Oísteis
que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio.
22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje
contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su
hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de fuego.
23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí
te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti,
24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre
tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al
juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta
que pagues el último cuadrante.
El asesinato es la culminación de un proceso que empieza con
un enojo. Ese enojo puede ir creciendo, como una yerba mala, y si no se le
detiene a tiempo puede enraizar y generar un árbol peligroso, muy peligroso.
Este enojo que no se soluciona es ya el principio de un asesinato y por ello ya
es culpable.
Me llama la atención que dice “tu hermano tiene algo contra
ti”. No dice que si tenemos algo contra un hermano, sino que éste anda molesto
enojado. Eso significa que nosotros posiblemente cometió algo que lo hizo estar
así. Y antes de que pase a mayores, hay que detenerlo.
Además, una ofrenda, una oración a Dios no funciona si no
hay intermediación, reconciliación con el hermano.
La palabra griega que se usa para enojo es orguizesthai, que viene del orgué, el cual significa la ira que se
hace ha hecho vieja, que se ha arraigado.
Sobre el adulterio
Mateo 5
27 Oísteis
que fue dicho: No cometerás adulterio.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer,
sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
La ley era muy dura contra este pecado.
Levítico 20:10
10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de
su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
Llama la atención la distorsión de esta ley. A la mujer
adúltera que le llevan a Jesús y quieren apedrearla, no se ve que el hombre que
estaba con ella lo hayan traído para apedrearlo también.
Como muchos pecados, tienen un proceso de maduración. Por
eso Jesús, de nuevo, va a la raíz del problema: Cualquiera que mire a una mujer…
La palabra usada en este pasaje para hacer caer, es skandalon,
que quiere decir “el soporte del cebo”. Era el palito o brazo en que se fijaba
el cebo, por lo que esta palabra llegó a significar “cualquier cosa que causa
la destrucción de una persona”. Y eso es lo que hay que eliminar, puede ser el ojo,
pero también actitudes, inclinaciones, etc.
Sobre el divorcio.
Mateo 5:
31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su
mujer, dele carta de divorcio.
32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a
no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con
la repudiada, comete adulterio.
La
institución del matrimonio en tiempos de Jesús estaba naufragando. La fórmula
para divorciarse era muy simple. Sólo se le extendía una carta que decía:
Sea esto por
mi parte tu escritura de divorcio y carta de despedida y acta de liberación,
para que te puedas casar con cualquiera.
Y
todo lo que tenía que hacer el marido era entregar este papel a su mujer en
presencia de dos testigos y quedaba divorciada.
La
ley, para los casos de divorcio, decía:
Deuteronomio
24:1
24 Cuando
alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado
en ella alguna cosa indecente, le
escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su
casa.
Para
esta ley había dos escuelas: Sammy, que era muy estricta severa interpretaba
que la causal “alguna cosa indecente” tenía sólo una referencia sexual, es
decir, a causa de adulterio; sin embargo, había otra tendencia, la de Hil.lel que era mucho más laxa: “un hombre se
podía divorcias de su esposa y ésta estropeaba la comida poniendo demasiada
sal, o si aparecía en público con la cabeza descubierta, si hablaba con hombre
en la calle, si era alborotadora, si hablaba sin el debido respeto a los
padres, de su marido en su presencia, si era meticona o pendenciera, etc.
Seguramente era utilizada mucho más esta segunda, de ahí la advertencia del
Señor sobre el tema y la indicación que sólo en caso de fornicación.
Ahora
bien, en el ambiente cultural del contexto también naufragaba el matrimonio.
Para los griegos era una institución para que la mujer se encargara de la casa
y los hijos y se le tenía en una severa restricción, recluida en su casa, sin
contacto social, pero el hombre era todo lo contrario: llevaba una vida disoluta
y licenciosa. Los romanos, contagiados por los griegos, adoptaron una cultura
similar de disolución.
Sobre los juramentos
Mateo 5:33-37
33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos:
No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.
34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni
por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus
pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer
blanco o negro un solo cabello.
37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque
lo que es más de esto, de mal procede.
La
ley al respecto decía:
Números 30:2
2 Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere
juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará
conforme a todo lo que salió de su boca.
Deuteronomio
23:21
21 Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en
pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado
en ti.
Pero
en los tiempos del Señor una manera de usar el de manera frívola, que
seguramente venía del contagios cultural de otras naciones y consistía en
empezar una aseveración de manera trivial diciendo: “Por mi vida”, “por mi
cabeza”, “Que no vea el consuelo de Israel…”. Esta costumbre ha llegado hasta
nosotros que solemos decir: “Por mi madrecita que está en el cielo…”
Había
otra costumbre, que se puede denominar como “juramentos evasivos”. Ellos decían
que los juramentos eran vinculantes cuando incluía el nombre de Dios, pero
cualquiera que no mencionará a Dios, no. Estos son los que se pueden denominar
“evasivos”, es decir, se buscaba ingeniosamente una manera de evitar pronunciar
el nombre de Dios jurando or el cielo o por la tierra o por Jerusalén o por la
propia cabeza”, y de esta manera no estaban obligados a cumplirlo.
El
Señor corrige este desorden indicando que no debemos jurar por nada, sin
embargo nuestra conducta, para aseverar que cumpliremos, no debe basarse en
juramentos sino en un simple SI o un simple NO. Debemos ser personas
absolutamente confiables y responsables. En las cortes de EU juran con una mano
sobre la Biblia, de modo que si el testigo miente se le puede acusar de
perjurio, es decir, de traicionar un juramento. No es este el comportamiento de
un cristiano.
El amor hacia los enemigos
Mateo 5: 38-48
38 Oísteis
que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;
antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra;
40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la
túnica, déjale también la capa;
41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por
una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti
prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y
aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en
los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre
justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué
hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre
que está en los cielos es perfecto.
La
ley del Talión, también es conocida como la ley de la venganza restringida, y
se cree que Dios la instituyó para evitar las venganzas extendidas, es decir, los
exterminios de pueblos o familias por la ofensa de una persona. Hoy todavía se
da esta situación. Entonces esta era una ley de misericordia, para centrar el
pago sólo en el que ofendió y en la medida que ofendió. Digamos que funciona en
cierta medida para el control de la sociedad, sin embargo, no es la conducta
que norma al cristiano. La solicitud del Señor es que haya en nosotros un
espíritu de perdón y de amor.
Dicen
que la venganza es dulce, peor la venganza deja un regusto amargo terrible y
secuelas. Hay pueblos en los que las venganzas se dan por generaciones. Tu
matas a uno, nosotros a otro, y así sucesivamente. La ley del perdón y el
olvido es una manera de detener esta espiral de violencia. La tendencia natural
es la venganza pero el poder de Dios que capacita a sus hijos para amar esto es
posible. Sin él, nada podríamos hacer.
El
Señor mismo en la cruz del calvario dio una muestra de este amor: “Padre
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Este
pasaje toca el punto central de la fe cristiana: el amor, que el apóstol Pablo
en Corintios 13 escribe de manera sublime:
Recordemos
una frase: “Si no tengo amor… NADA SOY”. Lo único que certifica que somos de
Cristo no es nuestra doctrina sino el AMOR”.