miércoles, 28 de abril de 2021

ESTUDIO de 1 TIMOTEO 6

Jeremías Ramírez 


Con este capítulo termina esta primera carta en el que Pablo le indica las últimas recomendaciones a Timoteo. Los primeros dos versículos en realidad pertenecen al capítulo anterior en el que aborda el trato que se le debe dar a las viudas (verdaderamente viudas), a los jóvenes, a los ancianos, pues en este le enseña cómo deben comportarse los esclavos con sus amos, sean cristianos o no. 

Y una vez más alerta a Timoteo sobre los falsos maestros y qué es lo que los motiva a enturbiar la doctrina: el dinero. Y esto le permite impartir una enorme lección sobre el peligro que entraña el amor al dinero, para luego contrastarlo con la verdadera riqueza.

Para sortear estos peligros llama a Timoteo a la dar la buena batalla de la fe, pero aún el tema de la riqueza la tiene en mente y expone una lección importante para aquellos hermanos que tienen dinero de modo que tengan cuidado en su manejo y que no se pierdan.

Y termina con un encargo especial que le hace a Timoteo. Vayamos pues al estudio.

Sobre los esclavos

1 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.

2 Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.

Se calcula que en el antiguo imperio romano había alrededor de 60 millones de esclavos a lo largo y ancho imperio romano que se extendía desde Inglaterra y España hasta Mesopotamia y todo el norte de África, y con esa cantidad de esclavos su presencia de en las nacientes iglesias de Asia y Europa era muy recurrente. 

En este contexto se da un fenómeno inédito: las nuevas relaciones que se crean a partir de que el cristianismo alcanza a la esclavitud. 

En este breve pasaje Pablo define dos tipos relaciones en las que los esclavos deben mostrar una buena conducta con sus amos, pues se requería que fuese también un área de testimonio de la nueva vida en Cristo. Estos dos tipos de relaciones son:

a) Esclavo cristiano - Amo no cristiano

b) Esclavo cristiano – Amo sí cristiano

En el primer caso, Pablo enseña que el esclavo cristiano debe considerar a su amo no cristiano con dignidad y honor. El hecho de que él sea cristiano no le da derecho a despreciar o considerar indignamente a su amo quien no tiene la bendición de conocer a Cristo. Y esta recomendación se puede aplicar a las relaciones laborales que actualmente tenemos muchos cristianos.

Uno de los desprestigios más profundos se ha dado en la relación laboral se da cuando el creyente considera indignamente su trabajo y a su patrón, y se comporta irresponsablemente. Como trabajadores, los cristianos estamos obligados a que la calidad y entrega de nuestro trabajo sea como si lo hiciéramos directamente para nuestro Señor, pues el trabajo secular es también es un área para dar Gloria a Dios; por ello, estamos obligados a realizar un trabajo responsable y de calidad, sin importar si el pago o el trato es justo. 

Desafortunadamente, creo que muchos hemos descuidado esta área e incluso hemos despreciado a nuestros patrones. Recordemos que no estamos trabajando por un salario únicamente, sino que además de ser una bendición tener un trabajo tenemos la oportunidad de ser misioneros de Cristo en nuestros centros laborales. 

El llamado es entonces a que hagamos de nuestro trabajo un centro de propagación del evangelio predicando con nuestra conducta, con nuestra responsabilidad, con nuestro compromiso. Las acciones hablan más fuerte que las palabras y son contundentes. 

Recordemos que el apóstol Santiago nos llama a demostrar nuestra fe con nuestros hechos. Si somos hijos de Dios nuestra conducta confirmará esta pertenencia a la familia de Dios.

Ahora, si el amo o si el patrón es cristiano hay algo adicional: es parte de nuestra familia espiritual, es nuestro hermano, y como tal nuestro compromiso debe ser mayor. Pablo dice: “sírvanles mejor”. No olvidemos que ser cristiano es una forma de vida continua, permanente, y no hay manera de separar lo que creemos de lo que hacemos. Si este divorcio existe, habrá que meditar si realmente somos hijos de Dios.

Si alguien enseña otra cosa, dice el apóstol en el versículo 3, “está envanecido, nada sabe y delira”, es decir, está fuera de lugar.

Piedad y contentamiento

3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,

4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,

5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

Este tipo de conducta, no es propia de un cristiano, es de alguien que no conoce a Cristo ni ha nacido del Espíritu, pues es propio “de hombres corruptos de entendimiento, privados de la verdad”, de los cuales, recomienda el apóstol, “apartarnos”.

A lo largo de la historia de la iglesia ha habido este tipo de personas que han, incluso, destruido iglesias completas, comunidades completas. Un ejemplo: el grado de corrupción que alcanzó la iglesia católica durante la Edad Media, y que generó el movimiento reformista de Lutero, Zwinglio, Calvino, Casiodoro de Reina, Cipriano Valera, y muchos otros, que en la centuria del 1500 comandaron una revolución espiritual muy importante, de la cual somos herederos.

Una característica de estos corruptores actuales y antiguos ha sido la ambición, el enriquecimiento, el dinero, por eso toman “la piedad como fuente de ganancias”.  Cuando veamos a algún dirigente que tiene inclinaciones a hacer dinero con el ministerio cristiano, es importante tomar distancia.

Un indicador de que la búsqueda del enriquecimiento no es parte de la conducta cristiana es observar la riqueza material del Señor o de los apóstoles. El investigador Warner Wallace nos dice en su libro Cristianismo, caso resuelto: “Los discípulos rechazaban cualquier riqueza material, pues creían que la verdad del evangelio brindaba vida eterna, algo que era mucho más valioso. Pablo describió su empobrecida situación financiera muchas veces, recordándoles a los lectores la situación de un apóstol: ‘Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija’.” (1 Corintios 4:11).

La verdadera riqueza

6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;

7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;

10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Para los hijos de Dios la verdadera riqueza está soportada en dos potentes pilares: la piedad, es decir, una vida entregada a Dios, y en el contentamiento. Este último significa la capacidad que nos da el Señor de valorar lo que Él nos ha dado y estar agradecidos, pues como dice en Mateo 6, si Dios viste a las flores con tal majestuosidad mejor que la de los reyes, como no nos dará también todas las cosas que necesitamos en la vida. Y si de todas esas cosas advertimos que tenemos sustento y abrigo, es decir, el pan nuestro de cada día, ropa y un techo y una cama, somos privilegiados y nuestro corazón debe rebozar de agradecimiento al Señor.

Sin contentamiento estamos expuestos a ser presa de muchos males, pues nuestro corazón (engañoso y perverso, dice el profeta Jeremías en el capítulo 17, verso 9) nos hará ambicionar la riqueza. Y esta ambición o amor, como escribe aquí el apóstol, es la raíz de muchos males y la resultante es ser traspasados por muchos dolores. 

Vean, la gente que se dedica a la delincuencia: todo el tiempo tiene que andarse cuidando de la policía, de los enemigos que buscan lo mismo que él, de su banda, de la codicia que los envuelve, de las traiciones, y muchos pierden la vida en los asaltos, en las cárceles, en los ataques de sus enemigos o de la gente enfurecida cuando los atrapan o bajo el ataque de los policías… 

Noten que en este versículo 10 Pablo no dice que el dinero sea malo sino el amor al dinero, ahí está el problema. Hoy la gente está ávida de dinero y muchas de las estafas se dan por este anhelo del dinero. 

Veamos un ejemplo: un delincuente le habla a alguien proclive al dinero y cuando le dice que ha ganado un gran premio y que para entregárselo debe depositar una cantidad y enviar sus datos. Resultado: en las noticias se informa con frecuencia como muchos se dejaron engañar pues era sólo una estafa. No había tal premio y entregaron su dinero y su información personal tratando de agenciarse una buena cantidad de dinero. 

Si estamos firmes en el Señor estaremos libres de caer en esas trampas, incluso de los mecanismos de los bancos que nos ofrecen préstamos abultados o tarjetas con un fondo excesivo. El contentamiento nos evitará caer en esas trampas. 

Cuando me hablan del banco para ofrecerme préstamos he visto con frecuencia que los promotores de estos “beneficios” no entienden y no aceptan que les diga que “no necesito dinero”, y tratan de convencerme con mil argumentos. Y están tan empeñados que a veces he tenido que colgarles la llamada.

La buena batalla de la fe

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,

14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,

15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,

16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

Hombre de Dios. Si somos hombres de Dios, mujeres de Dios, pueblo de Dios, el consejo del apóstol es que huyamos. ¿Por qué huir? Porque el poder corruptor del dinero es muy alto. Cuando estaba en la Universidad me tentaron varias veces. Una ocasión estuve a punto de caer, pero el Espíritu del Señor puso en mí una inquietud, una falta de paz, y al día siguiente fui con la contadora para que deshiciera el trámite. Ella me dijo cuando eliminó el trámite: “La paz no tiene precio. Si hubiera seguido se iba a meter en problemas. Qué bueno que decidió cancelar”.

Por ello, cuando nos ofrezcan dinero fácil o un gran negocio o en la calle alguien que supuestamente encontró un paquete de dinero y como lo vimos recogerlo nos quiere compartir la mitad, huyamos de inmediato. O bien, si alguien nos propone un buen negocio, pero nos damos cuenta que la forma de realizarlo va en contra de lo que la Biblia enseña, debemos rechazar tal oferta y huir, y no dejarnos presionar, dando pelea contra tales tentaciones. El apóstol Pablo llama a Timoteo (y a nosotros de paso) a “Pelear la buena batalla de la fe, echando mano de la vida eterna”. 

Es decir, en tales circunstancias pensemos que cualquier bien terrenal no tiene comparación con la vida eterna en la cual estaremos en presencia de Cristo. Esa es nuestra perspectiva. La ambición por el dinero puede meternos en problemas y su atractivo beneficio sólo es aplicable para la vida física. Pero nosotros, como los héroes de la fe narrados en Hebreos 11: 10, esperamos “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. 

Toda ambición debe terminar ante la expectativa de una vida eterna al lado de Cristo, de modo que el morir sea para nosotros ganancia y el vivir sea únicamente Cristo.

Por eso debemos guardar el mandamiento sin mácula, es decir, sin mancha, como un tesoro, hasta la llegada de nuestro Señor, por todo lo maravilloso que él es, como dice este verso 16: “el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén”.

Recomendaciones a los ricos

17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;

19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

En la iglesia primitiva también había gente de mucho dinero, personas de alto rango social, que fueron atraídas por el poderoso mensaje del evangelio. Y a pesar de que entregaban su vida a Cristo, les era difícil deshacerse del viejo estilo de vida. Los ricos, como todos los ricos del mundo, acostumbrados al poder que otorga el dinero les es difícil desprenderse de la dependencia a este. Recordemos al joven rico que cuando el Señor le dice que la única cosa que le falta es vender todo lo que tiene y darlo a los pobres se retira apesadumbrado, pues no fue capaz de desprenderse de su poderoso aliado, don dinero.

Y quien está acostumbrado al poder del dinero inevitablemente es altivo, orgulloso, y pone su confianza plena en dicho poder. Por ello, cuando una debacle económica torna a los ricos en pobres de la noche a la mañana, como sucedió en la caída de la Bolsa de Valores de Nueva York, en 1929, muchos de esos nuevos pobres, ya sin poder, se suicidaron.

De aquí que la advertencia del apóstol es sumamente pertinente no sólo para los que tienen mucho dinero sino incluso para nosotros que tenemos un salario que nos permite vivir sin apremios, a que no pongamos las esperanzas en nuestros ingresos y a que usemos nuestros recursos en buenas obras y que seamos dadivosos y generosos, y con ellos hagamos tesoros en el único lugar donde no se lo pueden robar ni tampoco se puede dañar: en el cielo, en donde la vida eterna se hace una realidad palpable.

Y subrayo, estas recomendaciones de Pablo no sólo son para los que tienen mucho dinero, sino para todos aquellos que nos hemos deslizado y hemos puesto la confianza en nuestras posesiones, en nuestros ingresos, por grandes o pequeños que sean.

Encargo final de Pablo a Timoteo

20 Oh, Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia,

21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.

Y culmina esta carta el apóstol Pablo con un redoble de tambores: Oh, Timoteo. Este nombre está formado por dos palabras: Timan, honrar y Theos: Dios.  Es decir: “el que honra a Dios”. Qué nombre más adecuado para un hombre de Dios como Timoteo. Y para honrarlo de la mejor manera, el apóstol le indica varias recomendaciones importantes que también nosotros debemos observar.

Primero: evitar las pláticas profanas, es decir, si valor, pues versan sobre temas intrascendentes, como se dan en muchos círculos amistosos en los que se habla sin pudor de cosas intrascendentes, incluso, degradantes, aunque estén avaladas por un supuesto conocimiento superior derivado de la falsamente llamada Gnosis, conocimiento. Es interesante que Pablo no usara la palabra Sofía, es decir, sabiduría, sino “gnosis”. Se ha traducido como “ciencia” pero creo que da un sentido equívoco pues ciencia es la actividad basada en el método científico que consiste en razonar, investigar y exponer los resultados, y comienza a utilizarse a partir de los trabajos del eminente físico y astrónomo italiano Galileo Galilei, en el siglo XVI, en la alborada de la Edad Moderna. 

La gnosis a la que se refiere Pablo es un fenómeno de conocimiento espiritual experimentado por los gnósticos (sectas cristianas primitivas del gnosticismo). Para los gnósticos, la gnosis es el conocimiento que es parte de la esencia humana. Es un conocimiento intuitivo, que no es el conocimiento científico o racional.

A este conocimiento, gnosis, inflado, fatuo y equívoco, es del que Timoteo debe evitar, pues se corre el riesgo de desviarse de la fe. Es muy importante seleccionar las mejores fuentes de información.

Este llamado a evitar las pláticas profanas vanas es un llamado a todos los que seguimos al Señor y evitar todo aquello que se dice es avalado por un conocimiento superior como lo afirman las enseñanzas de las sectas pseudo cristianas o contrarias como las gnósticas o místicas, mágicas, satánicas, cuya peligrosidad ha sido ampliamente divulgada, incluso las que se disfrazan de organizaciones de superación personal como el coaching organizacional o personal, que ya se han documentado sus riesgos. 

Por ello, nosotros, como seguidores del Señor atendamos los consejos y enseñanzas de la única fuente de verdad en la que podemos confiar: la Biblia, la palabra de Dios.


lunes, 26 de abril de 2021

ESTUDIO SOBRE LA CARTA A FILEMÓN


Jeremías Ramírez


Esta es una las cartas más entrañables de Pablo. En ella muestra la calidez que un cristiano totalmente entregado a Dios puede expresar. De entre todas las cartas que se conocen es la única carta personal (debe haber escrito más, pero es la única que conocemos). 

Pero no sólo podemos apreciar la calidez y el amor del apóstol para sus amigos y hermanos y para un esclavo que se ha convertido, sino además aborda el problema de la esclavitud. Y sin que haya sido su intención nos declara cómo se puede resolver un flagelo que ha lastimado en muchas épocas a la humanidad. 

La solución se logra cuando la relación amo-esclavo entra en la esfera de la redención cristiana, pues el amo ya no verá más a su esclavo como tal y el esclavo ya no lo verá como un amo sino que ambos se verán “…como hermanos amados”, pues en Cristo ya no hay diferencias sociales ni de género, ni de raza, sino todos somos uno en Él.

Esta redención social se alcanza tras la redención espiritual. Y es así porque fuera del Señor, es decir, en el mundo, “…tendremos aflicción” pues la justicia nunca se puede alcanzar en plenitud sin Cristo. Sólo cuando Cristo redime al ser humano del pecado, éste es capaz de reestablecer relaciones armoniosas con sus semejantes.

Y esta carta es un testimonio concreto, un ejemplo de esa redención espiritual que se extiende hasta alcanzar lo social. Vayamos pues al análisis de la carta.


Salutación

1 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,

2 y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:

3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Como en todas las cartas de Pablo inicia con un saludo de quienes están con el apóstol; en este caso, Timoteo. Aunque en la despedida vemos que había otros hermanos más con Pablo, solo agrega a Timoteo como remitente junto con él.

La carta está dirigida a Filemón cuyo nombre significa amable, generoso, y a esta característica se dirige Pablo. 

Filemón, según podemos deducir de la carta, era un cristiano con una fe “eficaz” centrada en Cristo, cuya labor y amor (amabilidad y generosidad) se ha hecho extensiva más allá de la iglesia que se reunía en su casa, bendiciendo a muchos hermanos. 

Su generosidad, además, lo lleva a abrir su casa para que se celebren ahí las reuniones. Se cree que era alguien con recursos económicos y es posible que su casa fuese grande, razón por la que se reúne ahí la iglesia. 

Estos recursos económicos le permitieron poseer esclavos. En ese entonces costaban en promedio 1500 denarios, es decir, el salario de poco más de cuatro años de un trabajador. Y no sabemos si aparte de Onésimo tenía otros esclavos. 

En este saludo no sólo incluye a Filemón, sino además a la “amada hermana Apia o Afia”, y a “Arquipo”. De Apia no se sabe nada, aunque se cree que era la esposa de Filemón; Y que Arquipo, era su hijo. 

Lo que sí sabemos de Arquipo —al menos eso dice esta carta— es que estaba involucrado en la extensión del evangelio pues Pablo lo llama “compañero de milicia”. 


El amor y la fe de Filemón

4 Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones,

5 porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;

6 para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús.

7 Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.


En estos cuatro versículos encontramos las virtudes de Filemón como cristiano: amor y fe hacia el Señor Jesús y hacia los hermanos, es decir, “a todos los santos”. Y Pablo ora por él para que la participación de su fe, como ya lo había dicho antes, “sea eficaz” de modo que lo conduzca al “conocimiento de todo bien que está en vosotros por Cristo”. 

Hay veces que vagamos por la vida sin darnos cuenta de qué manera nos ama el Señor, somos inconscientes de su amor por nosotros. Y es importante que sepamos con certeza como ese amor nos inunda, nos guía, nos sostiene, nos bendice, es decir, nos llena de todo bien.

Una fe eficaz, además, tiene repercusiones benéficas. Es decir, la fe no sólo es un asunto personal, sino que se hace extensiva a otros, pues nos dice el apóstol que por esa fe de Filemón “han sido confortados los corazones de los santos”.

Cabría preguntarnos ¿qué está haciendo nuestra fe por nuestros hermanos, nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos, la gente con la que entablamos alguna interacción en nuestras actividades cotidianas?

Si es poca la repercusión debemos orar al Señor para que haga que nuestra fe sea eficaz para confortar los corazones de quienes tenemos contacto y sufren, sobre todo, por la ausencia del Señor en sus vidas.


Pablo intercede por Onésimo

8 Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene,

9 más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo;

10 te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones,

11 el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,

12 el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.


Considerando las virtudes de Filemón y considerando la autoridad que en sí mismo tenía Pablo al ser apóstol del Cristo, advertimos que no la usa, aunque afirma que tiene libertad para hacerlo, sino que apela al amor, que debe ser el distintivo de todo cristiano. Recordemos que el amor es el primer fruto que el apóstol menciona en Gálatas 5:22. Y en Corintios 13 leemos que si no tenemos amor nada somos. Además, afirma que es anciano y prisionero de Jesucristo. La palabra que usa Pablo para “anciano” es “Presbytes” que se usaba para indicar el rango de edad de 49 a 56 años. A pesar de que no es una edad muy avanzada, a esa edad ya empezamos a sufrir ciertas limitaciones. El hecho que apele a Filemón usando esta condición y que es prisionero de Jesucristo, indica que, de alguna forma, necesitaba a alguien que le ayudara. Y Filemón había sido una excelente ayuda muy apreciada por Pablo.

Ahora bien, cabe preguntarse ¿quién era Onésimo para que el apóstol Pablo intercediera de esa forma tan profunda por él? Por lo que vemos en esta carta, Onésimo era un esclavo que se había fugado; quizá también un tramposo que había huido por alguna fechoría que cometió en contra de su amo, pero por la Gracia de Dios, ahora era un hijo de Dios, un amigo y ayudador de Pablo, alguien útil, servicial, a quien el Señor había redimido y limpiado de sus pecados, bajo la guía de Pablo, de modo que lo considerara su hijo. Por eso le tenía en gran estima. En Colosenses 4:9 lo menciona de esta forma: “…Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros”. “Amado y fiel hermano, y aquí lo llama “mi hijo… a quien engendré en mis prisiones”. 

No sabemos cómo fue que Onésimo se encontró con Pablo, quien estaba preso en Roma. Por los Hechos de los apóstoles sabemos que vivía como prisionero en una casa particular que él rentaba y era custodiado por un soldado a quien estaba encadenado. Y a esta casa había llegado Onésimo y, tras escuchar el evangelio, había aceptado a Cristo de tal manera que había impactado a Pablo, no sólo por su conversión y por su fe, sino además por la transformación que había tenido y que lo había convertido en una persona de alta fidelidad en el servicio. Pablo subraya con un juego de palabras este cambio. Para entenderlo es importante saber que la palabra Onésimo significa “útil”. Cuando había estado con Filemón era un No Onésimo, es decir, un inútil. Pero ahora ya era Onésimo, ya era útil.


13 Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio;

14 pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.


Y a pesar de que le era útil y que quisiera “retenerle” para que le sirviese en sus prisiones, decide enviárselo a su amo, a Filemón, pues reconoce que a él le pertenece. Filemón es su legítimo dueño y por lo tanto quien debe decidir el destino de Onésimo. 


15 Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre;

16 no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.

17 Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo.


Y le pide que lo reciba ya no como “esclavo” sino como “hermano amado”. En el versículo 16 vemos la trascendencia del evangelio en la resolución de problemas sociales. En el mundo se hacen marchas y protestas, exigiendo justicia, y cambios sociales o de conducta, y muchas veces estas protestas logran que los legisladores y los gobiernos acepten hacer los cambios, sin embargo, observamos que los problemas persisten. ¿Por qué? Porque la raíz del problema sigue viva y la promulgación de una ley o el reforzamiento de los instrumentos de justicia o el castigo a los culpables, no resuelve el problema. Para ello, es necesario que primero se elimine la raíz del mal. Esta raíz es el pecado. El pecado es quien tiene atado a la humanidad a una infinidad de desgracias. De modo que sólo se logra la resolución de los problemas cuando el pecado es arrancado del ser humano. 

Cuando esto sucede, como en este caso, vemos como el problema de esclavitud desaparece pues ahora ambos, amo y esclavo, establecen una nueva relación, ya no de sometimiento y de explotación, sino de “entrañable hermandad”.


18 Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta.

19 Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también.


En estos dos versículos se nos revela la causa de que Onésimo se haya fugado y haya abandonado a su amo: fue por algo malo que cometió. No sabemos la gravedad del daño, pero debió ser grande que lo obligó a huir. Y para la reparación (es entendible que Onésimo no tenía posibilidades de hacerlo por él mismo) Pablo no le pide a Filemón que le perdone, sino que él mismo se compromete a cubrirlo. 

Una lección que aprendemos en estos versículos es que lo que hayamos hecho en el pasado cuando no éramos cristianos, una vez que hemos sido perdonados y limpiados por el Señor, estamos obligados a reparar los daños, tal como Zaqueo lo hizo cuando el Señor estaba en su casa: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”. Entonces el Señor agregó: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”.


20 Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor.

21 Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.

22 Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.


Y concluye su intercesión por Onésimo confiando en que el gran amor de Filemón confortará el corazón de Pablo accediendo a su petición por Onésimo. “Te he escrito sabiendo de tu obediencia”, le dice, “que harás aún más de lo que te digo”. Muchos comentaristas ven aquí una sugerencia a que le de la libertad, pues al establecer nuevas relaciones ya no es posible continuar con una relación de sometimiento y explotación. 

Y finalmente le pide que le prepare alojamiento pues está seguro gracias a las oraciones de los hermanos en breve será liberado de sus prisiones y tiene el deseo de visitar a Filemón. 

Salutaciones y bendición final

23 Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,

24 Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.

25 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.


Cierra la carta mandando saludos suyos y de quienes lo acompañan. En primer lugar está Epafras. Recordemos que este hermano, cuando Pablo fue hecho prisionero en Roma, acudió a visitarlo con noticias favorables relacionadas con la iglesia colosense. Y permaneció fiel con el apóstol en Roma y, en cierto sentido, fue su «compañero de prisiones», como dice en esta carta. Pablo dio testimonio de la perseverancia que Epafras tuvo en la oración por Colosas, y de su trabajo tanto allá como en Laodicea y Hierápolis. (Colosenses 4:12-13).

Luego menciona a Marcos primo de Bernabé, a Aristarco, Demas (que en la Segunda Carta a Timoteo dice que lo había desamparado, amando este mundo, y se había ido a Tesalónica) y Lucas, el médico amado. 

Y como es su costumbre al abrir o cerrar una carta pide que la GRACIA del Señor sea con el espíritu de Filemón. Oh, cuánto necesitamos todos de la gracia de Dios todos los días de nuestra vida.

Por ello, yo también me despido de ustedes anhelando que la GRACIA DEL SEÑOR SEA CON TODOS los lectores de este estudio y de este blog.


lunes, 12 de abril de 2021

ESTUDIO DE LA PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES CAPÍTULO 2

Jeremías Ramírez

En este capítulo de Pablo da un giro al primer capítulo e inicia con una lista de su comportamiento ante los creyentes de cómo ejerció su ministerio en Tesalónica para contrarrestar los ataques y difamaciones en su contra. A pesar de ese era su objetivo, esta lista se puede usar como una guía para realizar el trabajo pastoral. 

Y esta lista no era una justificación, como en los discursos políticos, sino un resumen que les hiciera pensar y recordar a los creyentes de Tesalónica que esa fue su conducta. Al inicio dice: “porque vosotros mismos sabéis”. Analicemos esta lista para entender su valor orientativo para cuidar la grey:

Ministerio de Pablo en Tesalónica
1  Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana;
2 pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.
3 Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño,
4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
5 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;
6 ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.
7 Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.
8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.
9 Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
10 Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes;
11 así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros,
12 y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.

Estos 12 versículos son una invaluable joya de enseñanza para quienes presiden una iglesia. Y cada día habría recordarla para buscar de esa manera servir a los hermanos de quienes somos responsable. Hagamos un resumen puntual:

1. Trabajó con denuedo, es decir, con valor, energía y decisión.
2. Su trabajo no procedió de error, ni de impureza, ni fue por engaño.
3. Nunca usó palabras lisonjeras, ni encubrió avaricia.
4. Trabajó de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno.
5. Se comportó de manera santa, justa e irreprensible con los creyentes
6. Exhortaba y consolaba como el padre a sus hijos, y
7. Se encargaba que anduvieran como es digno de Dios.

Quien preside una iglesia debería cuidar así a su grey: con entrega, esfuerzo, analizando que en su motivación no haya rastro de error, impureza y engaño, ni usar palabras lisonjeras sino hablar con la verdad apegado a las escrituras; no aprovecharse económicamente de los hermanos; comportarse santa, justa e irreprensible y exhortar, es decir, orientar con autoridad, consolar a los débiles y encargarse de que su conducta fuera digna de Dios.

Si se trabajara así en la iglesia se podría ver cómo florecería como una planta fuerte y vigorosa, testimoniando con poder hacia los de afuera.

Pero pasemos al objetivo principal de esta lista.

En el versículo 3: dice que …nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño. Como ven hay tres acusaciones: Que su predicación era falsa y que los había engañado y que sus motivos eran impuros. 

La palabra que se usa aquí para impureza es akatharsía que tiene ver con la impureza sexual. Quizá malinterpretaban la costumbre de los cristianos el beso de la paz (1 Tesalonicenses 5:26) y hablaban de sus fiestas del amor. No le era difícil que una mente sucia lea en estas frases lo que no contenían. Y que su predicación estaba encaminada astutamente a engañar a la gente. 

En el versículo 4 advertimos que lo acusaban de ser complaciente. Por ello, escribe que él y los hermanos que siempre lo acompañaban, que fueron “…aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio”. No por hombre sino por Dios. Y afirma: así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

La palabra que se utiliza para adulación es kolakeía que siempre indica lo que se hace para sacar dinero. En la Iglesia primitiva había quienes trataban de sacarle partido a su cristianismo. En la Didajé o La Doctrina de los Doce Apóstoles, que fue primer libro de orden eclesiástico, dice: «Recibid al apóstol que vaya a visitaros como al Señor. Que se quede con vosotros un día, y, si es necesario, también el siguiente; pero si se queda tres días, es un falso profeta. Y cuando el apóstol se despida, no le deis más que pan hasta que llegue a su morada. Pero si pide dinero, es un falso profeta.» Y agrega varias indicaciones más. 
Pablo ni por asomo usó estas estratagemas engañosas. Su conducta, como podrán recordar los tesalonicenses fue irreprochable.

Decían que Pablo buscaba la aprobación y la alabanza de la gente en vez de la de Dios. Probablemente aquello surgiría del hecho de que predicaba la libertad del Evangelio y de la gracia frente a la esclavitud del legalismo. 

En el versículo 7 podemos deducir que a Pablo le acusaban de ser un dictador, pero su gentileza era la de un padre prudente. Su amor sabía ser firme. Para él, el amor cristiano no era una sensiblería; sabía que las personas necesitaban disciplina, no para castigarlas, sino para bien de sus almas.

Por eso escribe que: “fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 

Es probable que acusaban a Pablo de buscar la aprobación de la gente en vez de la de Dios, de quedar bien como los políticos. Y ello surgiría del hecho de que predicaba la libertad del Evangelio y de la gracia frente a la esclavitud del legalismo y cualquiera que predique el Evangelio del gozo encontrará calumniadores, que es exactamente lo que sucedió con Jesús, y con Pablo. 

En el versículo 11 les recuerda a los creyentes tesalónicos cómo fue su cuidado con ellos: santa, justa e irreprensible y, como un padre a sus hijos, exhortaba y consolaba y les encargaba que anduviesen como es digno de Dios, que los llamó a su reino y gloria.

Esto es algo importante para todo cristiano: su conducta, en cualquier lugar: trabajo, reuniones sociales, relaciones familias y, en hasta la intimidad, debe ser DIGNA DE DIOS. Ser digno de su reino y gloria requiere una conducta aprobada. Como Pablo le dice a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)

Y les reconoce como recibieron la palabra:

13 Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

Y esta manera de recibir la palabra como de Dios y no de hombres hizo que se lograran ser iguales, o similares, a la iglesia de Judea, pues habían enfrentado los mismos sufrimientos, indicador que iban bien, pues, afirma en la carta a Timoteo 3:10: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…” 

14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos,
15 los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres,
16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.

Ausencia de Pablo de la iglesia

Y ahora Pablo habla de su ausencia física, pero no espiritual y su enorme deseo de verlos personalmente; sin embargo, hubo un estorbo satánico.

17 Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro;
18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo, ciertamente, una y otra vez; pero Satanás nos estorbó.

Satanás le bloqueó en el camino cuando quería ir a Tesalónica. La palabra que usa es enkóptein, que es el término técnico para poner un bloque en medio de la carretera para impedir el paso de una expedición. La labor de Satanás consiste en poner obstáculos en el camino del cristiano, pero la nuestra debe ser vencerlos. 
Y culmina este pasaje con un reconocimiento de qué significan para él los hermanos de Tesalónica:

19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?
20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo.

Dice que los tesalonicenses eran su corona. En griego hay dos palabras para corona. Una es diádéma, que se usa casi exclusivamente refiriéndose a la corona real. La otra es stéfanos, que se utiliza casi exclusivamente para designar la corona del vencedor en alguna contienda deportiva. 

Stéfanos es la palabra que usa aquí Pablo. El premio que apreciaba el apóstol en la vida era ver a sus convertidos vivir de acuerdo con el Evangelio. 

La mayor gloria y gozo de una creyente está en las personas que haya ayudado en el camino de Cristo. 
Nada que podamos hacer será un mérito ante Dios; pero al final, las estrellas en la corona de un siervo fiel serán los que haya guiado a Jesucristo: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 3:10

De esta manera llegamos al final de este estudio. Espero en el Señor que sea de provecho para crecer más en el conocimiento de quien nos ha redimido y comprobar cuál es su buena agradable y perfecta.
Que el Señor les bendiga. No olviden que Él es bueno y para siempre es su misericordia. 


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