martes, 25 de mayo de 2021

EL REPOSO QUE DIOS NOS OFRECE. Estudio sobre el capítulo 4 de Hebreos

Jeremías Ramírez


Introducción

El gran tema de este capítulo es el REPOSO e indica de qué manera el creyente entra a ese reposo, y qué tan importante es no repetir el error de los antiguos israelitas que, liberados por Moisés de la esclavitud egipcia, no lograron entrar al REPOSO que Dios les ofreció y se quedaron vagando 40 años en el desierto.

En este capítulo hace un paralelismo entre la iglesia y el pueblo de Israel para advertirnos que lo mismo que le sucedió a los israelitas nos puede suceder a nosotros, es decir, que nos perdamos el privilegio de entrar en reposo y vivir, como todo mundo, atemorizado por las circunstancias de la vida. 

La causa por la que Dios juró que los israelitas no entrarían en su REPOSO es subrayada al final del capitulo 3 con una serie de preguntas: 


1. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?

2. ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?

3. ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?


¿Cuál fue esta desobediencia? En el 3:19 vemos que no pudieron entrar “a causa de incredulidad”.

Por lo tanto, el autor nos recomienda “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones…”

Ahora bien, ¿qué era ese reposo que no lograron obtener los israelitas? Ese reposo era la posesión y disfrute de la tierra prometida donde pudieron haber descansado de los 400 años de esclavitud y disfrutar por fin la libertad en plenitud que Dios les brindaría en una tierra en la que fluía leche y miel, y su presencia les garantizaba una vida en abundancia, paz y armonía. Y es justamente lo que Jesús nos promete: “Porque yo he venido para que tenga vida y la tengan en vida en abundancia” (Juan 10:10).

Este propósito se malogró por su “…corazón malo de incredulidad…”. Por ello, para que nosotros no perdamos la oportunidad de entrar a su reposo, debemos exhortarnos “…los unos a los otros cada día […] para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado”.

En el capítulo 4 continua con el tema, pero dirigido directamente a los destinatarios de este escrito en particular, y en general, a los cristianos de los siglos venideros.


1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:

    Por tanto, juré en mi ira: “No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo”.


Aquí vemos que la promesa de entrar en el reposo de Dios es vigente para nosotros, pues nos dice: “…no sea que permaneciendo la promesa…” la cual se nos ha anunciado”. Pero el riesgo que corremos de no entrar en el reposo del Señor es cuando nos damos cuenta que la vida cristiana tiene dificultades y presiones externas. Pablo le escribe a Timoteo: “… todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución… “(2 timoteo 3:12), una advertencia que habría que considerar más en ciertas épocas y países que en otras. 

Cuando los doce espías israelitas recorrieron la tierra prometida diez regresaron con una visión pesimista y se asustaron porque: “…el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac […] Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros […] La tierra por donde pasamos […] es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos […] son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros […] como langostas…” Y tal parece que esa opinión era respaldada por todo el pueblo. (Números 13:28-33).

Repito: a nosotros, que también “…se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos…”, podemos caer en el mismo error, pues cuando nos enfrentamos ante los problemas de la vida o, como acabamos de experimentar en esta pandemia en la que el mundo se puso de cabeza y la gente entró en estados de pánico, muchos creyentes también se asustaron, y, como dice el versículo 1, nos comportamos como quien vive sin Cristo, como si “…alguno de vosotros parezca no haber alcanzado”, pues hemos sido presas del miedo.

No es una novedad que en el mundo tendremos aflicción, pero el Señor promete a los suyos que confiemos porque el ha vencido al mundo y nos puede brindar la paz de vivir en su reposo. Por ello la invitación del Señor es: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11:28-30).

En muchas partes, tanto en el Nuevo como en el Viejo Testamento, vemos esta promesa. Estos son algunos pasajes:


  1. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10).
  2. Jehová es mi pastor; nada me faltará. / En lugares de delicados pastos me hará descansar; / Junto a aguas de reposo me pastoreará. / Confortará mi alma; / Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. / Aunque ande en valle de sombra de muerte, / No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; / Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. / Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; / Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. / Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, / Y en la casa de Jehová moraré por largos días. (Salmo 23)
  3. “El que habita al abrigo del Altísimo / Morará bajo la sombra del Omnipotente. / Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; / Mi Dios, en quien confiaré. / El te librará del lazo del cazador, / De la peste destructora. / Con sus plumas te cubrirá, / Y debajo de sus alas estarás seguro…” Salmo 91.
  4. “Bienaventurado el varón … que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, / Que da su fruto en su tiempo, / Y su hoja no cae; / Y todo lo que hace, prosperará. (Salmo 1:1-3)
  5. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33


Y a los israelitas “…no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron”.

Ahora bien, (v.3) para “…los que hemos creído entramos en el reposo…”. La pregunta es entonces: ¿Creemos realmente en Dios? ¿Caminamos en esta vida confiando en Él?, ¿Podemos decir como Pablo “Ya no vivo yo sino Cristo vive en mi?”.

Si esto es así, es que vivimos por fe y hemos entrado en su reposo, de modo que podemos caminar con la certeza de su presencia en nuestras vidas y nada nos apartará de su amor, ni la muerte, ni la vida, ni lo alto ni lo profundo ni ninguna cosa creada”. Porque si vivimos, para él vivimos, y si morimos, para él morimos… Y todo ello porque hemos entrado a su reposo. 

Sin embargo, a los que no han creído, dice: “ Por tanto, juré en mi ira… no entrarán en mi reposo”


4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.


Este versículo 4 nos afirma que el día de reposo fue creado por Dios para nuestro descanso; pues Él mismo, al terminar la creación, “reposó de todas sus obras en el séptimo día”. Es un gran privilegio y una enorme bendición que los creyentes, los que somos hijos de Dios, podemos caminar por este mundo soportados por la poderosa mano de Dios. 


5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.

6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,

7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:

    Si oyereis hoy su voz,

    No endurezcáis vuestros corazones.


Para que esta bendición del reposo de Dios se haga realidad en nuestras vidas es importante que “si oímos hoy su voz NO ENDUREZCAMOS NUESTRO CORAZONES. 


8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.

9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.


Cuando finalmente los israelitas entraron a tomar posesión de su la tierra que Dios les había prometido no tuvieron realmente el reposo en plenitud, pues aún persistía su incredulidad y pronto empezaron a tener conflictos, conflictos que aun siguen vigentes como lo acabamos de ver estos últimos días en su confrontación con los palestinos, particularmente con Hamas, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina.

Por tanto, dice el versículo 9, “queda un reposo para el pueblo de Dios y ese reposo es Cristo. Él nos libra del agobio del pecado y sobre Él podemos echar nuestras ansiedades “…porque él tiene cuidado de vosotros” nos dice el apóstol Pedro (I Pedro 5:7). Libres del agobio del pecado podemos alcanzar el reposo para nuestras almas del mismo modo que Dios ha reposado de sus obras.


11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.


Si no tenemos esta paz en nuestros corazones y una paz que “sobre pasa todo entendimiento”, es que sigue habiendo resabios de incredulidad en nuestros corazones. Y si queremos descansar en su reposo procuremos entrar sin que ninguno caiga en desobediencia por el pecado.


12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.


Pareciera como que en este versículo 12 cambia de tema, pero sigue hablando del reposo. Pensemos como cuando se nos ha enterrado una espina profundamente y sólo logramos descansar cuando hurgamos hasta lo profundo y logramos arrancarla del todo. Así el pecado que se hunde de tal manera en nuestra vida y que no logramos detectar, pero ahí sigue generando problemas y dolores y provocando la angustia que nos acosa y no impide reposar en el descanso del Señor. 

Por eso David escribe en Salmos 19:12: “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos”. 

Y es la palabra, viva y eficaz, cuando penetra hasta lo más profundo de nuestro corazón, la que puede librarnos de las “espinas profundas del pecado”. Pedro lo entendía bien pues fue él quien le dijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”. (Juan 6:68). Gracias al Señor que “no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia” (Hebreros 4:13).


Jesús el gran sumo sacerdote

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (confesión).

15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.


Ahora bien, si lo que nos frena de entrar plenamente en el reposo de Dios sea que pensemos que el Señor no puede entender nuestros problemas, tenemos que considerar que el es nuestro sumo sacerdote que puede comprendernos porque “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Es decir, que Él sufrió todo lo que nosotros podemos padecer, incluso el acoso del pecado, y aun más, pues mientras nosotros caemos, él se mantuvo firme, por eso dice al final de este versículo 15: “…pero sin pecado”. 

Cuando fue tentado por Satanás en el desierto tras un periodo larguísimo de ayuno de 40 días, resistió y no cedió ante las sugerencias malignas, cosa que, por ejemplo, Eva no pudo resistir ante la tentación frente al árbol del bien y del mal. 

Yo no sé que es no comer 40 días y qué tan terrible es el hambre que se experimenta, pero nuestro Señor sí lo sabe y aun así no cayó en la tentación de Satanás.

De modo que teniendo conciencia de que Él entiende todas nuestras debilidades, podemos acercarnos confiadamente a su trono de gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia, que es el mejor socorro que podamos tener, pues “…la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. 

Hermanos, ante la amenaza del contagio, de la violencia, la estrechez económica, la enfermedad, los problemas familiares, y todo aquello que nos amenaza y que en muchas ocasiones nos hace que nos sintamos que estamos solos, desamparados, y nos llene de temor y nos cueste, incluso, conciliar el sueño, estamos en el mejor momento para entrar en el reposo del Señor. Por ello, “…Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”. ¿Qué necesitamos? Creer, pues “…al que cree todo le es posible”, como el dijo el Señor a ese padre de familia en Marcos 9:23.

Entremos pues a su reposo nosotros, los que hemos creído en Jesús y prediquemos de esa manera a un mundo atemorizado por la violencia o por el contagio de los virus.


lunes, 24 de mayo de 2021

EL EVANGELIO LLEGA A LOS GENTILES E INICIA CON UN MILTAR ROMANO (HECHOS 10: 1 al 12:11

                                                                                                                                            Jeremías Ramírez

Introducción

El capítulo 10 del libro de Los Hechos es muy importante pues narra el momento en que Dios abre la puerta a los gentiles, una puerta que nunca más se cerrará, pese a cierta resistencia de los primeros judeocristianos quienes pensaban que la salvación era para el pueblo de Israel. 

Cuando Pedro regresa a Jerusalén después de su encuentro con Cornelio, su familia y amigos, los “que eran los de la circuncisión discutían con él “¿Por qué has entrado en casa de hombre incircuncisos y has comido con ellos?” Pedro les relata por qué fue con ellos y qué sucedió en la casa de Cornelio y exclamaron: “¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”.

Pedro fue el elegido para esta operación y el beneficiario y primer gentil de la iglesia de Cristo fue uno de los odiados invasores, un militar romano, un centurión llamado Cornelio, y de paso varios de sus soldados, sus amigos y sus familiares (no se sabe cuántos).

Presentación de Cornelio en el relato bíblico y su contexto geográfico, laboral y religioso

1. Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,

2. piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.


Cesarea

Era una ciudad romana fundada por el rey Herodes el Grande en el siglo I a.c. sobre un lugar llamado la Torre de Straton. Y le puso el nombre de su protector, el emperador César Augusto. La ciudad fue descrita en detalle por Flavio Josefo (Antigüedades XV, 331 y ss.; La guerra I, 408 y ss.). Era una ciudad amurallada, con el puerto más grande de la costa este del Mediterráneo. Su templo, dedicado a César Augusto, estaba sobre un basamento que daba hacia el puerto. Tenía, acorde a la tradición imperial, edificios públicos y sofisticadas instalaciones de esparcimiento. 

En esta ciudad Herodes construyó un palacio que se encontraba sobre un promontorio rocoso sobre el mar en la parte sur de la ciudad. Su gran complejo arquitectónico medía 110 x 60 mts., con una piscina decorativa rodeada por pórticos. 

En el año 6 d.c., se convirtió en sede de los procuradores romanos de la Provincia de Judea y allí se instalaron los cuarteles de la X Legión Romana . En los siglos II y III, la ciudad se expandió y se convirtió en una de las más importantes en el área oriental del Imperio Romano, definida como la "metrópolis de la provincia de Siria Palestina".

Cesárea desempeñó una importante función en la temprana historia cristiana. Allí tuvo lugar el bautismo de Cornelio (Hechos 10:1-5); de allí zarpó Pablo para sus travesías por el Mediterráneo oriental y años más tarde estuvo allí prisionero y enviado a Roma para ser juzgado (Hechos 23:23-24).


Características de Cornelio

a) Era un centurión. Incluir datos de los centuriones. 

b) Pertenecía a la cohorte “Itálica”.

c) Era Piadoso y temeroso de Dios.

d) Hacía muchas limosnas a los judíos

e) Oraba a Dios siempre (es decir, ya había dejado atrás la idolatría) El adjetivo siempre es un indicador de su fidelidad.


Organización militar romana

Legión: conformada por 6 mil soldados organizados en 10 cohortes 

Cohorte: conformada por 600 soldados en 6 centurias

Centuria: 100 soldados. 


Las centurias eran el espinazo del ejército romano, y su jefe, el centurión, debería tener ciertas cualidades. Un historiador dice: “Se prefiere que los centuriones no sean temerarios ni lanzados, sino buenos hombres de mando, de carácter estable y prudente, no propenso a iniciar la ofensiva ni la pelea temerariamente, sino capaces, cuando se ven asediados u oprimidos, de mantenerse firmes en su puesto hasta la muerte”.  

Cornelio era un temeroso de Dios, es decir, un seguidor del judaísmo cuya piedad era sumamente notable. Cabe señalar que los gentiles seguidores del judaísmo se clasificaban en dos tipos: Prosélitos y Temerosos.

Los prosélitos eran gentiles que habían pasado por un largo proceso de conversión abrazando el judaísmo, habiéndose sometido a la circuncisión, se bautizaban y aceptaban todas las reglas rituales, guardaban las fiestas y adoraban al Elohim o Yahweh y por ello habían pasado a formar parte de la comunidad. Por lo tanto, tenían todos los derechos de los judíos de nacimiento y se sentaban detrás del primer grupo de judíos. Se les denominaba Ger Tzadik o “prosélitos de justicia”.

Los temeroso de Dios eran gentiles que se identificaban con la fe hebrea, y se sentía atraído por las enseñanzas de La Tora reconociendo a Elohim de Israel como único Dios. Y por ello, se habían apartado de los ídolos, pero aun no daban el paso final de conversión, o no querían convertirse o bien estaban en proceso y, por ende, no se sometían a la circuncisión ni aceptaban necesariamente las reglas de conducta judías en todos sus detalles (por ejemplo, la observancia del Sabbat, la comida, las purificaciones rituales). Se sentaban en los últimos asientos de la sinagoga y se congregaban cada sábado a escuchar y aprender la Tora de Moisés. A este grupo se le denominaba Ger Toshav o prosélitos de la puerta. y no eran considerados legalmente como judíos, pero ayudaban a la sinagoga y formaban como un reservorio de potenciales prosélitos. A este grupo pertenecía Cornelio, sus amigos y su familia.


3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.

4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.

5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.

6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.


Los hechos iniciales

a) Una visión de un ángel de Dios que entraba (se venía acercando a él). Pedro en el 11: 13 nos dice que el ángel “…se puso en pie…” es decir, se detuvo junto a él.

b) Le llama por su nombre: Cornelio

c) La causa de que Dios lo haya escuchado fue: “Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios

d) Hora: novena, es decir, las tres de la tarde. 

e) Mensaje: “Envía … hombres a Jope, y haz venir a Simón …él te dirá lo que es necesario que hagas. El en el 11:14 Pedro agrega qué más le dijo el ángel: “…él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”.


Simón el curtidor.

Fuera de estas pocas palabras no sabemos más de este hombre, aunque podemos deducir que era un judeocristiano, que había instalado su casa junto al mar porque su oficio necesitaba agua, mucha agua y, por los fétidos aromas de su oficio, necesitaba estar fuera de la ciudad. Era hospitalario y tenía una buena amistad con Pedro, por eso lo hospeda.


Curtido de pieles en la antigüedad: 

Los curtidores tomaban las pieles de animales y las remojaban en agua. Entonces las aporreaban y restregaban para eliminar los restos de carne y grasa. Luego remojaban las pieles en orina para ablandar el pelo o las dejaban secar durante varios meses, después de lo cual las bañaban en una solución salina. Después de que el pelo se hubiese ablandado, los curtidores lo raspaban con un cuchillo. Cuando el pelo era eliminado, los curtidores ablandaban la piel con una solución de estiércol. Las heces de los perros eran las preferidas para este fin, por lo que en las ciudades antiguas era frecuente ver a niños recogiéndolas. Y en las esquinas colocaban orinales para recoger la orina humana, sustancia importante en las curtiderías. También se les aplicaba aceite de cedro, alumbre o tanino y se estiraba la piel a medida que perdía humedad y absorbía el agente curtidor .


La reacción de Cornelio

7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían;

8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo.


Descripción de Jope y su ubicación 

La ciudad de Jope (Jaffa o Jaffo) está ubicada aproximadamente a 50 km al sur de Cesarea. Su nombre aparece por primera vez en la lista de ciudades que Tutmosis III capturó (Siglo XV a.C.). Estrabón (Siglo I d.C.) es el primero que asocia a Jope con la leyenda de Andrómeda atada a una roca. Actualmente se le llama Jaffa o Jaffo, que viene de la palabra hebrea “Yaffé” que significa “Bello”. Junto a Jope actualmente se asienta Tel-Aviv, actualmente la segunda ciudad más importante después de Jerusalén.

Puerto

En Jaffa estaba uno de los puertos más antiguos en el mundo que todavía funcionan. Aquí vino Jonás para huir de Dios hacia Tarsis (Jon 1:3). En la construcción del Templo de Salomón, se mandaron en balsas cedros de Fenicia hasta Jope y luego transportados a Jerusalén (2 Cr 2:16). Jaffa era el puerto principal de entrada durante el periodo turco y, por donde visitantes y peregrinos, entraban a Tierra Santa.


Motivo de la presencia de Pedro en Jope: 

Pedro vino a Jope desde Lida para resucitar a Tabita (Dorcas) de la muerte (Hechos 9:36-42). 


Distancia entre Jope y Cesarea: 

Si consideramos que una persona camina a una velocidad de 5 km/h caminar de ir de Jope a Cesárea o viceversa se emplearían 10 horas para recorrer los 50 kilómetros que había entre ambas.  


La preparación de Pedro

9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.

10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;

11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra;

12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo.

13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.

14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.

15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.

16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.

17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta.

18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro.

a) Pedro sube a orar. La oración era muy importante para los judíos y debe ser igual para nosotros los cristianos.

b) Hora: Era casi la hora sexta, es decir, cerca de las 12 del día.

c) Los enviados de Cornelio venían en camino y estaban por llegar cuando Pedro tuvo la visión. Los enviados de Cornelio debieron de haber salido de Cesarea por la tarde del día anterior y pernoctaron por el camino y continuaron su viaje al día siguiente. 

d) Cuando estaba orando tuvo hambre, y en estas condiciones tuvo una visión.

e) Visión: un lienzo desciende del cielo con animales puros e impuros

f) Una orden: Pedro, mata y come

g) Respuesta de Pedro: “No; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás”.

La voz corrige a Pedro: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.

h) Los hechos se repiten tres veces y luego el lienzo desaparece

i) Pedro se queda perplejo tratando de entender en el significado de la visión.

j) Los enviados de Cornelio llegan en ese momento y preguntan por Pedro. 


La orden divina a Pedro para que vaya con los enviados de Cornelio

19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.

20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.


Pedro no oyó a los hombres (gentiles) que preguntaban por él. Como no era común el contacto entre judíos y gentiles, y mucho menos la convivencia, las visitas y el compartir los alimentos, porque había el riesgo de contaminarse en términos ceremoniales, el Espíritu de Dios le ordena que vaya con ellos sin dudar. 

Ante esta manera tan directa del Espíritu Pedro no se niega como lo acaba de hacer con la indicación de “mata y come”.


21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?

22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.

23 Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. 


Tan pronto ha bajado ni siquiera espera a qué ellos digan el motivo de su visita, sino que de inmediato les dice: “yo soy el que buscaís; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?”. Luego de escuchar el mensaje, Pedro hace algo insólito para un judío: los invita a pasar. Parece que Pedro ha entendido el mensaje simbólico del Señor con el lienzo lleno de animales y la sentencia: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común“. Pedro acaba de romper una de las reglas de convivencia entre judíos y gentiles, pero si Dios lo ha decretado ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?”, como dirá más tarde respecto a la llegada del Espíritu Santo sobre Cornelio, familia y amigos. 

Por otra parte, si en ese momento hubieran partido para Cesarea llegarían a las 11 o 12 de la noche. Si consideramos que no había luz eléctrica, las noches seguramente eran sumamente oscuras, salvo cuando había luna llena. Así que lo conveniente era partir al día siguiente, por eso los invita a pasar.


23 (continuación) …Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.


Al otro día salen para Cesarea. No sabemos a qué hora se fueron, pero no fue temprano porque no les dio tiempo de cubrir el recorrido en una jornada y tuvieron que pernoctar a mitad del camino, pues el versículo 24 repite la misma frase del versículo 23: “al otro día”.

Y el hecho de que no pudieron salir temprano se debió a que Pedro mandó llamar a seis hermanos de Jope para que lo acompañaran. En el 11:12 nos dice que “Fueron también conmigo estos seis hermanos”. 

¿Por qué decidió invitar a esos hermanos? ¿Tenía miedo? ¿Fue el Espíritu quien le indicó? Seguramente intuyó que algo importante iba a acontecer y para darle validez y justificar ante los demás esta reunión con gentiles hace que lo acompañen seis hermanos como testigos. Y la decisión fue acertada pues cuando regresa a Jerusalén los hermanos judíos fieles a la circuncisión le reclaman: “Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?” (Hechos 11:3).  Regresemos al capítulo 10.

 

24 Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.


Al día siguiente…


a) Cornelio los estaba esperando

b) Había convocado a sus familiares

c) Y amigos más íntimos.


Cuando hemos encontrado algo muy bueno queremos compartirlo con quienes amamos más. Cuando tras encontrar al Señor empezamos a compartir nuestra vida nueva con nuestr0s familiares y amigos es equivalente a comenzar por Jerusalén antes de llegar a lo último de la tierra. Así que empecemos a compartir el evangelio con nuestros familiares y ya el Señor nos llevará a los demás.


25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró.


Cornelio no esperó a que Pedro entrara más allá de su patio, sino que salió a recibirle y como sabía que era mensajero de Dios, se postra, lo cual, como temeroso de Dios, sabía que no debía hacer. Pero esto mismo hizo el apóstol Juan ante el ángel que le traía en anuncio (Apocalipsis 19:10).


26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre.

27 Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido.


Qué sorpresa ha de haber recibido Pedro al ver todas esas personas (no sabemos cuantas eran) que lo estaban esperando para que les enseñara el camino de salvación. 


Se rompen las murallas

28 Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;

29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?


“Cuán abominable”. Qué manera de iniciar un discurso. “Juntarse o acercarse a un extranjero”. Aquí vemos como Pedro ya había entendido el simbolismo del lienzo con los animales y por eso “ha venido sin replicar”. 

En este punto Pedro aún no entendía cuál era la razón por la que lo habían llamado, por eso les pregunta: “¿Por qué causa me habéis hecho venir?”. 


La razón de su llamado

30 Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente,

31 y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.

32 Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará.


El tiempo: “Hace cuatro días”. Aquí se nos revela el tiempo que tomó ir por Pedro a Jope: dos días de ida y dos de venida. Sus enviados han de haber salido ese mismo día en la tarde y llegaron con Pedro al día siguiente. Pernoctan en casa de Simón el Curtidor y salen al día siguiente, es decir, al tercero y pernoctan nuevamente por el camino y hasta el cuarto día llegan a casa de Cornelio.

Reconociendo a un ángel: ¿Cómo fue que Cornelio entendió que era un ángel? Por sus vestidos resplandecientes, vestidos fuera de lo común, incluso hoy que alguien puede traer un vestido brilloso de seda o satín, pero no resplandeciente. Y de esa forma son las vestiduras del Señor en Apocalipsis y de los ángeles en diversas apariciones.

Causas de que fueron oídas sus oraciones: la entrega y sinceridad de sus oraciones y de sus limosnas, algo muy apreciado, como vemos, para nuestro Señor.

Mensaje medular: “Envía por Simón”, y seguramente aquí es donde le revela que Pedro “…le hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”.


33 Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.

34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,

35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.


Estamos todos aquí en presencia de Dios.

¿En presencia de Dios? Nosotros sabemos que “donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, como leemos en Mateo 18:20. Seguramente esto no lo había oído Cornelio, pero intuía que si Pedro era enviado por Dios, entonces Dios estaba con él, con Pedro, y por ende, ellos estaban en presencia del Señor de Señores, que no era Pedro, sino el mismo Cristo que en breve Pedro se los iba a revelar, aunque, como vemos en los siguientes versículos, ya habían recibido noticias de él, pero aun no sabían que Jesús era el camino, la verdad y la vida.

Aquí cabría preguntarnos si tenemos esa misma actitud cuando venimos a la iglesia. Aquí, hermanos, estamos ante la presencia de Dios. No es una simple reunión de personas que profesan una fe sino que es una reunión en la que Dios preside y nos enriquece. Si no tenemos esta actitud, creo que nos estamos perdiendo de algo muy importante. Cornelio le dice a Pedro: “Estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado”. Así, con esa actitud receptiva venga usted cada domingo a reunirse con sus hermanos.


El mensaje de salvación

36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.

37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan:

38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


El aspecto medular del mensaje del evangelio es Jesús de Nazaret, como seguramente era conocido, quien traía “buenas de gran gozo que serán para todo el pueblo”, esas buenas noticias que revelaban a “Emmanuel”, es decir, a Dios con los hombres. Y por ello es “SEÑOR DE TODOS”, pues ungido con el ESPÍRITU SANTO Y PODER anduvo haciendo bienes y sanando a los oprimidos por el diablo.

Sus hechos portentosos daban fe que Dios estaba con él, y que él era Dios, como les dijo a los judíos cuando lo cuestionaron: “¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí…” (Juan 10:24 y 25). Y cuando Juan, que estaba encarcelado, mando a sus discípulos a preguntar si Jesús era a quien debía de venir o debían esperar a otro “En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio…” (Lucas 7:21-22).

Y de todos estos hechos, Pedro agrega:


39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.


Aquí Cornelio tenía ante sí a un hombre que había visto de manera directa, como testigo presencial, los hechos portentosos del Señor. Cuántas cosas debió de comentarles Pedro y que en la síntesis del relato no tenemos. Pero si se nos narra como concluye su relato:

40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;

41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos.

42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.

43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

Y fue Pedro, y quizás algunos de los hermanos que lo acompañaban, quien había visto con sus ojos y convivido con Jesús resucitado. No, no era una alucinación de unos hombres doloridos, sino que comieron y bebieron con él, privilegio que no fue para todos, aunque si para un gran número, como dice Pablo en 1 Corintios 15:6: “…Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos”, aunque el mayor privilegio lo tuvieron sus 11 discípulos pues para entonces Judas ya no estaba con ellos. 

Y sus últimas indicaciones que les dio a sus discípulos fueron “predicar al pueblo y testificar que EL ES EL DIOS HA PUESTO POR JUEZ DE VIVOS Y MUERTOS, como dan fe los profetas certificando que todo esto es verdad, de modo que creyendo en él recibirían el perdón de sus pecados en su nombre.

He aquí el mensaje esperado por Cornelio y los suyos: el mensaje de salvación. Y en ese momento acaece un hecho portentoso.


El Espíritu Santo en los gentiles

44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.

45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.


La sorpresa de Pedro y sus acompañantes “fieles de a circuncisión”, es decir, judíos de pura cepa, devotos de las tradiciones judías, de que también sobre los gentiles se derramase el Espíritu Santo “¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”, como dicen los judíos de Jerusalén, porque los oían hablar en lenguas.

Aquí cabe preguntar si la recepción del Espíritu Santo viene acompañado de la manifestación de hablar en lenguas. Y la respuesta es NO. En ese tiempo hubo tres manifestaciones iniciales del derramamiento del Espíritu Santo, pero no todos fueron acompañado de hablar en lenguas, o al menos no lo puntualiza el relato: 

  1. Cuando el Espíritu se derramó en los discípulos en el aposento alto (Hechos 2;4), aunque difiere en cierto sentido de esta manifestación de Cornelio y sus amigos. Aquí fueron lenguas conocidas que comunicaban un mensaje. En Cornelio, leguas que “magnificaban a Dios”.
  2. Cuando el Espíritu se derramó en los samaritanos, recibían el Espíritu Santo cuando los apóstoles les imponían las manos, pero no nos dice qué señales daban. Dice en Hechos 8:17 únicamente que Pedro y Juan “…les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo”. Y nada más.


47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?

48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.


Y ante tal evidencia, Pedro manda a bautizarles de inmediato. Cabría preguntar si el Etíope recibió el Espíritu Santo. Aquí fue el indicador para que Pedro procediera a que fueran bautizado, ¿pero con el etíope? Seguramente también recibió el Espíritu Santo, pero no se vio ninguna señal. El relato no nos dice más que el diálogo entre Felipe y el dignatario: “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó”. (Hechos 8:36-38).

Y fuera de estos casos no se menciona el hablar en lenguas como indicador de la recepción del Espíritu Santo. El mismo Pablo no se ve que hablara en lenguas cuando acepta al Señor, aunque en la Primera Carta a los Corintios 14:18 afirma que él habla más lenguas que ellos: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”.

Y en Efesios 1:13-14 Pablo afirma que “…habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de Su gloria”.

“Habiendo creído, fuiste sellado”. Eso pasó con el etíope y con muchos de nosotros. Aunque cabe preguntar por qué hablan en lenguas Cornelio, amigos y familiares. La respuesta es simple: para que los “fieles en la circuncisión” tuvieran la certeza de que “…también sobre los gentiles se derramase el Espíritu Santo y que también Dios les había dado “el arrepentimiento para vida”.

Lo importante es creer en Cristo, pues esta fe tiene manifestaciones concretas y palpables más allá de hablar en lenguas como son los frutos del Espíritu: Paz, paciencia, bondad, benignidad… ¿Hay eso en nuestras vidas? Esa es la mejor manifestación de que hemos sido sellados con el Espíritu del Señor quien nos energiza para que esos frutos florezcan día a día a medida que crecemos espiritualmente. 



ESTUDIO SOBRE APOCALIPSIS 20: Los mil años

Jeremías Ramírez El tema principal de este capítulo 20 es ese periodo de tiempo denominado “Milenio” y que ha sido causa de enorme discusión...