sábado, 5 de diciembre de 2015

ACUERDATE DE TU CREADOR O LOS SUFRIMIENTOS DE LA VIDA

En Eclesiastés 12 hay una recomendación que he leído muchas veces, desafortunadamente sin entender su profundidad: "Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes de que vengan los días malos y lleguen los años de los cuales digas: No tengo contentamiento".

La edad finalmente nos revela su profundidad. De joven o de mediana edad uno cree que va a llegar a la ancianidad de la misma integridad física, tal vez con uno que otro achaque, con cierta debilidad de piernas, algunas arrugas y canas... hasta que rebasando a los 50 se presentan los desgaste por una serie de malos hábitos de ejercicio y alimenticios, e incluso, intelectuales y empieza uno a sufrir dolores, algunos muy intensos, que nos hacen pensar que la vida debería acortarse. Hay quienes, ante un sufrimiento inaudito, deciden suicidarse.

Y no hay un sólo ser humano que no llegue a la vejez con uno o varios padecimientos. Es entonces que, si hemos sido creyentes o al menos visitantes frecuentes de una iglesia que este pasaje empieza a revelarse.

Es muy importante para el ser humano acordarse de Dios. Pero ¿qué significa acordarse? Por cierto, no significa "recordar", recordar que existe, que nos ama, que murió por nosotros, que vivió una vida ejemplar, etc. Sino acordarse que él pide ser parte integral de nuestra vida, es decir, lo que se encuentra en Proverbios: "Dame hijo mío tu corazón"(Proverbios 23:26). Eso es acordarse, acordarse de que está a la puerta y llama, que nos busca como ovejas perdidas, para entrar en nuestra vida y finalmente, dejarlo entrar para que viva Cristo en nosotros.

Y esta es tan fundamental en nuestra vida pues nos dotará de una fortaleza inigualable para los días malos, esos días en que no hay nada que nos consuele, esos días donde el dolor se hace patente y las fuerzas se han ido retirando poco a poco. El Señor entonces nos sostendrá con su diestra.

Steve Green, en gran cantante cristiano, cuenta que su padre (un misionero en Argentina) al final de su vida le detectan el Mal de Parkinson, que aparte de torturarlo con dolores, lo fue inmovilizando e incluso perder el habla. Y en esas circunstancias terribles descubrieron como Cristo lo sostenía. Cuenta que cuando ya no hablaba, su esposa de pronto lo oyó hablar en voz alta. Al entrar en el cuarto que estaba, su padre oraba en voz alta oraciones de agradecimiento: "Dios tu eres bueno", y sólo su padre sabía qué estaba viviendo con Cristo en medio de su dolor que podía exclamar "Dios eres bueno".

¿Eres joven o de mediana edad o casi anciano y aún no te llegan los días malos? Entonces, acuérdate de tu creador, hazlo parte de ti, únete a él con todo el corazón y vive la vida nueva que él te de.

¿Ya te llegaron los días malos? Búsca a Dios, aún estas con vida y no todo está perdido. Aún en esas circunstancias, Cristo te ama. Te ser´difícil seguir sus pasos, el dolor hará tambalear tu fe, pero si te aferras a él con todo tu corazón, encontraras las fuerzas y el consuelo que necesitas.


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