domingo, 1 de abril de 2018

LECCIONES DE MARCOS 12: 22 A 13

Marcos, en su estilo directo, parco, va dando luz intensa sobre ciertos aspectos relevantes para sus discípulos y para sus seguidores futuros. En este capítulo, hemos visto algunos ataques virulentos de los principales judíos buscando un motivo lo suficientemente fuerte para aprenderlo y poderle dar muerte. Sin embargo, Jesús, con una sagacidad admirable va desarticulando los ataques y al mismo tiempo va dejando enormes lecciones para quien decida seriamente seguirle. En el último ataque, a ese escriba que le responde confirmando la verdad de Dios escrita en el antiguo testamente y confirmada por Jesús, que ciertamente “No estás lejos del reino de Dios”.
            En esta respuesta nos enseña que no basta con saber con precisión las escrituras sino en hacerlas, en amarlo a él amando al prójimo. Es la aplicación del amor, como subraya Corintios 13, el rasgo distintivo de alguien que pertenece a su reino, quién es ciudadano de este reino e hijo de Dios.
            Ahora, pasa a precisar aspectos de suma importancia sobre un tema que hasta hoy es asunto de controversia: ¿Cristo es Dios o un simple ser humano?, asunto que aún tiene en debate los Testigos de Jehová como los gnósticos.

¿De quién es hijo el Cristo?
(Mt. 22.41-46; Lc. 20.41-44)

35 Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:
    Dijo el Señor a mi Señor:
    Siéntate a mi diestra,
    Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. m
37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.

            Si Cristo es sólo hijo de David, es un simple ser humano como muchos de sus hijos como Salomón, Absalón… Pero si como dice el Salmo 110:1 es Señor de David, entonces Cristo es Dios. ¿Entendería la gente esto? ¿Los fariseos, saduceos o escribas? Hoy podemos entenderlo. Era descendiente por vía sanguínea de David en cuanto a su humanidad, a su vestidura carnal, pero era y es al mismo tiempo Dios.

Jesús acusa a los escribas
(Mt. 23.1-36; Lc. 11.37-54; 20.45-47)
38 Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas,
39 y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;
40 que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

Cuando venían de camino a Jerusalén ya les había dicho esto, pero los discípulos creían que los estaba regañando por no traer pan. ¿Por qué les hace esta advertencia? Porque la conducta de los dirigentes se convierte en modelo, en paradigma y los de abajo tienden a imitarla. Por ello, tener un puesto de preeminencia es una gran responsabilidad. El hijo imita al padre; el subordinado, al jefe… Ningún jerarca religioso, ningún líder, debe ser motivo de imitación salvo a aquellos líderes que se destacan como seguidores de Cristo. Como decía Pablo, imítenme a mí… pero en la manera en como yo imito a Cristo.  (CITA)


La ofrenda de la viuda
(Lc. 21.1-4)
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;
44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

La lógica financiera del mundo no tiene paralelo con la lógica financiera del cielo. Son dos mundos ajenos. Dar algo a Dios nada tiene que ver con la nominación de los billetes, sino de la actitud en cómo se da. El Señor pide una cosa importante: “Dame hijo mío tu corazón”. Y si le damos el corazón al Señor, se verá reflejado en como compartimos nuestra riqueza con los demás. Y cuando se habla de riqueza no sólo se habla de dinero y de las posesiones materiales, sino también del tiempo, del conocimiento, de las habilidades, de la atención. Hay persona que sólo quieren alguien que los escuche. Y el Señor fue un gran ejemplo en este sentido. A menudo les preguntaba: “Qué es lo que pides” y respondía en consecuencia.

Jesús predice la destrucción del templo
(Mt. 24.1-2; Lc. 21.5-6)
1. Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
2. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.

Como seres humanos, nos deslumbran las majestuosidades físicas: montañas, mares, ríos, animales… pero también las obras humanas, y nuestros sentidos quedan asombrados y nos da la sensación incluso de eternidad. Los antiguos, como los egipcios, construyeron enormes pirámides como símbolos de eternidad, pero muchos de esos edificios han caído, o sólo quedan montones de piedra, como decía un poeta griego de las ruinas de Atenas. Y no hay imperio que no sea seducido por los grandes edificios. A pesar que repetidamente hemos visto lo pasajero de lo físico, el hombre sigue construyendo, construyendo… Pero nada sobrevive al embate del tiempo.


Señales antes del fin
(Mt. 24.3-28; Lc. 21.7-24; 17.22-24)
3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?

Muchos falsos cristos
5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe;
6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos.

Primer engaño: yo soy el Cristo y por absurdo que sea, engañaran y engañan a muchos. Dijo el Señor que serían muchos y a lo largo dos mil años han aparecido estos falsos cristos y todas en alguna manera han tenido seguidores. Lo que el creyente debe entender es que nadie puede decir que son Cristo, es decir, ungidos, enviados por Dios para salvar a la humanidad.

Guerras, turbulencias
7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin.
8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.

Mientras el Señor regresa, nos dice, habrá guerras reales o guerras informativas (rumores de guerras), conflictos, como las guerras que ha habido, incluso de carácter internacional, y es probable que se intensifiquen en el futuro. La historia del ser humano está unida por eslabones de violencia y muerte. Y catástrofes naturales o sociales (hambre, disturbios) ponen al límite al ser humano, y el miedo nos sumerge en un estado terrible, de modo que la fe y la esperanza tambalean.
Pero no hay que confundirnos, nos son indicadores de la inminencia de su regreso, sino dolores de parto que avisan. Y entre más se recrudezcan estos problemas, la inminencia es mayor, pero no indican el momento preciso. Tal vez el Señor venga cuando haya un remanso, de modo que pensemos que aún falta mucho tiempo.

Persecución y traición de seguidores de Cristo
9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.
10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.
11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Los problemas y cataclismo tendrán su aspecto paralelo en los problemas que vendrán sobre los seguidores de Cristo (judíos, se entiende) en plena tribulación.

Dificultades terribles a los judíos
14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;
16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.
17 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno;
19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.
20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo (sobreviría); mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.

Ya el pueblo judío ha experimentado esos momentos de terror, como cuando cayó Jerusalén bajo el asedio militar del general Tito, en el año 70, en la que muchos no huyeron y perecieron de hambre y los pocos sobrevivientes de Jerusalén fueron masacrados. Pero aún falta que venga el momento más terrible, podemos inferir de la revisión de los textos proféticos y del Apocalipsis.

Más falsos Cristos
21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis.
22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.

Estos falsos Cristos serán diferentes a los primeros, estos tendrán poder de hacer “señales y prodigios”, de modo que muchos lo seguirán y serán tan convincentes que incluso aquellos correrán el riesgo de ser engañados, si eso fuese posible. El consejo de Jesús se debe estar alerta (MIRAD), advertido, sin olvidar, que él lo había predicho y se debe uno guiar por su palabra.

La venida del Hijo del Hombre
(Mt. 24.29-35,42-44; Lc. 21.25-36)
24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor,
25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.
26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.
27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

Y en el momento más oscuro de la tribulación “verán al Hijo del Hombre” venir en las nubes. Así será el regreso del Señor. Y enviará a sus ángeles por sus seguidores y los recogerá “de extremo a extremo”, de la tierra al cielo. Así dice el apóstol Pablo que será: “el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.  (1. Tes 4:16-18).

Parábola de la Higuera
28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Algunos comentaristas dicen que la higuera es Israel, y marcan el inicio de esta planta en 1948 cuando se constituyó como nación independiente, sin embargo, la parábola del Señor no da indicios, sino que así como la higuera es una planta que indica el advenimiento de su época del año: el verano, de ese modo, los acontecimientos narrados son indicadores de que el tiempo de su llegada se avecina.

Día y hora desconocidos / VELAD, ORAD
32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
37 Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

Pero, el momento exacto nadie lo sabe y nadie puede adivinarlo, y muchos menos precisarlo. Y les reitera esta situación poco antes de su partida (Hechos 1: 6-7): “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad…”
            Y en vez de andar perdiendo el tiempo en adivinanzas, el deber de todo creyente es VELAD Y ORAD. Es decir, estar todo el tiempo sirviéndoles al Señor y obedeciendo sus mandamientos (esto es velad, que quizá podrimos escribir: “perseverar”, como lo hicieron los discípulos al inicio de la era cristiana):

La perseverancia en la vida apostólica
Hechos 2
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón…”

Orar es otra forma de perseverar. De modo que la recomendación apostólica es: “Orad sin cesar”:

1ª de tesalonicenses 5:16-18
·       Estad siempre gozosos.
·       Orad sin cesar.
·       Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.


ESTUDIO SOBRE APOCALIPSIS 20: Los mil años

Jeremías Ramírez El tema principal de este capítulo 20 es ese periodo de tiempo denominado “Milenio” y que ha sido causa de enorme discusión...