Jeremías
Ramírez Vasillas
Cada fin de año el advenimiento de Jesús se pone de moda. Se
montan nacimientos en todas partes. Pero este montaje está rodeado de
información distorsionada que a veces poco tiene que ver con lo que la Biblia
dice al respecto.
Tanta es la desinformación que a más de 20 siglos de su
aparición en la tierra Cristo es materia de controversias las cuales surgieron desde
que andaba en la este mundo. Hoy mucha gente se pregunta quién es en realidad, incluso
dentro de las iglesias cristianas católicas, ortodoxas o evangélicas. Fuera del
ámbito eclesial, algunos dicen que es una invención de la iglesia; otros, que
fue un sabio o un iniciado, aunque bien a bien no se sabe a qué se refieren con
esto y otros sólo un hombre singular que accidentalmente su figura fue cobrando
popularidad.
Cuando andaba este mundo hasta sus conocidos se hicieron
esta pregunta.
MATEO 13
53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas
parábolas, se fue de allí.
54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga
de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?
55 ¿No es éste
el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo,
José, Simón y Judas?
56 ¿No están
todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
57 Y se escandalizaban de él.
Se escandalizaban, es decir, se horrorizaban que un simple
hijo de carpintero anduviera haciendo esas cosas que no le correspondían. Estaba para hacer sillas o mesas, pero no
andar haciendo milagros.
Hoy hay quien afirma que su sabiduría la obtuvo por haber
sido instruido por sacerdotes egipcios, quienes le enseñaron los secretos
ocultos.
Si bien estuvo de niño en Egipto a dónde José huyó de
Herodes, pero tan pronto murió Herodes regresó y pasó todo su tiempo en Galilea
en donde ejerció su profesión de carpintero y todos sabían que en ese tiempo
Jesús no era un intelectual, un sabio, un profeta, alguien que tuviera una
virtud especial pues se preguntan ¿De dónde tiene éste esta sabiduría? Vemos de
nuevo los últimos versículos.
MATEO 13
55 ¿No es éste
el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo,
José, Simón y Judas?
56 ¿No están
todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
Sus milagros y sus poderosas enseñanzas hicieron que se
levantaran diversos rumores infundados, y Jesús lo sabía de modo que un buen
día les preguntó a sus discípulos:
MATEO 16
15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
El mismo Juan el Bautista, cuando estaba preso por mano de
Herodes, mandó a sus discípulos a preguntarle.
LUCAS 7
11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se
llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he
aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era
viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella,
y le dijo: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo
llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
15 Entonces se incorporó el que había muerto, y
comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios,
diciendo: Un gran profeta se ha
levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.
17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por
toda la región de alrededor.
18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de
todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,
19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o
esperaremos a otro?
20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron:
Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había
de venir, o esperaremos a otro?
RESPUESTAS
Las respuestas sobre
su identidad las empezó a dar el mismo Jesús al responder a los
cuestionamientos. Vean la respuesta que le dio a Juan el Bautista:
LUCAS 7
21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y
plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.
22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a
Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es
anunciado el evangelio;
23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo
en mí.
La respuesta, como ven, no fue con argumentos ni con
pronunciamientos filosóficos o teológicos, sino con hechos; hechos que subrayaban
la profecía de Isaías, que el Señor mismo pronunció al inicio de su ministerio:
LUCAS 4
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el
día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a
leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y
habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu
del Señor está sobre mí,
Por cuanto me
ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado
a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar
libertad a los cautivos,
Y vista a los
ciegos;
A poner en
libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se
sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Además, la escritura revela con claridad quién es Jesús. Empecemos
diciendo primero qué no es para luego que sea la escritura la que nos diga que
sí es.
1. No es alguien que
tuvo un origen humano, es decir, no inició su vida cuando nació en Belén,
sino que allí fue el momento en el que siendo Dios se hiciera hombre .
El evangelio de San Juan 1 dice:
“En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.),
En Belén entra, entonces, a la vida humana de la misma forma
que cualquier ser humano para rescatar al ser humano desde su misma condición.
Nos dice San Pablo:
FILIPENSES 2
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
2. No concluyó su
vida en la Cruz del Calvario, es decir, no está muerto, sino que resucitó.
Romanos 8:34
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que
murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros.
3. Cristo no fue el
primer creado, a pesar de que la Biblia lo identifica como “el primogénito
Hijo de Dios”.
Colosenses
1:15
15 El es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación.
¿Qué es lo que quiere decir en este pasaje con “primogénito”
Aclaremos esto. La palabra griega que el apóstol Pablo usó en Colosenses
(inspirado por Dios) para designar “primogénito” es “prototókos” que tiene un
sentido más de título de honor, no en sentido temporal, es decir , que él fue
el primero. Veamos tres pasajes que aclaran este sentido.
Éxodo 4:22
22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es
mi hijo, mi primogénito.
Israel no fue el
primer pueblo que apareció en la tierra, sino antes, como sabemos, nacieron
muchas personas y pueblos. Pero Israel tiene el honor de ser el pueblo que Dios
eligió para difundir su palabras, de ahí el título de “primogénito”. Ademas, es
bueno saber que en la antigüedad: “…según el concepto oriental, el hijo primogénito
crecía con un destino especial. Y era empujado a desempeñar un rol de pionero,
una especie de líder natural. Se tenía el concepto de que ellos representaban
la esperanza futura del linaje, como también la perpetuidad del nombre de la
familia”[1].
Otro pasaje es Salmo 89:27. Leamos desde el 20.
20 Hallé a David mi siervo;
Lo ungí con mi santa unción.
21 Mi mano estará siempre con él,
Mi brazo también lo fortalecerá.
22 No lo sorprenderá el enemigo,
Ni hijo de iniquidad lo quebrantará;
23 Sino que quebrantaré delante de él a sus
enemigos,
Y heriré a los que le aborrecen.
24 Mi verdad y mi misericordia estarán con él,
Y en mi nombre será exaltado su poder.
25 Asimismo pondré su mano sobre el mar,
Y sobre los ríos su diestra.
26 El me clamará: Mi padre eres tú,
Mi Dios, y la roca de mi salvación.
27 Yo también le pondré por primogénito,
El más excelso de los reyes de la tierra.
Y Cristo tiene ese título porque si por un hombre entró el
pecado, por otro viene la salvación, es decir, por Cristo que con su sacrificio
en la cruz salva a la humanidad de su maldad, de sus pecados, de la muerte, de
sí mismo, de maldad.
Isaías 9:6-7
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y
el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán
límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo
en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los
ejércitos hará esto.
Esto es lo que quiere decir con “primogénito”.
Pero además, es importante saber que Él es quien sostiene
todo el universo en equilibrio:
Hebreos 1
1 Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien
sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra
de la Majestad en las alturas...
Colosenses, por su parte, nos dice que el es el eikon (la imagen exacta), subrayando
aquello que el mismo Señor le dice a Felipe cuando éste le pide que les muestre
al Padre: (Juan 14: 8-9) “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos
basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí,
ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Y este pasaje amplia lo que dice el pasaje de Hebreos que
cavamos de leer. Es decir, Él es por quien todas las cosas existen y subsisten.
COLOSENSES 1
15 El (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito
de toda creación.
16 Porque en
él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en
la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados,
sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
17 Y él es
antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
18 y él es la
cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de
entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase
toda plenitud,
20 y por medio de él reconciliar consigo todas las
cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo
extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha
reconciliado
22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte,
para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la
fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se
predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui
hecho ministro.
Y Cristo es el eterno, el que vive por siglos (eternamente)
y tiene las llaves de la muerte y el Hades, es decir, el lugar de los muertos.
Y esta es su imagen poderosa.
Apocalipsis 1:
9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en
la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla
llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y
oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero
y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que
están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y
Laodicea.
12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y
vuelto, vi siete candeleros de oro,
13 y en medio de los siete candeleros, a uno
semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y
ceñido por el pecho con un cinto de oro.
14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca
lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;
15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca
salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza.
17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él
puso su diestra sobre mí, diciéndome: No
temas; yo soy el primero y el último;
18 y el que
vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén.
Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Quisiera terminar con una imagen muy difundida en estos
tiempos, pero tergiversada. Una imagen incluso enigmática. La presencia de uno
hombre de oriente que se enteran antes que el pueblo de Israel del quien
salvará a su pueblo y a toda la humanidad, lo cual muestra que Dios se comunica
con el ser humano que tiene oídos para oírlo.
MATEO 2
1 Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos,
2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda
Jerusalén con él.
4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y
los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así
está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén,
de la tierra de Judá,
No eres la más
pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti
saldrá un guiador,
Que
apacentará[a] a mi pueblo Israel.
7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos,
indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad
con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que
yo también vaya y le adore.
9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí
la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que
llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy
grande gozo.
11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su
madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron
presentes: oro, incienso y mirra.
12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que
no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Estos hombres entendieron bien que se trataba de Dios mismo
y sus simbólicos regalos indican que sabían mucho más de él que muchos sabios
de Israel: era un rey (le dan oro, metal propio de los reyes), era un
sacerdote, un sumo sacerdote importantísimo (le regalan incienso) y era un
cordero sacrificial (le regalan mirra, una sustancia amarga que anticipa su
amarguísimo sacrificio en la cruz).
Ellos sabían mucho más inclusive de lo que saben mucha gente
actualmente e incluso mucho más que muchos cristianos y que hoy hemos repasado
de manera sintética.
Si bien no nació un 25 de diciembre, usemos esta tradición
humana para recordar a aquel que no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.