miércoles, 30 de marzo de 2016

EL SECRETO DEL EXITO DE SPURGEON

Comenta Clint Archer (pastor de la iglesia Hillcrest Baptist Church) que el éxito del gran predicador  inglés, Charles Haddon Spurgeon (conocido como el "Príncipe de los Predicadores", y quien nació el 19 de junio de 1834 en Kelvedon, Reino Unido y murió el 31 de enero de 1892, en Menton, Francia)  fue la ORACIÓN.

Dice  que “Spurgeon fue siempre un hombre de oración. No es que haya pasado largos períodos de tiempo en oración, sino que vivía en el espíritu de comunión con Dios. El Dr. Wayland Hoyt proporciona un ejemplo de esta práctica:

Estaba caminando con él en el bosque un día fuera de Londres y, al pasear bajo la sombra del follaje de verano, nos encontramos con un tronco tumbado de través del camino. “Ven,” dijo tan naturalmente como uno diría si estuviera hambriento y le pusieran un pan delante de él. “Ven, oremos”. Arrodillado al lado del tronco elevó su alma a Dios en la oración más amorosa y reverente. Entonces, levantándose de sus rodillas siguió caminando y hablando de esto y aquello. La oración no era una interrupción, era una costumbre tan arraigada en su mente como la respiración de su cuerpo.

Así que el éxito de un siervo de Dios no está en sus cualidades personales, ni en su erudición, sino en la “Cenicienta de la Iglesia”, como alguien denominó a la oración.

Esto explica la debilidad y fracaso de la iglesia de este Siglo XXI. Se promueven los dones, la risa, el éxito monetario, las lenguas, el activismo (incluso político), las estrategias mercadológicas y de negocios, hasta incluso la complicidad con los gobiernos olvidándose que el Señor nos enseñó a dar al César lo que es del César.

La falta de una oración ferviente, amorosa, de entrega total es el oxigeno espiritual que le urge a la iglesia de estos tiempos. Oremos, oremos sin cesar, como decía el apóstol Pablo.



domingo, 27 de marzo de 2016

D.C. LA BIBLIA CONTINÚA

Hoy domingo de Resurrección, están transmitiendo por el Canal 5 de México esta serie de forma corrida. Y como la mayoría de las versiones televisivas y cinematográficas, hay demasiada ficción y sesgo del texto bíblico para ajustarlo a un esquema dramático de los productos audiovisuales.

Cualquiera que haya leído el Nuevo Testamento muy rápidamente encontrará qué se ajusta al texto bíblico y qué no. Pero quizá lo más chocante sean los efectos especiales cuando hay alguna intervención divina.

Mi conclusión al respecto es que El Señor no se vale de los efectos especiales para sus obras portentosas y milagrosas. Son, como todas sus maravillas, de una naturalidad impresionante de modo que son casi imperceptibles, como el nacimiento de una flor o una mariposa, o el crecimiento de las plantas, que tenemos que filmarlas en cámara lenta para darnos cuenta de sus maravillas. Dios no busca la espectacularidad ni la promueve. Su proceder es sigiloso, suave, delicado, como el movimiento de las estrellas. Basta leer en los evangelio cómo hizo sus milagros para darnos cuenta de esa ausencia de espectacularidad. Incluso, los apóstoles, hicieron muchos milagros de la misma manera. Pedro le dijo al cojo:  "No tengo oro ni plata, mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda! Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies cobraron fuerza..."

Flaco favor le hacen los efectos especiales a las narraciones bíblicas audiovisuales, pero entiendo que son productos de mercado. Así que si usted tiene oportunidad de ver esta serie, tan pronto termine tome una Biblia y lea Hechos de los Apóstoles, en la versión que usted quiera o tenga a la mano.

LAS INQUIETUDES DE JOB Y LAS RESPUESTAS DE JESÚS


El ser humano, durante su vida, lo acosan diversas interrogantes sobre el fin último de la vida sin hallar una respuesta definitiva. Estas interrogantes han propiciado la aparición filosofías y religiones, como medios para dar respuesta a estas interrogantes, sin haber alcanzado una respuesta satisfactoria.

Quizá nadie expresó con tal claridad estas interrogantes, estos verdaderos clamores, tan urgentes en ciertos momentos de la vida, particularmente cuando estamos atravesando por dificultades, como Job, pues al enfrentar una situación terrible y trágica afloran en él estos clamores (selección de cintas tomadas del libro Jesús responde a Job[1] del famoso predicador inglés G. Campbell Morgan).

Hoy, a pesar de la revelación de estos misterios a través del Nuevo Testamento siguen sin respuesta en mucha gente porque nunca se han acercado a oír con calidad la palabra de Dios, incluso son dudas que cargan muchos creyentes o feligreses de iglesias cristianas, quienes no han podido descubrir toda la verdad de Dios, bien por la intervención de líderes ignorantes o maliciosos, que buscan más hacer negocio que llevar las ovejas a la luz verdadera, bien por una muy bajo nivel de estudio de la Biblia, bien por indolencia y carnalidad, al estar más involucrados en las cosas de la vida cotidiana y de la cultura actual.

Revisemos algunos de estos clamores de Job y veamos cómo el Cristo da respuesta a cada una, revelando así su satisfacción plena para el hombre del todas las épocas.

1.
Job 9:33
No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre ambos.

En este pasaje, después de discutir con sus amigos sin llegar a nada y a sabiendas Job de que sus amigos lo acusaban sin razón y sin entender su circunstancia es que lanza esta inquietud: “Quien, quien puede dirimir con justeza y verdad en todas las interrogantes”. Largas discusiones y controversias se dan sobre todo en temas religiosos que no hay, al parecer quien tenga la razón.

Los cristianos sabemos que sí hay un árbitro, alguien que medie y quien diga la última palabra. Por que, quien, quien podría ser el enlace perfecto entre Dios y los hombres sino alguien que fuese divino y al mismo tiempo humano.

Pablo lo declara enfáticamente en su primera carta a Timoteo.

1 Timoteo 2:5-6
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Un solo mediador. No es un sacerdote, ni un pastor, ni un líder, ni un iniciado, ni un santo o una milagrosa virgen. Es el Señor mismo nuestro mediador, nuestro árbitro. Y nadie más, nadie. Por eso el apóstol Juan declaró tajantemente:

1 Juan 2:1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

2.
Job 14:14
El hombre que muere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi vida esperaré, hasta que llegue mi liberación.

¿Vuelven los muertos a la vida? Job veía la vida, en su situación de desgracia, como una enorme llaga.

Job 14: 1 »El hombre, nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores…

Veía mucha más esperanza en la naturaleza:

Job 14: 7: »El árbol, aunque lo corten, aún tiene la esperanza de volver a retoñar, de que no falten sus renuevos.

Que en el hombre:

Job 14: 10- 12: “En cambio el hombre muere y desaparece. Perece el hombre, ¿y dónde estará? Como se evaporan las aguas en el mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse. Mientras exista el cielo, no despertará ni se levantará de su sueño.

La respuesta a esta interrogante llegaría con el señor Jesús.

Juan 11:25
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Ahora bien. Algunas religiones creen en la reencarnación, de esa forma dan respuesta a esta angustia, pero no hay certeza de que tal cosa ocurra.

Los cristianos creemos que volvemos a la vida pero no por vía de la reencarnación sino de la resurrección. Es decir, ya no volvemos a la vida con este carne corruptible, este cuerpo defectuoso, sujeto a debilidades y al pecado, sino que obtendremos cuerpos nuevos incorruptibles.

2 Corintios 5: 1-5
Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, 3 pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. 4 Asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado el Espíritu como garantía.

Ya antes, en la primera Carta de los Corintios había escrito:

1 Corintios 15:35-44
"Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual."

3.
Job 16:19
En los cielos está mi testigo y mi testimonio en las alturas.

Job fue implacablemente atacado por su amigos quien lo culpaban de ser un hombre sin integridad, malvado y además mentiroso. E incluso lo presionan para que confiese su pecado. En su desesperación exclama…

Job 18: 1-4 y 16:10 «Muchas veces he oído cosas como éstas, ¡Consoladores molestos sois todos vosotros! ¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿Qué es lo que te anima a responder? También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de la mía. Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover la cabeza… han abierto contra mí su boca, y han herido mis mejillas con afrenta: ¡contra mí se han juntado todos!

En algunas circunstancias, cuando somos incriminados injustamente, buscamos a alguien que testifique que somos inocentes. Job era inocente de las imputaciones que le decían sus amigos, y declara que en los cielos está su testigo, es decir, alguien que sabe de su inocencia, aunque no podía demostrarlo.

Los cristianos sí tenemos la certeza de que hay un testigo a nuestro favor en los cielos. Él se presenta por nosotros…

Hebreos 9:24
Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios…

Aquí vemos con claridad que Cristo se presenta por nosotros ahora, ahora. Y aunque en la tierra podemos sufrir y ser llevados a la cárcel y acusados de delitos pero Cristo aboga por nosotros ahora.


4.
Job 19:25
Pero yo sé que mi Redentor vive,
y que al fin se levantará sobre el polvo,

La fe de Job lo llevó a saber que su Redentor estaba vivo y que algún día lo iba a levantar del polvo, es decir, lo iba a resucitar. Nosotros, sabemos quien en nuestro redentor y no sólo vive sino que actúa en todo momento a nuestro favor, y él tiene la potencia para salvarnos para siempre.

Hebreos 7:25
“…por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

5.
Job 23:3
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su morada,

Job se había dirigido a Dios con su pena y el Dios permanecía en silencio. En su desesperación lanza este clamor.

Sus amigos lo presionaban diciendo:

Job 22:21: Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.

Hoy, todavía, mucha gente dice, si al menos lo viera, si se me presentara, si me hablara… creeré. Lo mismo dijo Tomás: si no metiere mide dos… y mi mano… El señor le dijo a Tomás: Bienaventurados lo que no vieron y creyeron… es decir, que confiaron.

El Señor dice a Felipe:

Juan 14:9
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

Esta palabra también se aplica a nosotros, pues Dios se nos ha revelado por su palabra a través de nuestros Señor.

Hebreos 1: 1-2: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo…

Casi podemos oír que nos dice: “quien me ha escuchado a mí, ha escuchado al Padre”.

Ante la debandada de los discípulos, Jesús pregunta a sus discípulos si ellos también se van a ir. Y Pedro contesta:

Juan 6: 68-69:  Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Y cuando ora al Padre el Señor dice (Juan 15:3) : Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. (Efesios 5:26): …para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra…”

Si alguien nos pregunta que le mostremos a Dios, basta mostrarle las escrituras. Y si tiene oídos para oír, oirá esas palabras de vida”. Dice un canto nuestro “Qué bellas son, qué bellas son, bellas palabras de vida”.


6.
Job 31:35
!!Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, Aunque mi adversario me forme proceso.

Una vez más Job pide ser escuchado, pues el sabía que no era un hombre malo y que el sufrimiento que estaba recibiendo no era por su condición de hombre pecador, suplica para que le de a conocer Dios de qué es culpable.

Job 31: 4-9: “¿No ve él mis caminos, Y cuenta todos mis pasos? Si anduve con mentira,
Y si mi pie se apresuró a engaño, péseme Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi integridad. Si mis pasos se apartaron del camino, si mi corazón se fue tras mis ojos,
Y si algo se pegó a mis manos, siembre yo, y otro coma, y sea arrancada mi siembra. Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo…

En la antigua dispensación, bajo el rigor de la Ley, tenía que haber una sentencia. Job apela a ese tribunal. La conciencia de culpa lleva a muchos asesinos a entregarse para ser juzgados, no pueden vivir con la conciencia cargada. Muchas obras de la literatura se han basado en esta circunstancia como Ensayo de un crimen de Usigli o Crimen u Castigo de Dostoievski. Incluso el Pabellón No, 6 de Gogol.

En nuestro caso, también debemos acercarnos a Dios con la plena conciencia de que somos pecadores. Afortunadamente para nosotros ya no opera ese tribunal  regido por la Ley, pues Cristo pagó por nosotros.

Por eso, en Hebreos se no afirma que NO nos hemos acercado al monte de Sion, ese monte donde se esculpieron las tablas de la ley y todos tenían miedo de acercarse pues se oía el poder de Dios. No, nos hemos acercado a la ciudad del Dios vivo donde opera Jesús como el mediador del nuevo Pacto.

Hebreos 12:22-24
“…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

Gloria sea al Señor.

7.
Job 40:4
«Yo soy vil, ¿qué te responderé?
¡Me tapo la boca con la mano!

Finalmente Dios se presenta ante Job y le pide que ciña sus lomos como un luchador. Y ante la majestuosidad del Dios, Job reconocer que en efecto es un hombre pecador: “Yo soy vil, dice” y agrega que nada tiene qué decir a su favor. Es decir, enmudece y no haya argumentos.

Esta situación lleva a muchos a decir que Dios no los oye porque son pecadores. En efecto, nos damos cuenta que por más sacrificios que hacemos, la distancia entre nosotros y Dios no se acorta, seguimos siendo miserables, y quizá recriminándonos  como Job: “!!!Yo soy tan vil¡¡¡

Pedro, cuando descubre que Jesús es Dios se postra a sus pies y dice (Lucas 5:8): Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Cabría preguntarnos si existe alguna manera que el ser humano pueda pagar el precio de su alma.

Mateo 16:26
¿…qué recompensa dará el hombre por su alma?

No, no hay. Sin embargo, Dios tiene la respuesta:

Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


8.
Job 42:5-6
De oídas te conocía, mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.

Sin embargo, el Señor vino no para que nos aborrezcamos sino para encontrar en él el perdón, pues…

Mateo 4:17
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

9.
Job 23:10
Mas él conoce mi camino: si me prueba, saldré como el oro.

A pesar de no contar con toda la revelación intuía que la prueba tenía un fin benéfico. En la carta del apóstol Santiago leemos:

Santiago 1:12
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

Quizá nunca hemos visto con claridad en beneficio de las pruebas que pasamos. Quizá no nos damos cuenta que entre más grande es la prueba, cedemos a Dios todo, abrimos nuestros oídos y nuestra alma, estamos más sensibles para escuchar su voz y para que él se nos revele. De hecho, escudriñamos las escrituras con más fervor en busca de su voz que nos oriente en las tinieblas.  Y entonces, resistiendo la prueba estamos prestos a “recibir la corona de la vida”. Esta es la promesa al final de las cartas a las iglesias en Apocalipsis.

Colofón

En los setentas, al mismo tiempo que se levantaba el fervor por una vida libre que derivó en el movimiento hippie, hubo también un despertar cristiano entre muchos jóvenes, quienes hicieron surgir nuevas iglesias, como La Casa de Él, en México.

Cuenta un escritor que en el metro de Nueva York apareció una leyenda informal pintada en las paredes que decía “Cristo es la respuesta” y alguien había agregado, “pero, cuál es la pregunta”.

Quizá quien hizo el añadido no le había llegado las crisis existenciales en las cuales las preguntas como las de Job surgen y no es fácil encontrar respuestas en un mundo que se ha alejado de Dios, en un mundo que pese a que ahora circula con mayor profusión la palabra de Dios, no sólo por los grandes tirajes en todo el mundo y en diversos idiomas. Hoy la Biblia se distribuye profusamente en forma digital y de manera gratuita en internet. Basta escribir “Biblia” en el Google o una frase incompleta de la Biblia para que nos remita de inmediato a muchas páginas donde podemos encontrar la Biblia completa y en diversas versiones y traducciones.

Sin embargo, parece que cada vez está más escondida. Podemos ver o leer los comentarios de los detractores de la religión y observamos como ignoran hasta en sus aspectos más elementales la Palabra, inventando mitos y frases no bíblicas pero atribuidas a Cristo.

Por ello, nuestro compromiso es estar atento al clamor de la gente y estar presto a dar respuesta sólida y necesaria las millones de ovejas sin pastor, que claman, como Job sin hallar respuesta en un mundo cada vez más extraviado.




[1] G. Campbell Morgan, Jesús responde a Job, Ediciones Hebrón, San Ignacio, Misiones, Argentina. 1979.

jueves, 24 de marzo de 2016

SUMUM DEL ARTE DE LA PREDICACIÓN

Primero, que los grandes sermones no suceden así por que sí. Llevan trabajo.

Segundo, que los grandes sermones deben venir de una fuente, la Biblia.

Tercero, los grandes sermones necesitan ser sobre cosas básicas, cosas que realmente importen; en otras palabras, necesitan carne, carne y más carne.

Cuarto, los grandes sermones no dependen de trucos.

Finalmente, los grandes sermones necesitan dar esperanza, y no tanto batir el parche para que la gente venga a todas las reuniones y no se pierda los grandes acontecimientos de la iglesia.

Este es un resumen de la estrategia seguida por el gran predicador inglés G. Campbell Morgan, según José Núñez Diéguez.


Fuente: https://recursosbiblicos2013.wordpress.com/2014/08/08/el-hombre-del-libro-g-campbell-morgan/



miércoles, 23 de marzo de 2016

DE LAS GARRAS DEL DRAGÓN


El dragón chino, adorado y reverenciado,
siempre ha sido considerado como una criatura bondadosa.
Cuando se enfurece, sin embargo,
es bueno cuidarse de su cólera.
The Hong Kong Standard


Dice Wikipedia sobre la Revolución Cultural China: “La Gran Revolución Cultural Proletaria fue una campaña de masas en la República Popular China organizada por el líder del Partido Comunista de China Mao Zedong de 1966 a 1976 y dirigida contra altos cargos del partido e intelectuales a los que Mao y sus seguidores acusaron de traicionar los ideales revolucionarios, al ser, según sus propias palabras, partidarios del camino capitalista. Su principal fin, a ojos de sus partidarios, fue el de paliar el llamado divorcio entre las masas y el partido1 que se estaba produciendo en la República Popular China"[1].

Durante este periodo muchos cristianos fueron perseguidos y encarcelados, padeciendo torturas indecibles. El libro De las garras del dragón”, narra este cruce por el infierno de un joven cristiano, Enrique Lee, entusiasta que vivía en Shangai, cuyo único delito fue tratar de salir del país, justo cuando iniciaba la Revolución Cultural, para estudiar en un seminario cristiano en el extranjero y dedicar su vida a ser misionero. Pero su destino de pronto fue torcido y cayó en manos de las milicias y fue llevado preso hasta el final de la Revolución Cultura.

El libro nos narra de cómo un joven atleta, pero aplicado estudiante, que era al mismo tiempo un ferviente cristiano cuando triunfó el comunismo en China, fue acosado, encarcelado, torturado.

Nunca había leído una tortura tan atroz como la que vivió Lee por más de 11 años, en los que se le privó de una Biblia, pero además se le prohibió hablar del evangelio con sus compañero. Con su fe firma pero pequeña, como la flama de una velita, cruzó el lago de los sufrimientos, pero sobrevivió.

La narración es sobrecogedora y no deja uno de preguntarse: ¿Por qué? ¿Por qué debió sufrir así? ¿Por qué Dios no envió un ángel, como a Pedro, y lo sacó de la cárcel.

No lo sabemos, sólo el testimonio hartamente conmovedor de Enrique Lee que deja en este libro una enorme lección de fidelidad a Dios y de firme esperanza de que algún día lo iba a liberar. Quizá nos parezca esperar demasiado, pero los caminos del Señor son inescrutables.

Su testimonio, valuado en oro, nos permite vislumbrara el amor a Dios bajo cualquier circunstancia, y el poder de Dios para sostener su espíritu. Y nos enseña que un discípulo dispuesto a dar todo de sí por la extensión del evangelio. Y sus testimonio es para nosotros un confort y un aliciente a luchar, como buenos soldados de Jesucristo, dotados del su armamento, en este mundo hostil a Dios.

Ficha: De las garras del dragón de Carroll F. Hunt. Editorial Vida, 1990, Buenos Aires , Argentin<.









[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_Cultural

ESTUDIO SOBRE APOCALIPSIS 20: Los mil años

Jeremías Ramírez El tema principal de este capítulo 20 es ese periodo de tiempo denominado “Milenio” y que ha sido causa de enorme discusión...