miércoles, 13 de octubre de 2021

ESTUDIO SOBRE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO CAPÍTULO 2: Falsos profetas y falsos maestros

Jeremías Ramírez

El segundo capítulo de la de Segunda Carta del apóstol Pedro es muy importante para los cristianos porque Pedro habla fuerte y claro en contra de los falsos maestros y subraya la peligrosidad de sus enseñanzas. 

Al igual que el apóstol Santiago y el apóstol Pablo, Pedro se enfrentar esta plaga que se presento muy temprano en la iglesia y que nos acompañará hasta el final de los tiempos.

En ese entonces, los falsos maestros formaban parte de dos grupos: los judaizantes, por un lado; y el gnosticismo, por otro, que se estaba apenas configurando en ese tiempo. Hoy hay muchas “herejías”: como muchas de las sectas hasta los pseudocristianos como los del evangelio de la prosperidad. Y algunos de ellos parecen muy bíblicos, pero si prestamos atención, de pronto descubrimos las hebras de la mentira entreveradas con las hebras de la verdad. Esa es una estrategia que Satanás ha utilizado desde Adán y Eva hasta nuestros días.

Por eso es importante estudiar con detenimiento este capítulo en el que Pedro advierte de las consecuencias que traen consigo estos falsos maestros, equiparados con los falso profetas del Antiguo Testamento. Y quienes recibirán los mismos castigos que los falsos profetas por osar desviar al pueblo de Dios. 

Y esto nos sirve también para evitar ser arrastrados por enseñanzas dolosas, falsas, malintencionadas aunque estén recubiertas de una delgada capa de verdad, que puede engañarnos. Y advertirnos los riesgos que corremos si nos dejamos seducir.

Para evitar la contaminación de los falsos maestros requerimos, por un lado, aprender a identificarlos; y por otro, conocer a fondo la palabra de verdad para darnos cuenta cuando una falsa enseñanzas está tratando de implantarse. Recordemos que Eva fue tentada por satanás citando las palabras de Dios: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”. Y con a Señor le dijo: “Si eres hijo de Dios…”, pero el Jesús contestaba siempre: “Escrito está…”. De aquí la importancia de conocer las escrituras para que con ellas sepamos como responder a las falsas enseñanzas.

1  Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.

2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 

3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Notemos que inicia con una claúsula adversativa, pero, que así como hubo buenos profetas (que vimos en el capítulo 1) también hubo profetas falsos cuyos objetivos fueron perversos. Ahora, en la iglesia, al igual que aquellos, se están levantandos falsos maestros tan peligrosos como los falsos profetas. Recordemos que los gobernantes y el pueblo, en tiempos de Jeremías, no escucharon las advertencias de Dios por boca de Jeremías y, como consecuencia, fueron esclavizados por los babilonios. 

Analicemos como fueron los falsos profetas porque tienen las mismas carácterísticas de los falsos maestros que ya estaban buscando pervertir a la iglesia. 

1) Los falsos profetas están más interesados en buscar su fama esparciendo mensajes agradables. Pueden decir “Paz, paz, pero no hay paz” (Jeremías 6:14).

2) Iban tras la ganancias personales. En Miqueas 3:11 nos dice: “…sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros”. Y aquí Pedro les dice que por “…por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”. 

3) Y su vida personal era un desastre moral. En Isaías 28:7 vemos que: “…el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio”. Y su mal ejemplo es imitado por quienes han sido engañados por ellos. Y Pedro aquí afirma que “muchos seguirán sus disoluciones”. Si pudiéramos revisar la vida moral de los falsos maestros, muchos de ellos salen en televisión, escriben libros y son famosos, veríamos que son un desastre moral.

4) Y con sus falsas enseñanzas descarrían a quienes los escuchan. En Jeremías 23 leemos: “…he aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas…”. Es decir, introducen herejías destructivas, como negar al Señor. En Juan 2:23 nos dice: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”. Para poder detectar una falsa predicación o falsa enseñanza es muy importante que conozcamos a fondo la Biblia. Cuando Satanás trató de tentar al Señor, su respuesta fue: “Escrito está…”. Pero cómo podremos defendernos si no sabemos lo que está escrito.

En resumen, vemos en la actualidad muchos falsos maestros que repiten este patrón: buscan su fama, van tras las ganancias personales, y su vida licenciosa arrastra a sus seguidores y sus falsas enseñanzas alejan a las personas del Señor. 

Todo falso maestro podemos identificarlo poque repite este patrón de conducta, y no importa que hable muy bonito y su mensaje parezca convincente, si hay estos elementos es un falso maestro y debemos alejarnos de inmediato. 

Y no sólo pervierte a los cristianos sino que su mala conducta, desde entonces hasta la fecha, ha manchado el evangelio y ha sembrado en la gente una mala imagen del Señor y de la iglesia, al grado que la gente profiera blasfemias contra los cristianos, como se ve actualmente en los ataques que recibimos como cristianos, por ejemplo, en las redes sociales.

Y es importante que entendamos que estas enseñanzas acarrean sobre quienes las propagan como sobre quienes las aceptan, destrucción, tal como sentencia el Señor en Deuteronomio 13:5, sobre los falsos mensajeros divinos: “Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses”.

Y para rematar este breve discurso introductorio sobre los falsos maestros les recuerda que Dios no puede ser burlado: pues no sólo el hombre segará lo que sembró, sino cualquier ser existente, aun los ángeles. Pedro nos muestra aquí tres casos que recibieron inevitablemente el castigo por su conducta pecaminosa.  

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

Este es el primer caso: los ángeles pecadores. En Génesis 6:1-2: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios (es decir los ángeles) que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas”. Es decir, abandonaron su morada para pecar con las hijas de los hombres. En Judas 6 leemos: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día…” Y es probable que sus actos pecaminosos fueran lo que encontramos detallados en el libro de Enoc, un libro apócrifo. Ahí nos dice, en el capítulo 7, que “…comenzaron a enseñarles (a las mujeres que tomaron) la brujería, la magia y el corte de raices…”. Y todo esto provocó, como dice este libro en el capítulo 8: “…que los hombres estaban siendo aniquilados. Y en el 9 que: “…había mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de injusticia y de la violencia que se cometía sobre ella”. 

Por esta razón, nos dice Pedro, que Dios “los arrojó al infierno, o tártaro, como dice en el original griego, a prisiones de oscuridad o pozo, como algunos exegétas afirman. 

5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;

Este es el segundo caso: aquellos que recibieron la advertencia de Noé y no la aceptaron sino que siguieron incidiendo en su vida pacaminosa. En Génesis 6:11-13: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra”.

Esta terrible condición pecaminosa y corrompida no perdonó Dios, tras advertirles reiteradamente pues Noe fue su “pregonero de la justicia”. Él fue quien les advirtió por mucho tiempo la sentencia de Dios. Y el arca misma era en sí un anuncio del castigo que iba a caer sobre ellos. Y todos los años que Noe se tardó para la contrucción del arca, fueron años también de advertencia. 

Al final, sólo se salvaron “el octavo Noe”, como dice el original, junto con siete personas que conformaban su familia. 

6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,

7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados

8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),

Y el tercer caso son los habitantes de las ciudades de Sodoma y Gomorra. Nos dice el Genesis 18:20 y 21 que Dios le declaró a Abraham lo que iba a hacer con respecto a estas dos ciudades cuya corrupción había llegado al extremo: “Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí…”

Abraham, a pesar de todo, intercede por estas ciudades: Y le dijo Abraham a Dios: “¿Destruirás también al justo con el impío? No, eso no iba a hacer Dios, pero cuántos justos había allí.  Abraham empezó con una cifra de cincuenta justos y fue bajando la cifra hasta 10, pero no, no hubo en esas ciudades ni 10 justos. Al final, sólo se salvó Lot y sus dos hijas. Su esposa miró atrás a pesar de que se le advirtió que no lo hiciera; y sus yernos les “pareció como que Lot se burlaba de ellos cuando les dijo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad”, y no le creyeron.

Es terrible pensar que Lot habia elegido vivir en esa zona porque “…vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra”. Nos dice proverbios “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte”. Sí, Lot eligió mal porque vio los campos pero no a sus pobladores y terminó en medio de una sociedad corrupta y pecaminosa. 

Al final, nos dice Pedro, Lot estaba “abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos)… Por esta actitud de rechazo a lo que veía a su derredor Dios lo rescata de la destrucción, pues…

9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;

10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío.

Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, 

11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.

Sí, el Señor sabe librar de tentación a los que le aman y le obedecen. Esta es nuestra confianza y un indicador de que somos  de él cuando vemos como nos libra de caer en las garras del pecado. “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”, nos dice en Salmos 27:1. Y en Proverbios 1:33: ”Mas el que me oyere, habitará confiadamente. Y vivirá tranquilo, sin temor del mal”.

Los malvados, que aquí Pedro retrata con nitidez, vemos que son:

1) Personas dominadas por sus deseos, siguiendo la carne, andando en concupiscencias e inmundicia. 

2) Son insolentes, pues desprecian el señorío del Señor. 

3) Son atrevidos y contumaces, pues, como dice un comentarista: “no tienen consideración ni para la apelación humana ni para la dirección divina, y por ello no temen hablar mal de las potestades superiores. Para ellos no existe el mundo espiritual, han olvidado que hay cielo, “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”, afirma Pablo en Romanos 1:21.

12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,

13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.

14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.

Judas habla de estos malvados y los describe de la misma manera: “Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales”. (Judas 1:10).

Si pudiéramos investigar a los falsos maestros actuales encontraríamos que se ajustan a estas descripciones. 

Hablan mal de lo que no entienden

Son proclives a los deleites que buscan con afán

Se enorgullecen de sus errores

Son adulteros hasta en su manera de mirar

No se sacian de pecar

Seducen a las almas inconstantes

Son codiciosos

Por todo esto, están bajo maldición, nacidos para ser destruidos.

15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,

16 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta.

Pedro nos dice que se extraviaron porque siguieron el mismo ejemplo, la misma conducta que Balam; de hecho, Balam se convirtió en el prototipo de falso profeta. Se cree que su nombre significa “glotón”, “devorador”, entre otros significados. Y es el único quien es reprendido por su propia asna. 

La historia de Balam la encontramos en Números 22-24 en donde se nos narra que es convocado por Balac para que maldiga al pueblo de Israel y así evitar la amenaza que representaba para los pobladores de esos lugares. Y luego aparece en el 31:16 pervirtiendo a Israel y en el 31:8 donde nos informa de su muerte cuando los israleitas pelearon contra Madián. 

Como todo profeta falso, Balam era proclive a dos caracteristicas perniciosas que los distingue:

1) Era codicioso. Balac acude a solicitar sus servicios enviando a “los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano…” Así que profetizaba a cambio de dinero, tal y como vemos a los nuevos predicadores que se enriquecen de los feligreses.

2) Era un pervertidor, pues enseñó a pecar a Israel. En Números 31:16 leemos que “…He aquí, por consejo de Balaam ellas (las mujeres madianitas) fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová”. Así que, igual los falsos maestros, arrastran a sus oyentes a pecar. Y en Apocalipsis 2:14, en el mensaje que el ángel le manda a la iglesia de Përgamo: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación”.

17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.

18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.

19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

Las características de los falsos profetas es que ofrecen lo que no tienen, por eso Pedro les llama “fuentes sin agua”, en contraste con el Señor que ofrece agua espiritual que quien la bebe “no tendrá sed jamás”.

También les dice: “nubes empujadas por la tormenta”. El sustantivo que usa Pedro, nos dice don Samuel Pérez Millós, denota bruma, es decir, nubes de poco peso, dispersas, que no tienen agua. 

Cabe señalar que todo lo que no proviene de Dios son promesas huecas, que pueden ser muy atractivas, pero no tienen nada. Y muchos caen en el engaño buscando donde no hay nada, como los judíos en tiempos de Jeremías que “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:13)

Fuentes sin agua son sus palabras vanas, es decir, sin valor, y cuyo objetivo es pervertir sobre todo a los que están apenas empezando a conocer las verdades de Dios, y que no han podido o no han querido crecer y fortalecerse espiritualmente. Creyendo que hay libertad en lo que ofrecen estos falsos maestros (que hay muchos) caen en la esclavitud del pecado, esclavitud a la que ya están sujetos sus falsos maestros.

Por eso, hermanos, es muy importante, crecer espiritualmente alimentándonos todos los días de la palabra del Señor. Sigamos el consejo de un hermano chino quien decía: “Primero desayuno espiritual; luego, desayuno material”. Si usted no se fortalece con la palabra de verdad está indefenso contra las falsas enseñanzas. Lea su Biblia todos los días, aprenda de memoria todos loas pasajes que pueda y si hay alguna parte que no entiende, vaya con los hermanos de mayor experiencia y pregunte. Nunca se quede con la duda. Tome en consideración esta advertencia del apóstol Pedro:

20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.

21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Este es el riego. Si a estos hermanos inmaduros o principiantes el conocimiento del Señor Jesucristo le había abierto la puerta para escapar del pecado del mundo, son arrastrados de nuevo al pecado, y si ya era terrible su situación anterior, ahora es peor. He conocido personas que empiezan con mucho entusiasmo y de pronto desaparecen y cuando los volvemos a encontrar su situación es terrible. Así conocí un muchacho en la iglesia de Cuajimalpa, que venía de la drogadicción, y era muy entusiasta. Dejé de verlo por varios años. Cuando supe de él estaba en la cárcel y al parecer le habían dado una condena muy larga.

  • Dice Pedro: “mejor no hubieran conocido el camino de la justicia”. Y estas advertencias también nos alertan a quienes ya tenemos tiempo en el Señor a no dejar sólos a los que inician en el camino del Señor. Nos dice Pablo en Gálatas 6:1: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”. Y en Santiago 5: 19-20: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”.
  • Si no es grato ver a un perro comer su propio vómito o un cerdito o cerdita, recién bañada, o cualquier animal que hemos limpiado, volverse a revolcar, incluso cuando el pelo ni siquiera se les ha secado, es peor ver a alguien se que se interesa en el evangelio dar vuelta atrás y volver a una vida reprochable.
  • Por todo lo que nos enseña Pedro en este capítulo sobre los falsos maestros, hermanos, es muy importante no sólo cuidarnos de las malas enseñanzas que como virus nos infectan y cuya vacuna es la Palabra, sólo la Palabra que está en la Biblia, la cual debe abundar en nosotros, sino también debemos aprender a detectar a estos falsos maestros y debemos ayudar y orar por nuestros hermanos más débiles que pueden ser engañados.

Que el Señor les bendiga y les guarde.  




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