Marcos,
en su estilo directo, parco, va dando luz intensa sobre ciertos aspectos
relevantes para sus discípulos y para sus seguidores futuros. En este capítulo,
hemos visto algunos ataques virulentos de los principales judíos buscando un
motivo lo suficientemente fuerte para aprenderlo y poderle dar muerte. Sin
embargo, Jesús, con una sagacidad admirable va desarticulando los ataques y al
mismo tiempo va dejando enormes lecciones para quien decida seriamente
seguirle. En el último ataque, a ese escriba que le responde confirmando la
verdad de Dios escrita en el antiguo testamente y confirmada por Jesús, que
ciertamente “No estás lejos del reino de Dios”.
En esta respuesta nos enseña que no
basta con saber con precisión las escrituras sino en hacerlas, en amarlo a él
amando al prójimo. Es la aplicación del amor, como subraya Corintios 13, el
rasgo distintivo de alguien que pertenece a su reino, quién es ciudadano de
este reino e hijo de Dios.
Ahora, pasa a precisar aspectos de
suma importancia sobre un tema que hasta hoy es asunto de controversia: ¿Cristo
es Dios o un simple ser humano?, asunto que aún tiene en debate los Testigos de
Jehová como los gnósticos.
¿De quién es hijo el Cristo?
(Mt. 22.41-46;
Lc. 20.41-44)
35 Enseñando
Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de
David?
36 Porque el
mismo David dijo por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga tus enemigos por estrado de
tus pies. m
37 David mismo
le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de
buena gana.
Si Cristo es sólo hijo de David, es
un simple ser humano como muchos de sus hijos como Salomón, Absalón… Pero si
como dice el Salmo 110:1 es Señor de David, entonces Cristo es Dios.
¿Entendería la gente esto? ¿Los fariseos, saduceos o escribas? Hoy podemos
entenderlo. Era descendiente por vía sanguínea de David en cuanto a su
humanidad, a su vestidura carnal, pero era y es al mismo tiempo Dios.
Jesús acusa a los escribas
(Mt. 23.1-36;
Lc. 11.37-54; 20.45-47)
38 Y les decía
en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas,
y aman las salutaciones en las plazas,
39 y las
primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;
40 que devoran
las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán
mayor condenación.
Cuando
venían de camino a Jerusalén ya les había dicho esto, pero los discípulos
creían que los estaba regañando por no traer pan. ¿Por qué les hace esta
advertencia? Porque la conducta de los dirigentes se convierte en modelo, en
paradigma y los de abajo tienden a imitarla. Por ello, tener un puesto de
preeminencia es una gran responsabilidad. El hijo imita al padre; el
subordinado, al jefe… Ningún jerarca religioso, ningún líder, debe ser motivo
de imitación salvo a aquellos líderes que se destacan como seguidores de
Cristo. Como decía Pablo, imítenme a mí… pero en la manera en como yo imito a
Cristo. (CITA)
La ofrenda de la viuda
(Lc. 21.1-4)
41 Estando Jesús
sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en
el arca; y muchos ricos echaban mucho.
42 Y vino una
viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
43 Entonces
llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre
echó más que todos los que han echado en el arca;
44 porque todos
han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que
tenía, todo su sustento.
La
lógica financiera del mundo no tiene paralelo con la lógica financiera del
cielo. Son dos mundos ajenos. Dar algo a Dios nada tiene que ver con la
nominación de los billetes, sino de la actitud en cómo se da. El Señor pide una
cosa importante: “Dame hijo mío tu corazón”. Y si le damos el corazón al Señor,
se verá reflejado en como compartimos nuestra riqueza con los demás. Y cuando
se habla de riqueza no sólo se habla de dinero y de las posesiones materiales,
sino también del tiempo, del conocimiento, de las habilidades, de la atención.
Hay persona que sólo quieren alguien que los escuche. Y el Señor fue un gran
ejemplo en este sentido. A menudo les preguntaba: “Qué es lo que pides” y
respondía en consecuencia.
Jesús predice la destrucción del templo
(Mt. 24.1-2; Lc.
21.5-6)
1. Saliendo
Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y
qué edificios.
2. Jesús,
respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre
piedra, que no sea derribada.
Como
seres humanos, nos deslumbran las majestuosidades físicas: montañas, mares,
ríos, animales… pero también las obras humanas, y nuestros sentidos quedan
asombrados y nos da la sensación incluso de eternidad. Los antiguos, como los
egipcios, construyeron enormes pirámides como símbolos de eternidad, pero muchos
de esos edificios han caído, o sólo quedan montones de piedra, como decía un
poeta griego de las ruinas de Atenas. Y no hay imperio que no sea seducido por
los grandes edificios. A pesar que repetidamente hemos visto lo pasajero de lo
físico, el hombre sigue construyendo, construyendo… Pero nada sobrevive al
embate del tiempo.
Señales antes del fin
(Mt. 24.3-28;
Lc. 21.7-24; 17.22-24)
3 Y se sentó en
el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le
preguntaron aparte:
4 Dinos, ¿cuándo
serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de
cumplirse?
Muchos falsos cristos
5 Jesús,
respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os
engañe;
6 porque vendrán
muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos.
Primer
engaño: yo soy el Cristo y por absurdo que sea, engañaran y engañan a muchos.
Dijo el Señor que serían muchos y a lo largo dos mil años han aparecido estos
falsos cristos y todas en alguna manera han tenido seguidores. Lo que el
creyente debe entender es que nadie puede decir que son Cristo, es decir,
ungidos, enviados por Dios para salvar a la humanidad.
Guerras, turbulencias
7 Mas cuando
oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os
turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin.
8 Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en
muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.
Mientras
el Señor regresa, nos dice, habrá guerras reales o guerras informativas (rumores
de guerras), conflictos, como las guerras que ha habido, incluso de carácter
internacional, y es probable que se intensifiquen en el futuro. La historia del
ser humano está unida por eslabones de violencia y muerte. Y catástrofes
naturales o sociales (hambre, disturbios) ponen al límite al ser humano, y el
miedo nos sumerge en un estado terrible, de modo que la fe y la esperanza
tambalean.
Pero no hay que confundirnos, nos
son indicadores de la inminencia de su regreso, sino dolores de parto que avisan.
Y entre más se recrudezcan estos problemas, la inminencia es mayor, pero no
indican el momento preciso. Tal vez el Señor venga cuando haya un remanso, de
modo que pensemos que aún falta mucho tiempo.
Persecución y traición de seguidores de Cristo
9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los
concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes
os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.
10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las
naciones.
11 Pero cuando
os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo
que habéis de decir, ni lo penséis, sino
lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los
que habláis, sino el Espíritu Santo.
12 Y el hermano entregará
a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra
los padres, y los matarán.
13 Y seréis
aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvo.
Los
problemas y cataclismo tendrán su aspecto paralelo en los problemas que vendrán
sobre los seguidores de Cristo (judíos, se entiende) en plena tribulación.
Dificultades terribles a los judíos
14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe
estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a
los montes.
15 El que esté
en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;
16 y el que esté
en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.
17 Mas !!ay de
las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno;
19 porque
aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de
la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.
20 Y si el Señor
no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo (sobreviría); mas por
causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.
Ya
el pueblo judío ha experimentado esos momentos de terror, como cuando cayó
Jerusalén bajo el asedio militar del general Tito, en el año 70, en la que
muchos no huyeron y perecieron de hambre y los pocos sobrevivientes de
Jerusalén fueron masacrados. Pero aún falta que venga el momento más terrible,
podemos inferir de la revisión de los textos proféticos y del Apocalipsis.
Más falsos Cristos
21 Entonces si
alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis.
22 Porque se
levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para
engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.
Estos
falsos Cristos serán diferentes a los primeros, estos tendrán poder de hacer
“señales y prodigios”, de modo que muchos lo seguirán y serán tan convincentes
que incluso aquellos correrán el riesgo de ser engañados, si eso fuese posible.
El consejo de Jesús se debe estar alerta (MIRAD), advertido, sin olvidar, que
él lo había predicho y se debe uno guiar por su palabra.
La venida del Hijo del Hombre
(Mt.
24.29-35,42-44; Lc. 21.25-36)
24 Pero en
aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna
no dará su resplandor,
25 y las
estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán
conmovidas.
26 Entonces
verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.
27 Y entonces
enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el
extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Y
en el momento más oscuro de la tribulación “verán al Hijo del Hombre” venir en
las nubes. Así será el regreso del Señor. Y enviará a sus ángeles por sus
seguidores y los recogerá “de extremo a extremo”, de la tierra al cielo. Así
dice el apóstol Pablo que será: “el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a
los otros con estas palabras. (1. Tes
4:16-18).
Parábola de la Higuera
28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también
vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas.
30 De cierto os
digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
31 El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Algunos
comentaristas dicen que la higuera es Israel, y marcan el inicio de esta planta
en 1948 cuando se constituyó como nación independiente, sin embargo, la
parábola del Señor no da indicios, sino que así como la higuera es una planta
que indica el advenimiento de su época del año: el verano, de ese modo, los
acontecimientos narrados son indicadores de que el tiempo de su llegada se
avecina.
Día y hora desconocidos / VELAD, ORAD
32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
34 Es como el
hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada
uno su obra, y al portero mandó que velase.
35 Velad, pues,
porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la
medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
36 para que
cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
37 Y lo que a
vosotros digo, a todos lo digo: Velad.
Pero, el
momento exacto nadie lo sabe y nadie puede adivinarlo, y muchos menos
precisarlo. Y les reitera esta situación poco antes de su partida (Hechos 1:
6-7): “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad…”
Y en vez de andar perdiendo el
tiempo en adivinanzas, el deber de todo creyente es VELAD Y ORAD. Es decir,
estar todo el tiempo sirviéndoles al Señor y obedeciendo sus mandamientos (esto
es velad, que quizá podrimos escribir: “perseverar”, como lo hicieron los
discípulos al inicio de la era cristiana):
La perseverancia en la vida apostólica
Hechos 2
44 Todos los que
habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno.
46 Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y sencillez de corazón…”
Orar es otra forma de perseverar. De
modo que la recomendación apostólica es: “Orad sin cesar”:
1ª de
tesalonicenses 5:16-18
·
Estad siempre gozosos.
·
Orad sin cesar.
·
Dad gracias en todo, porque esta es
la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.