El ser humano, durante su vida, lo acosan diversas interrogantes
sobre el fin último de la vida sin hallar una respuesta definitiva. Estas interrogantes
han propiciado la aparición filosofías y religiones, como medios para dar
respuesta a estas interrogantes, sin haber alcanzado una respuesta
satisfactoria.
Quizá nadie expresó con tal claridad estas interrogantes,
estos verdaderos clamores, tan urgentes en ciertos momentos de la vida,
particularmente cuando estamos atravesando por dificultades, como Job, pues al enfrentar
una situación terrible y trágica afloran en él estos clamores (selección de
cintas tomadas del libro
Jesús responde a
Job
del famoso predicador inglés G. Campbell Morgan).
Hoy, a pesar de la revelación de estos misterios a través del
Nuevo Testamento siguen sin respuesta en mucha gente porque nunca se han
acercado a oír con calidad la palabra de Dios, incluso son dudas que cargan muchos
creyentes o feligreses de iglesias cristianas, quienes no han podido descubrir
toda la verdad de Dios, bien por la intervención de líderes ignorantes o
maliciosos, que buscan más hacer negocio que llevar las ovejas a la luz
verdadera, bien por una muy bajo nivel de estudio de la Biblia, bien por indolencia
y carnalidad, al estar más involucrados en las cosas de la vida cotidiana y de
la cultura actual.
Revisemos algunos de estos clamores de Job y veamos cómo el Cristo
da respuesta a cada una, revelando así su satisfacción plena para el hombre del
todas las épocas.
1.
Job 9:33
No hay entre nosotros
árbitro que ponga su mano sobre ambos.
En este pasaje, después de discutir con sus amigos sin
llegar a nada y a sabiendas Job de que sus amigos lo acusaban sin razón y sin
entender su circunstancia es que lanza esta inquietud: “Quien, quien puede dirimir
con justeza y verdad en todas las interrogantes”. Largas discusiones y
controversias se dan sobre todo en temas religiosos que no hay, al parecer
quien tenga la razón.
Los cristianos sabemos que sí hay un árbitro, alguien que
medie y quien diga la última palabra. Por que, quien, quien podría ser el
enlace perfecto entre Dios y los hombres sino alguien que fuese divino y al
mismo tiempo humano.
Pablo lo declara enfáticamente en su primera carta a
Timoteo.
1 Timoteo 2:5-6
Porque hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual
se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su
debido tiempo.
Un solo mediador. No es un sacerdote, ni un pastor, ni un
líder, ni un iniciado, ni un santo o una milagrosa virgen. Es el Señor mismo
nuestro mediador, nuestro árbitro. Y nadie más, nadie. Por eso el apóstol Juan
declaró tajantemente:
1 Juan 2:1
Hijitos míos, estas
cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2.
Job 14:14
El hombre que muere,
¿volverá a vivir? Todos los días de mi vida esperaré, hasta que llegue mi
liberación.
¿Vuelven los muertos a la vida? Job veía la vida, en su
situación de desgracia, como una enorme llaga.
Job 14: 1 »El hombre,
nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores…
Veía mucha más esperanza en la naturaleza:
Job 14: 7: »El árbol,
aunque lo corten, aún tiene la esperanza de volver a retoñar, de que no falten
sus renuevos.
Que en el hombre:
Job 14: 10- 12: “En
cambio el hombre muere y desaparece. Perece el hombre, ¿y dónde estará? Como se
evaporan las aguas en el mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y
no vuelve a levantarse. Mientras exista el cielo, no despertará ni se levantará
de su sueño.
La respuesta a esta interrogante llegaría con el señor
Jesús.
Juan 11:25
Le dijo Jesús: Yo soy
la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Ahora bien. Algunas religiones creen en la reencarnación, de
esa forma dan respuesta a esta angustia, pero no hay certeza de que tal cosa
ocurra.
Los cristianos creemos que volvemos a la vida pero no por
vía de la reencarnación sino de la resurrección. Es decir, ya no volvemos a la
vida con este carne corruptible, este cuerpo defectuoso, sujeto a debilidades y
al pecado, sino que obtendremos cuerpos nuevos incorruptibles.
2 Corintios 5: 1-5
Sabemos que si nuestra
morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio,
una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también
gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, 3
pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. 4 Asimismo los que estamos en
este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino
revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Pero el que nos
hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado el Espíritu como garantía.
Ya antes, en la primera Carta de los Corintios había escrito:
1 Corintios 15:35-44
"Pero dirá
alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que
tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el
cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano;
pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No
toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra
carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay
cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales,
y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la
luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra
en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en
corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en
gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal,
resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual."
3.
Job 16:19
En los cielos está mi
testigo y mi testimonio en las alturas.
Job fue implacablemente atacado por su amigos quien lo
culpaban de ser un hombre sin integridad, malvado y además mentiroso. E incluso
lo presionan para que confiese su pecado. En su desesperación exclama…
Job 18: 1-4 y 16:10 «Muchas
veces he oído cosas como éstas, ¡Consoladores molestos sois todos vosotros!
¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿Qué es lo que te anima a responder? También
yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía.
Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover la cabeza…
han abierto contra mí su boca, y han herido mis mejillas con afrenta: ¡contra
mí se han juntado todos!
En algunas circunstancias, cuando somos incriminados
injustamente, buscamos a alguien que testifique que somos inocentes. Job era
inocente de las imputaciones que le decían sus amigos, y declara que en los
cielos está su testigo, es decir, alguien que sabe de su inocencia, aunque no
podía demostrarlo.
Los cristianos sí tenemos la certeza de que hay un testigo a
nuestro favor en los cielos. Él se presenta por nosotros…
Hebreos 9:24
Porque no entró Cristo
en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por nosotros ante Dios…
Aquí vemos con claridad que Cristo se presenta por nosotros ahora, ahora. Y aunque en la tierra podemos sufrir y ser llevados a la
cárcel y acusados de delitos pero Cristo aboga por nosotros ahora.
4.
Job 19:25
Pero yo sé que mi
Redentor vive,
y que al fin se
levantará sobre el polvo,
La fe de Job lo llevó a saber que su Redentor estaba vivo y
que algún día lo iba a levantar del polvo, es decir, lo iba a resucitar.
Nosotros, sabemos quien en nuestro redentor y no sólo vive sino que actúa en
todo momento a nuestro favor, y él tiene la potencia para salvarnos para
siempre.
Hebreos 7:25
“…por lo cual puede
también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos.
5.
Job 23:3
¡Quién me diera el
saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su
morada,
Job se había dirigido a Dios con su pena y el Dios
permanecía en silencio. En su desesperación lanza este clamor.
Sus amigos lo presionaban diciendo:
Job 22:21: Vuelve
ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.
Hoy, todavía, mucha gente dice, si al menos lo viera, si se
me presentara, si me hablara… creeré. Lo mismo dijo Tomás: si no metiere mide
dos… y mi mano… El señor le dijo a Tomás: Bienaventurados
lo que no vieron y creyeron… es decir, que confiaron.
El Señor dice a Felipe:
Juan 14:9
Jesús le dijo: ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Esta palabra también se aplica a nosotros, pues Dios se nos
ha revelado por su palabra a través de nuestros Señor.
Hebreos 1: 1-2: Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo…
Casi podemos oír que nos dice: “quien me ha escuchado a mí, ha escuchado al Padre”.
Ante la debandada de los discípulos, Jesús pregunta a sus discípulos
si ellos también se van a ir. Y Pedro contesta:
Juan 6: 68-69: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras
de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente.
Y cuando ora al Padre el Señor dice (Juan 15:3) : Ya vosotros estáis limpios por la palabra
que os he hablado. (Efesios 5:26): …para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra…”
Si alguien nos pregunta que le mostremos a Dios, basta
mostrarle las escrituras. Y si tiene oídos para oír, oirá esas palabras de
vida”. Dice un canto nuestro “Qué bellas son, qué bellas son, bellas palabras
de vida”.
6.
Job 31:35
!!Quién me diera quien
me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, Aunque
mi adversario me forme proceso.
Una vez más Job pide ser escuchado, pues el sabía que no era
un hombre malo y que el sufrimiento que estaba recibiendo no era por su
condición de hombre pecador, suplica para que le de a conocer Dios de qué es
culpable.
Job 31: 4-9: “¿No ve
él mis caminos, Y cuenta todos mis pasos? Si anduve con mentira,
Y si mi pie se
apresuró a engaño, péseme Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi
integridad. Si mis pasos se apartaron del camino, si mi corazón se fue tras mis
ojos,
Y si algo se pegó a
mis manos, siembre yo, y otro coma, y sea arrancada mi siembra. Si fue mi
corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi
prójimo…
En la antigua dispensación, bajo el rigor de la Ley, tenía
que haber una sentencia. Job apela a ese tribunal. La conciencia de culpa lleva
a muchos asesinos a entregarse para ser juzgados, no pueden vivir con la
conciencia cargada. Muchas obras de la literatura se han basado en esta
circunstancia como Ensayo de un crimen
de Usigli o Crimen u Castigo de
Dostoievski. Incluso el Pabellón No, 6
de Gogol.
En nuestro caso, también debemos acercarnos a Dios con la
plena conciencia de que somos pecadores. Afortunadamente para nosotros ya no
opera ese tribunal regido por la Ley, pues
Cristo pagó por nosotros.
Por eso, en Hebreos se no afirma que NO nos hemos acercado
al monte de Sion, ese monte donde se esculpieron las tablas de la ley y todos
tenían miedo de acercarse pues se oía el poder de Dios. No, nos hemos acercado
a la ciudad del Dios vivo donde opera Jesús como el mediador del nuevo Pacto.
Hebreos 12:22-24
“…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a
la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos
millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios
el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y
a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Gloria sea al Señor.
7.
Job 40:4
«Yo soy vil, ¿qué te
responderé?
¡Me tapo la boca con
la mano!
Finalmente Dios se presenta ante Job y le pide que ciña sus
lomos como un luchador. Y ante la majestuosidad del Dios, Job reconocer que en
efecto es un hombre pecador: “Yo soy vil, dice” y agrega que nada tiene qué
decir a su favor. Es decir, enmudece y no haya argumentos.
Esta situación lleva a muchos a decir que Dios no los oye
porque son pecadores. En efecto, nos damos cuenta que por más sacrificios que
hacemos, la distancia entre nosotros y Dios no se acorta, seguimos siendo
miserables, y quizá recriminándonos como
Job: “!!!Yo soy tan vil¡¡¡
Pedro, cuando descubre que Jesús es Dios se postra a sus
pies y dice (Lucas 5:8): Viendo esto
Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor,
porque soy hombre pecador.
Cabría preguntarnos si existe alguna manera que el ser
humano pueda pagar el precio de su alma.
Mateo 16:26
¿…qué recompensa dará
el hombre por su alma?
No, no hay. Sin embargo, Dios tiene la respuesta:
Juan 3:16
Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
8.
Job 42:5-6
De oídas te conocía, mas
ahora mis ojos te ven.
Por tanto me
aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.
Sin embargo, el Señor vino no para que nos aborrezcamos sino
para encontrar en él el perdón, pues…
Mateo 4:17
Desde entonces comenzó
Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado.
9.
Job 23:10
Mas él conoce mi
camino: si me prueba, saldré como el oro.
A pesar de no contar con toda la revelación intuía que la
prueba tenía un fin benéfico. En la carta del apóstol Santiago leemos:
Santiago 1:12
Bienaventurado el varón
que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la
corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Quizá nunca hemos visto con claridad en beneficio de las
pruebas que pasamos. Quizá no nos damos cuenta que entre más grande es la
prueba, cedemos a Dios todo, abrimos nuestros oídos y nuestra alma, estamos más
sensibles para escuchar su voz y para que él se nos revele. De hecho,
escudriñamos las escrituras con más fervor en busca de su voz que nos oriente
en las tinieblas. Y entonces,
resistiendo la prueba estamos prestos a “recibir la corona de la vida”. Esta es
la promesa al final de las cartas a las iglesias en Apocalipsis.
Colofón
En los setentas, al mismo tiempo que se levantaba el fervor
por una vida libre que derivó en el movimiento hippie, hubo también un
despertar cristiano entre muchos jóvenes, quienes hicieron surgir nuevas
iglesias, como La Casa de Él, en
México.
Cuenta un escritor que en el metro de Nueva York apareció
una leyenda informal pintada en las paredes que decía “Cristo es la respuesta”
y alguien había agregado, “pero, cuál es la pregunta”.
Quizá quien hizo el añadido no le había llegado las crisis
existenciales en las cuales las preguntas como las de Job surgen y no es fácil
encontrar respuestas en un mundo que se ha alejado de Dios, en un mundo que pese
a que ahora circula con mayor profusión la palabra de Dios, no sólo por los
grandes tirajes en todo el mundo y en diversos idiomas. Hoy la Biblia se
distribuye profusamente en forma digital y de manera gratuita en internet. Basta
escribir “Biblia” en el Google o una frase incompleta de la Biblia para que nos
remita de inmediato a muchas páginas donde podemos encontrar la Biblia completa
y en diversas versiones y traducciones.
Sin embargo, parece que cada vez está más escondida. Podemos
ver o leer los comentarios de los detractores de la religión y observamos como
ignoran hasta en sus aspectos más elementales la Palabra, inventando mitos y
frases no bíblicas pero atribuidas a Cristo.
Por ello, nuestro compromiso es estar atento al clamor de la
gente y estar presto a dar respuesta sólida y necesaria las millones de ovejas
sin pastor, que claman, como Job sin hallar respuesta en un mundo cada vez más
extraviado.