Jeremías Ramírez Vasillas
PRÓLOGO: Revisión
de los versículos del 28 al 32.
Para analizar el capítulo dos de la Carta a los Romanos
es necesario considerar los versículos del 28 al 32 que hace el más crudo
retrato de quienes se han dejado dominar por sus pasiones.
“Y como
ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28)
El rechazo a Dios los condujo a
toda clase de perversión, y los hundió en la más profunda degradación o
depravación, como podemos comprobarlo hoy en día, o bien, a lo largo de la
historia de la humanidad en la que han existido monstruos de maldad.
Quizá algunos lectores primarios de la carta han de haber
pensado: sí, qué fea gente, terrible. Y lo era. La cultura romana y griega se habían
hundido, en ese tiempo, a un grado sumo de perversión y degradación.
Y el
versículo 28 nos dice que NO APROBARON TENER EN CUENTA A DIOS, es decir, hubo
un rechazo deliberado. La gente rechaza a Dios cuando decide ajustar su vida a
sus pasiones, es decir, a lo que Pablo llama “una mente reprobada”, y vivir
acorde a las pasiones nos lleva a hacer cosas que nos afectan, que nos
destruyen y destruyen a los que nos rodean. Un asaltante cree que ha obtenido
un bien de manera “sencilla”, pero ese bien le va a acarrear un mal tarde o
temprano, y además dañó a otra persona y a su familia. Y si fue con violencia su
onda expansiva alcanzará a afectar a más personas.
Esta actitud
de “no tener en cuenta Dios”, nos lleva a estar “atestados”, es decir, llenos
hasta el borde —si la traducción fuese literal— de maldad. Y entonces, para no
dejar la calificación de manera ambigua, detalla a qué se refieren con “esas
cosas que no convienen”.
· injusticia, adikiâi, lo contrario de dikaiosyné
que significa darle a Dios y a los hombres lo que les corresponde. Por tanto, adikiâi, significa despojar a Dios y a
los hombres de lo suyo.
· fornicación, porneiâi, el deseo impropio de gratificación sexual.
· perversidad, kakiâi, que siempre tiende a
lo peor
· avaricia, pleonexiâi, rapacidad, un maldito amor a poseer, decían
los griegos.
· llenos de envidia, phthonou, anhelo de poseer lo que tienen
otros y que mueve al envidioso incluso al asesinato.
· homicidios, (phonou), arrancarle la vida
a otro.
· contiendas, (eridos), rivalidad que nace
de la envidia, de la ambición. Hoy le llaman “competitividad”.
· Engaños (dolos), mezclar un metal precioso con otro de poco
valor. Adulterar.
· malignidades; (kakoëthias), que pregona sus
maldades, no las oculta, se jacta de ellas.
· Murmuradores (psithuristas). Vieja palabra
que indica hablar al oído, en secreto, chismes degradantes.
· Detractores, (katalalous). Un compuesto
como katalaleö, hablar detrás (Stg. 4:11), y katalalia, habladuría detrás (2
Co. 12:20). Habladores a espaldas de la persona ya sea secreta o abiertamente.
· Aborrecedores de Dios
(theostugeis). Quien hace el mal no es más que alguien que aborrece a Dios. El
Señor le dijo a Pablo cuando perseguía a los cristianos: “¿Por qué me persigues?”
Pablo aborrecía a Dios creyendo amarlo.
· injuriosos, Insolentes (hubristas). Vieja
palabra para designar al agente de hubrizö, insultar. Hacer daño a los demás
con las palabras.
· Soberbios, Orgullosos (huperëphanous).
De huper y phainomai, aparecer ante otros, arrogante en pensamiento y conducta.
· Altivos, Jactanciosos (alazonas). De alë, errante. Presuntuosos,
fanfarrones, presumidos.
· Inventores de males, Inventores
de maldades (epheuretas kakön). Inventores de nuevas variedades de vicios, como
Nerón. Tácito (Anales IV. ii) describe a Sejano como facinorum omnium repertor,
y Virgilio, Eneida ii. 163) scelerum inventor
· Desobedientes a los padres (goneusin
apeitheis). Cf. 1 Timoteo 1:9; 2 Timoteo 3:2. Un rasgo antiguo y moderno, y muy
reprobado en la era romana.
· Necios (asunetous). Que no usa su razonamiento.
· Desleales (asunthetous). Vieja palabra,
común en la LXX (Jer. 3:7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí;
pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.), hombres «infieles a
sus compromisos» (Sanday y Headlam), que tratan los pactos «como papel mojado».
· Sin afecto natural
(astorgous). Palabra tardía, a, privativo, y storgë, amor a la familia. En el
N.T. sólo aquí y en 2 Timoteo 3:3 “…sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno...”
· implacables, o despiadados
(aneleëmonas). De a, privativo, y eleëmön, misericordioso.
· Sin misericordia. Similar al
anterior.
32 quienes
habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son
dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
ROMANOS 2
En este segundo capítulo Pablo
hace un juicio severo en contra esos que se creían que no participaban en esa
degradación, particularmente, se dirige a los judíos, pues eran judíos quienes
se jactaban de su rectitud y de su buena conciencia. Y más aún si consideramos
que esta carta estaba dirigida a los cristianos y que además estaban en la
iglesia, y desde las sombras ejercían su poder destructor, pero creyendo que
todo estaba bien, que hacían una obra benéfica, como Pablo persiguiendo a los
cristianos.
Romanos 2
El justo juicio de Dios
1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre,
quienquiera que seas tú que juzgas (krinön); pues en lo que juzgas a otro, te
condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Krinö no
significa de sí mismo condenar, sino entresacar, separar, aprobar, determinar,
pronunciar juicio.
En otras palabras, les
dice: quizá tú no metas las manos, pero tu actitud es como si lo hicieras, y
por ende, eres culpable como ellos.
2 Mas sabemos que
el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
3 ¿Y piensas
esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú
escaparás del juicio de Dios?
¿Habrá alguien que no haya
hecho uno dos de esas terribles cosas de la lista de capítulo uno? No, no hay
uno, como dice en el Romanos 3: 10: “Como está escrito: No hay justo, ni aun
uno…”
Y «tú confiado y
presuntuoso judío, que esperas escapar al krima (veredicto) de Dios debido a que eres judío». El judío
se tenía como inmune a las leyes ordinarias de la ética por ser judío. Y es
penoso ver cómo ciertos cristianos pretenden poseer la misma inmunidad.
4 ¿O menosprecias
las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su
benignidad te guía al arrepentimiento?
Dice un comentarista que en
cada uno de nosotros hay un sentido de impunidad: “a mí no me va a pasar, yo
voy a la iglesia, yo leo la biblia, yo soy judío, mis padres son líderes de la
iglesia, yo me porto bien, no le hago daño a nadie… etc. Y más cuando vemos que
no pasa nada si nos portamos mal, si pecamos deliberadamente.
5 Pero por tu
dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día
de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
Sin embargo, seguimos
“atesorando ira”, pues en la justicia de Dios no hay impunidad.
6 el cual pagará
a cada uno conforme a sus obras:
Tarde o temprano, habremos de
pagar hasta la última blanca.
7 vida eterna a
los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
8 pero ira y
enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a
la injusticia;
9 tribulación y
angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y
también el griego,
10 pero gloria y
honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al
griego;
Sólo hay dos opciones: 1) Vida
eterna / gloria y honra 2) Ira y enojo a
los que obedecen a la injusticia / tribulación y angustia.
Proverbios 24:12
“Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que
pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre
según sus obras.
Apocalipsis 22:12.
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno
según sea su obra”.
11 porque no hay acepción de personas para con Dios.
Es
decir, no hay impunidad. “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará”. Gálatas 6:7
Colosenses 3:25: “Mas el que hace injusticia,
recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”.
Efesios 6:9 “Y vosotros, amos, haced con
ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro
está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas”.
12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y
todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;
13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley serán justificados.
14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo
que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los
hombres, conforme a mi evangelio.
Dios usará dos juicios: “Sin ley” y “con ley”, pero nadie queda sin juicio.
Los que sin ley se les juzgará en función de lo que todos los seres humanos
tenemos en nuestra conciencia. Es decir, hay un sentido interno, innato, que
permite al ser humano darse cuenta qué está bien o no. Este sentido ha hecho que todas las culturas
han desarrollado códigos de conducta, y hay una enorme coincidencia entre
ellas. Por lo tanto, podemos decir que los gentiles están sin la ley de Moisés,
pero no sin algún conocimiento de Dios en la conciencia, y cuando hacen lo
recto «son ley para sí mismos». Es decir, todos los hombres poseen esta
facultad de enjuiciar sus acciones. La conciencia puede ser escrupulosa en
exceso (1 Co. 10:25 “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin
preguntar nada por motivos de conciencia”), o estar «cauterizada» por el abuso
(1 Ti. 4:12 “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”.). Actúa en
conformidad a la luz que posee. Acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos
Pablo no dice que la conciencia de un pagano siempre alabe todo lo que éste
piensa, dice o hace. A fin de que uno estuviera justificado ante Dios por medio
de su propia vida, tendría que actuar siempre de acuerdo con su conciencia, y
nunca encontrarse con la desaprobación de la misma. Esto, naturalmente, es
imposible.
En el caso de los judíos, para ellos el juicio es más severo pues conocían
la ley, pero no la cumplían. Era habitual que la ley fuese leída en la
sinagoga, pero no había ninguna virtud en sólo prestar oído. La virtud está en
su cumplimiento.
Véase un contraste similar que hace Santiago entre «oyentes» y «hacedores»
del evangelio (Stg. 1:22–25). “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de
la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera
en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y
luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la
libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra,
éste será bienaventurado en lo que hace.
Los judíos y la ley
17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas (Significa recostarse sobre, reposar apoyando la espalda contra algo) en la ley, y te glorías en Dios,
18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,
19 y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en
tinieblas,
20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la
forma de la ciencia y de la verdad.
Este
es la expresión máxima de la soberbia. Vean los calificativos:
· Judío
(cuán orgullosos son los judíos de su origen racial)
· Te
recuestas sobre la ley
· Te
Glorias en Dios
· Conoces
su voluntad
· Apruebas
lo mejor, porque eres instruido por la ley
· Confías
en que eres guía
· Eres
luz
· Instruyes
a los ignorantes (Aphronön)
· Maestro de niños
· La ley es para ti ciencia y verdad.
Todo indica
que esta era su autoimagen, su autoconcepto, y esto lo dice considerándose a sí
mismo. El creía en eso y era la razón de perseguir a los cristianos, hasta que
el Señor le mostró que eso que creía estaba erróneo. Su autodictamen fue que
todas las cosas símbolo de orgullo era una pérdida: “…circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo,
perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley,
irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo”.
Y ahora Pablo, usando este
marco de orgullo, los interroga:
21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas
que no se ha de hurtar, ¿hurtas?
22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de
los ídolos, ¿cometes sacrilegio?
23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?
24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los
gentiles por causa de vosotros.
Y
sin embargo, ellos mismos, en su conducta, orgullosamente religiosa, reflejaban
lo contrario. Y aquí lanza Pablo sus cinco porqués:
1)
Por qué no te enseñas
2)
Por qué hurtas
3)
Por qué adulteras
4)
Por qué cometes sacrilegio (hierosuleis), de hieron:
templo, y sulaö: robar. Los mercaderes
del templo eran sacrílegos; robaban al templo robando a quienes iban a ofrendar
su sacrificio.
5)
Deshonras a Dios infringiendo la ley.
Por
todo esto, hasta la fecha, “el nombre de Dios es blasfemado entre los que no
aceptan a Cristo”.
Los judíos sentían gran celo por el Nombre de Dios, y no osaban pronunciar
el Tetragramatón, y sin embargo actuaban de tal manera que los gentiles
blasfemaban aquel Nombre.
Los excesos de la iglesia, o más bien, de todas las iglesias o así llamadas
iglesias: el catolicismo acusado de pederastia, los tele evangelistas acusados
de enriquecimiento excesivo, o de abusos sexuales, o la feligresía acusada de
indolencia, o de ignorancia o de la adherencia a partidos políticos o de la
búsqueda del poder (hay varios líderes religiosos que se han encumbrado en la
política) o figuras públicas (políticos o del medio artísticos) que se declaran
cristianos pero su conducta es reprobable.
25 Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si
eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.
26 Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será
tenida su incircuncisión como circuncisión?
27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley,
te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres
transgresor de la ley.
28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la
que se hace exteriormente en la carne;
29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la
del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los
hombres, sino de Dios.
Y
remata su discurso con el símbolo de mayor orgullo judío: la circuncisión.
Porque esa marca en su carne indicaba, simbolizaba el pacto de Dios con el
pueblo de Israel, era como el sello de pertenencia.
Pablo, en pocas palabras expone que
ese símbolo, tan caro a los judíos, no era nada si no había una transformación
profunda en el interior, en el corazón, como lo había expresado en la carta a
la iglesia de Colosas.
Colosenses 2:11-12: “El
también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al
quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo; habiendo sido
sepultados con El en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con El
por la fe en la acción {del poder} de Dios, que le resucitó de entre los
muertos”.
Concluye este capítulo sin haber desarrollado esta visión terrible de los
judíos, pero que de alguna forma expone, también, los aspectos oscuros y
desagradables de la iglesia de Cristo, cuando se han extraviado de su Señor. El
caso judío es un espejo donde se refleja la iglesia cuando se convierte en una
religión como la judaica.