domingo, 30 de junio de 2019

ESTUDIO SOBRE HECHOS 18: DE ATENAS A CORINTO Y DE NUEVO A JERUSALÉN Y ANTIOQUÍA


En este capítulo Lucas nos relata la conclusión de este su segundo viaje misionero y el inicio del tercero. La narración se vuelve muy rápida y deja elementos que parecen decir poco, pero en realidad hay muchas cosas que aprender en una lectura entre líneas.
Inicia con un brevísimo relato de la visita de Pablo a Corinto, una ciudad en donde iba a nacer una iglesia muy especial, una iglesia que tenía muchas virtudes, pero también muchos defectos, debido a la influencia pecaminosa de la ciudad, y contra la cual tuvieron que luchar. Pablo, en su primera carta, hace énfasis en estos problemas, pero también en otros que surgieron de una mala interpretación de la escritura y la falta de disciplina.
            Lo valioso que nos legó esta iglesia fueron las correcciones de Pablo que no han servido como lecciones e instrucciones para enseñarnos cómo enfrentar esos problemas y qué debemos hacer para resolver disputas internas, errores en la cena del señor, carnalidad e inmoralidad, dones espirituales, etc.
            En este lugar, Pablo se encuentra con dos judíos valiosos: un matrimonio con quien comparte el oficio de fabricante de tiendas. Aquí, por primera vez se nos dice como soportaba Pablo financieramente su trabajo misionero: trabajaba con sus manos y trabajaba arduamente, como lo indica en la Primera Carta a los Tesaloniscenses.
            Después de 18 meses abandona Corinto y vemos, en un relato apresurado, su paso por Cencrea, (el puerto oriental de Corinto, donde surgió también una iglesia que Pablo menciona en Romanos 16: 1 y 2), de donde parte, con Aquila y Priscila, a Éfeso, y tras una breve estancia en esta ciudad, se dirige a Jerusalén y a Antioquía, sin darnos más detalles.
Nos informa, también, el inicio del tercer viaje misionero de Pablo, en el que pasa de nuevo por Asia, visitando las iglesias de las ciudades de su primer viaje ministerio y dónde tuvo una feroz persecución. Pero a Pablo no le preocupaba su seguridad personal pues, como después declarará, en los negocios de Dios, “no estimaba su vida preciosa para sí mismo”. 
           
Pablo en Corinto
1 Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.

Corinto estaba a 83 kilómetros de Atenas en un Istmo de apenas 6 kilómetros de ancho, que conectaba a Grecia continental con el Peloponeso (Acaya), y por donde pasaba una enorme cantidad de gente. Por eso se le llamaba “el puente de Grecia”.
            La ciudad era muy antigua. En el año 146 a. C. fue saqueada y destruida y qudó en esa condición unos cien años. En el año 46 a. C., Julio César decidió reconstruir la ciudad y envió una colonia de veteranos y hombres libres. La ciudad se recuperó en dos años y contaba con dos puertos: Lequeo, en el golfo de Corinto; y Cencreas, en el Golfo Sarónico.
Cuando Pablo estuvo en Corinto era una ciudad importante, capital de la provincia de Acaya, y residencia del procónsul Junius Gallio, con unos 400 mil habitantes. Era, además, un gran centro comercial y sede de los juegos Istmicos[1], el segundo en importante después de los Olímpicos.
Corinto tenía fama de ser una ciudad malvada. Corintiarse, para los griegos, era tener la vida llena de vicios y excesos. En el teatro, los corintios eran representados como borrachos. En la colina de la Acrópolis (Acrocorintia) había una fortaleza y un templo dedicado a Afrodita[2]. Este templo, en su mejor época, tuvo un millar de sacerdotisas, que en realidad eran “prostitutas sagradas” que, por las tardes, bajaban a las calles de la ciudad para practicar su sacerdocio. Y como era sagrado, era bueno. Y hasta los cristianos eran convencidos de que no había nada malo en ello. Por eso Pablo les escribe en su primera carta (1ª de Corintios 6:9-10: “No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”. Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados…)”.
            Gracias a Dios, Pablo siempre encontró aliados, buenos aliados, compañeros de milicia cuyo trabajo fue muy importante.

2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma[3]. Fue a ellos,
3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.

Aquila y Priscila
Aquila y Priscila (diminutivo de Prisca) eran un matrimonio de judíos que vinieron a Corinto cuando el emperador Claudio[4] expulsó a todos los judíos de Roma. Pronto se convirtieron en sus colaboradores- En Éfeso, por ejemplo, prepararon la llegada de Pablo en su tercer viaje misionero y ministraron a Apolos (Hechos 18:18-26). Después de la muerte de Claudio, volvieron a Roma (Romanos 16:3). En 2 Timoteo 4:19 Pablo les manda saludos. Y en la primera carta a los Corintios, hace expreso el saludo de este matrimonio: “Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor” (1 Corintios 16:19, 20).
           
El trabajo de Pablo
Aquila y Priscila eran fabricantes de tiendas, oficio, que por primera vez se nos dice, tenía el apóstol Pablo. Y aquí, por primera vez, nos enteramos cómo Pablo se mantenía: trabajando arduamente como leemos en la segunda carta a los Tesalonicenses:

2ª. Tesalonicenses 3: 6-8.
Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.
Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,
ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros…

Es posible que el dinámico comercio portuario de Corinto haya influido para que Aquila y Priscila se establecieran en Corinto, pues se dice que “cuando se acercaba el invierno, los fabricantes de tiendas que eran a la vez fabricantes de velas y tejedores de lonas tenían más trabajo y encargos pues con los dos puertos llenos de navíos anclados para el invierno y ansiosos de reequiparse, mientras los puertos estaban cerrados, los vendedores de efectos navales de Lequeo y Cencreas tendrían trabajo para casi todo hombre que fuera capaz de coser un trozo de lona”. Y es seguro que este trabajo era solicitado hasta los tejedores de tiendas de Corinto.
Cabe hacer una reflexión sobre el trabajo que muchos cristianos lo ven sólo como una forma aceptable de obtener dinero. El cristiano debe verlo, además, por otros motivos,  como Pablo nos enseña: para no ser carga para nadie, pero además para que podamos ayudar a otros con lo que ganamos. También debe ser un medio para bendecir a otros realizando un trabajo bien hecho, que satisfaga las necesidades de los beneficiaros de nuestra obra, y de esa forma demos testimonio de nuestro Dios, pues los cristianos debemos trabajar, como decía Pablo, sirviendo a Dios sirviendo al prójimo: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. (Colosenses 3:23-24).

4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.

Pablo seguía su mismo método de ir a las sinagogas. Él sentía un gran pesar por el pueblo judío: Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas… (Romanos 9: 3-4):
            Es fácil, deducir que los griegos a los que se refiere este pasaje son prosélitos y temerosos de Dios que acudían a la sinagoga.

5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.
6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. 7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.

Como vemos, en Corinto los judíos no eran juiciosos como los de Berea, ni tan violentos como los de Tesalónica, pero si ofensivos y blasfemos. Por eso Pablo los abandona sacudiendo sus ropas. Pero no se va muy lejos. Junto a la sinagoga vive Justo, un temeroso de Dios, en cuyo lugar ahora, se dedicara a predicar y enseñar.  Y es muy probable que ahí se estableciera la iglesia de Corinto.

8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;
10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios…

Pero no sólo se convirtieron los griegos, como Justo, sino hasta el principal de la sinagoga, Crispo (Krispos). Pablo lo bautizó personalmente, quizá debido a su importancia, dejando quizá a Silas y Timoteo a que bautizaran a la mayor parte de sus convertidos (1 Co. 1:14–17). Aquí encontramos otra conversión de una casa entera (como en Filios), porque Crispo «creyó (episteusen) en el Señor con toda su casa».  
            A pesar de la obra avanzaba, el trabajo de Pablo se dio en medio de circunstancias adversas. Pablo escribe al inicio de su carta a los corintios: “Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor…” (1 Corintios 2: 3). Y casi podríamos decir que esas fueron las circunstancias a lo largo de su ministerio, cumpliéndose lo que el Señor mismo le había revelado a Ananías: “cuanto le es necesario padecer por mi nombre”. Por ello el Señor mismo anima a Pablo en una visión de noche: “Ninguno pondrá las manos sobre ti” y eso fue cierto. Es interesante que quien tiene una profunda relación con Dios, se comunica con su siervo de una manera sorprendente, directa y clara.
            Así que, con esta garantía, Pablo se queda en Corinto a pesar del ominoso ambiente que se cierne a su derredor, pues en seguida vemos un intento de ataque que no prospera.

12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal,
13 diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley.
14 Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría.
15 Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
16 Y los echó del tribunal.
17 Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.

Aquí entra en escena Lucio Junio Galión Anneano (quien nació en Córdoba, 3 a. C.- y murió en el mismo lugar en el año 65). Fue hermano del conocido filósofo Séneca, el estoico. Lo nombran procónsul de Acaya cuando Pablo estaba en Corinto. Galión era un hombre culto y refinado. Séneca dice de él: “Ninguno de los mortales es tan agradable a nadie como él lo es a todos”.
Como nuevo procónsul, los judíos querían novatear a Galión y quitar a Pablo de sus dominios; entonces tomaron una posición contra Pablo y lo llevaron al tribunal. El procónsul se sentaba en la basílica, en el foro o en la ágora. Posiblemente los judíos habían oído su reputación como moderado, e intentaron impresionarlo, como lo habían hecho con los pretores de Filipos.
Pero el tiro les salió por la culata, pues Galión no permite que una cuestión religiosa fuera presentada ante un tribunal civil romano. Un comentarista dice que “Esta decisión de Galión no establece al cristianismo con preferencia al judaísmo. Simplemente significa que el caso era claramente que el cristianismo era una forma de judaísmo, y que como tal no estaba opuesto a la ley romana. Esta decisión abría las puertas a Pablo para predicar por todo el Imperio de Roma. Más tarde el mismo Pablo argumenta (Romanos capítulos del 9 a 11) que el cristianismo es el verdadero judaísmo espiritual”.
Entonces, los griegos, enojados, golpean al líder de los judíos, pero Galio sigue imperturbable. Este acto de Galio va a impedir cualquier ataque contra Pablo, cumpliéndose así la promesa del Señor, y abriéndole el camino para quedarse allí muchos días.
Cuando vio que su trabajo había madurado y la iglesia de Corinto podía caminar sin su presencia, sin su cuidado, con Aquila y Priscila se va. No sabemos si iban con él Timoteo y Silas o algún otro.

18 Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencreas, porque tenía hecho voto.

El primer lugar al que va es al puerto de Cencreas, que estaba a pocos kilómetros de Corinto, donde cumple un voto. Dice A.T. Robertson: “No está claro qué clase de voto había hecho Pablo ni por qué lo hizo. Puede que se tratara de una ofrenda de acción de gracias por el resultado de Corinto (Hackett). Como judío, Pablo mantenía su observancia de la ley ceremonial, pero rehusaba su imposición a los gentiles”.
Por otra parte, Cencreas era el destino final de las rutas marítimas asiáticas. Estrabón lo describió como un puerto bullicioso y próspero, y el filósofo romano Lucio Apuleyo señaló que era “un refugio muy seguro para las naves” y que estaba “siempre muy concurrido”. Y tenía dos muelles a modo de herradura. En un extremo se han desenterrado restos de lo que se cree era un santuario a la diosa Isis. Y en el otro, un grupo de edificios que podría ser un templo de Afrodita. A ambas diosas se las consideraba protectoras de los marineros.
De Cencreas partieron rumbo a Éfeso. Se sabe que en algún momento de los siguientes cuatro años se formó una congregación cristiana en el puerto de Cencreas porque Pablo en su carta a los romanos pidió que ayudaran a Febe, una cristiana de la congregación que se reunía en Cencrea (Romanos 16:1, 2).

Romanos 16: 1-3
Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús…

Éfeso es un destino nuevo, un lugar interesante al que Lucas le va a dedicar una atención amplia cuando narre el paso de Pablo por esta ciudad en su tercer viaje.

19 Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos,
20 los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió,
21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso.

Éfeso era gran ciudad, capital de la Provincia de Asia, y centro del culto a Diana (Artemisa), con un hermoso templo. Pablo llega finalmente a la ciudad que le había impedido el Espíritu Santo y se dirige de inmediato a la sinagoga. Allí (dielexato) «argumentaba» con los judíos. Al parecer, estaban interesados en lo que Pablo les enseñaba, pues cuando les anunció que tenía que ir a Jerusalén, le rogaban para que se quedara: no accedió, pero prometió volver, “Si Dios quiere” (tou the- ou thelontos) y agrega: «Es menester que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene».

Pablo regresa a Antioquía y comienza su tercer viaje misionero
22 Habiendo arribado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía.
23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.

Este viaje de regreso es brevemente narrado. Sólo nos dice que fue a Jerusalén (subió) y luego se dirigió a Antioquía. Podemos suponer que en ambos lugares dio informes pormenorizados de su trabajo y del avance del evangelio en las ciudades europeas, y cómo Dios estaba obrando en esas ciudades.
            No sabemos cuánto tiempo permaneció en ambos lugares, pero podemos suponer que no mucho, y que inmediatamente regresó por Asia visitando las iglesias de las ciudades en donde había iniciado su trabajo misionero. Y como vemos, a pesar de que en ellas había sido perseguido, maltratado, no tenía miedo, pues consideraba de mayor valor la predicación del evangelio.

Apolos predica en Efeso
24 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.
26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
27 Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído;
28 porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.

Mientras Pablo está en Galacia y Frigia, Aquila y Priscila permanecían en Éfeso preparando su llegada. Lucas no nos informa específicamente su trabajo, pero podemos advertir que estaban a plena disposición de quien los necesitaran, pues tan pronto observan que el mensaje de Apolo estaba incompleto se pusieron a enseñarle.
Apolos era natural de Alejandría, una ciudad importante la cual Alejandro Magno había fundado en 332 a.C., y había puesto allí una colonia de judíos que floreció grandemente. A mediados del siglo I constituía la tercera parte de su población. Como es bien sabido, había allí una gran universidad y la más grande biblioteca de ese entonces. Aquí se desarrolló la filosofía judeoalejandrina, y Filón, su principal exponente, todavía vivía. Apolos era indudablemente un académico y persona de grandes dotes, pues era un  elocuente erudito, poderoso en el conocimiento y uso de las Escrituras, como debieran todos los predicadores.
Nos dice Lucas que además había sido instruido en el camino del Señor, y era de espíritu fervoroso. El verbo zeön indica “hirviendo como el agua”. Y enseñaba diligentemente y con precisión aquello que conocía: el bautismo de Juan. Era un bautismo marcado por el arrepentimiento, como dijo Pablo (Hechos 13:24; 19:4), Pedro (2:38) y como nos cuentan los Evangelios (Mr. 1:4). Es decir, Apolos conocía solamente lo que sabía Juan el Bautista cuando murió: la venida del Mesías, su bautismo y la complacencia del Espíritu Santo, y que era el Hijo de Dios, pero no había visto la Cruz, la Resurrección de Jesús ni el gran Día de Pentecostés, ni la unción del Espíritu Santo a los gentiles.
Le tomaron aparte y en lugar de maltratar al joven y brillante predicador por su ignorancia, ellos le enseñaron la historia plena de la vida y obra de Jesús y del periodo apostólico para cubrir los vacíos de su conocimiento.
El Codex Bezae, nos dice A.T. Robertsón que “añade aquí́ que ciertos corintios que habían ido a Éfeso oyeron a Apolos y le rogaron que pasara con ellos a Corinto. Pudiera ser esta la causa de que Apolos se decidiera a ir. Los predicadores reciben muchas veces llamadas porque visitantes de otros lugares los oyen. Priscila y Aquila eran bien conocidos en Corinto, y su aprobación tendría peso. Pero no apremiaron a Apolos a que se quedara más tiempo en Éfeso”.
Y de esa forma concluye el capítulo 18. En el capítulo 19 veremos la llegada de Pablo a Éfeso y los hechos importantes que ahí han de acontecer.





[1] Los Juegos Ístmicos eran parte de los Juegos Panhelénicos (abierto a todos los griegos) de la Antigua Grecia, llamados así porque se celebraban en el istmo de Corinto en honor de Poseidón. El santuario panhelénico de este dios en Istmia fue acondicionado para darles acogida tenían lugar cada dos años, en primavera, y duraban varios días.
El programa abarcaba certámenes gímnicos (carrera, pugilato, pancracio, pentatlón) e hípicos. ​ Además, cuando en el siglo IV a. C. se construyó el teatro, se añadieron competiciones musicales y poéticas y es posible hubiera concursos de pintura. ​En estos juegos participaban mujeres, pues se registran victorias de mujeres tanto en competiciones atléticas como poéticas y musicales, pero se desconoce si la participación de las mujeres en estos juegos tenía carácter habitual o era esporádica.
Durante los juegos se celebraban rituales religiosos que incluían libaciones, sacrificios y una procesión en honor de Poseidón, Anfítrite, Leucótea y Palemón.

[2] Afrodita es, en la mitología griega, la diosa de la belleza y el amor. Su equivalente romano es Venus. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que antiguamente no se refería al amor en el sentido romántico sino erótico. Pese a que en la mitología estaba casada con Hefesto, tuvo otros amantes: Ares su favorito. De su nombre se desprenden acepciones, como afrodisíaco. Y de su nombre en romano antiguo (Venere), provienen venerar y venérea (referido a lo sexual).
El epíteto “Afrodita Acidalia” fue ocasionalmente añadido a su nombre, por la fuente que usaba para bañarse, situada en Beocia. ​ También era llamada Cipris o Cipria (Kypris) y Citerea (Cytherea) por sus presuntos lugares de nacimiento en Chipre y Citera, respectivamente. La isla de Citera era un importante centro de su culto. Estaba asociada con Hesperia y era frecuentemente acompañada por las Cárites, las diosas de las festividades.
Afrodita tenía sus propios festivales: las Afrodisias, que se celebraban por toda Grecia, pero particularmente en Atenas y en Corinto. En el templo de Afrodita ubicado en la cima del Acrocorinto (antes de la destrucción romana de la ciudad en 146 a. C.) las relaciones sexuales con sus sacerdotisas eran consideradas un método de adoración a la diosa. Este templo no fue reconstruido cuando la ciudad se refundó bajo dominio romano en 44 a. C., pero es probable que los rituales de fertilidad perdurasen en la ciudad, cerca del ágora.

[3] No son muy claras las razones para tomar esa drástica medida. Suetonio dice que "puesto que los judíos constantemente provocan perturbaciones siendo instigados por Cresto, él [Claudio] los expulsó de Roma" (consúltese: La Vidas de los césares, Claudio, cap. 25, sección 4).  Pero es posible entender que los disturbios se levantaron contra Cresto. Fuente: http://marcohistoricodelnt.blogspot.com/2015/01/1909-claudio-y-los-judios.html
[4] El emperador Claudio, cuyo nombre completo era Tiberio Claudio César Augusto Germánico​quien fue historiador y político. Y fue el cuarto emperador romano de la dinastía Julio-Claudia, y gobernó desde el 24 de enero del año 41 hasta su muerte en el año 54. Habían nacido en Lugdunum, en la Galia, fue el primer emperador romano nacido fuera de la península itálica.

domingo, 23 de junio de 2019

ESTUDIO SOBRE HECHOS 17 TESALÓNICA, BEREA Y ATENAS

Jeremías Ramírez Vasillas

En el capítulo 17 de Hechos de los apóstoles, Lucas relata, en este su segundo viaje misionero, el avance de la misión evangelizadora a cargo de Pablo y a Silas en tres ciudades importantes de Grecia: Tesalónica, Berea y Atenas, después de una salida accidentada de Filipos (relatada en el capítulo 16), donde los judíos incitaron la persecución de Pablo y Silas, pero aún en esas circunstancias, la luz del evangelio brilló intensamente en una oscura mazmorra iluminando a un carcelero y a su familia. 
Ahora, su paso por estas tres ciudades nos permite conocer las reacciones al evangelio de judíos y no judíos, y darnos cuenta que a pesar del fuerte rechazo siempre hay alguien dispuesto a recibir el evangelio.
Como en Filipos, en Tesalónica y Berea la oposición al evangelio la protagonizan los judíos, pero en Berea se encuentran con judíos razonables y abiertos a escuchar e investigar sin esta enseñanza tiene fundamentos en las escrituras. Esto conlleva a que haya muchos judíos que siguieron a Pablo y también muchos no judíos y mujeres de altos dignatarios romanos que se sumaron a la respuesta positiva.
En Atenas, a pesar de que había una sinagoga y Pablo fue allí a proclamar el evangelio, no hubo una oposición frontal, pero tampoco los no judíos se vuelcan anhelantes al evangelio, sino que hay en ellos una cierta frialdad, cierta indiferencia, cierto distanciamiento, que se entiende por las condiciones religiosas, intelectuales y filosóficas de los atenienses. Este es un caso mu atípico y especial, pero que nos ayuda a entender esa indiferencia del hombre moderno metido en sus ideas, creyendo que son sabios, que el avance de la ciencia y el conocimiento hace inútil la fe y el conocimiento de Dios.
Una vista panorámica de este segundo viaje nos sorprende observar el avance espectacular del evangelio en esos pueblos, particularmente donde los judíos son más beligerantes. En pocos años, el crecimiento del cristianismo sacudirá las raíces del imperio romano y se esparcirá a todo el mundo en el devenir de los siglos. 
Michael Green en su libro Evangelización en la iglesia primitiva explica qué factores externos facilitaron este avance del evangelio: 1) la paz romana. “…se suele aceptar como fecha de inicio de la Paz romana el 29 a. C., cuando Augusto proclama oficialmente el final de las guerras civiles, y se extendió hasta la muerte del emperador Marco Aurelio en el año 180 d. C.”. 2) Las vías de comunicación que conectaban todo el imperio de modo que, como dice el dicho popular : “todos los caminos llevan a Roma” y era cierto en esa época y por allí fluyeron los mensajeros. 3) La extensión del idioma griego como habla común en todo el imperio, pues la mayoría, además de hablar su propia lengua, hablaba el griego, de modo que no se necesitaron traductores. 4) Y la presencia de judíos en la mayoría de las ciudades del imperio, lo cual permite a iniciar su campaña en las sinagogas donde, además, asistían muchos gentiles que aceptaron el evangelio con mucho entusiasmo. 

Tesalónica
La ciudad recibe su nombre de Thessalonikē (Tesalónica) del nombre de la esposa del rey Casandro de Macedonia, a quien el rey Filipo II de Macedonia le había puesto después pues su nacimiento coincidió con la victoria de Filipo sobre Tesalia derrotando a los tiranos de Feres. El nombre es una fusión de las palabras Θεσσαλία ('Tesalia') y νίκη ('victoria', niké).

Tesalónica se encontraba en la intersección de dos vías principales: una que venía desde Italia hacia el este (Vía Ignacia) y la otra desde el Danubio hasta el Egeo. La ubicación de Tesalónica y su puerto la hicieron una ciudad prominente. En 168 a.C. se convirtió en la capital del segundo distrito de Macedonia y más tarde se hizo la capital y el puerto mayor de toda la provincia romana de Macedonia (146 a.C.) En el año 42 a.C., luego de la batalla en Filipos, Tesalónica se convirtió en una ciudad libre. Esta es la segunda ciudad europea en la que se detiene Pablo, pues al parecer sólo cruza Anfípolis y Apolonia, pues están en la ruta, sobre la Vía Ignatia. Y quizá se detuvieron en Tesalónica porque había una sinagoga.

1. Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
2. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo y discutió con ellos,
3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;
7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.
9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.

Es importante subrayar que el eje del mensaje evangélico de Pablo es la muerte y resurrección del mesías y que Jesús es el Cristo. Y es importante entender por qué, a pesar de que era el apóstol de los gentiles, su preocupación principal, como lo subraya en la carta a los Romanos, son los judíos. Con el fundamento bíblico y profético busca abrirles el entendimiento. Desafortunadamente no tiene el eco que él quisiera; la mayoría rechaza sus argumentos, pues no aceptan que Jesús haya sido el Cristo. Una y otra vez se estrella con la misma piedra, pero no ceja de intentarlo. Y una y otra vez es agredido. En esta ocasión sus agresores no tienen éxito pues no lo encuentran donde creían que estaba: en la casa de Jasón. Entonces se van contra Jasón y con los que con él están, y por la noche es llevado a Berea. 
Berea
Esta ciudad fue fundada alrededor del año 1000 a. C. y poblada por los Vriges hasta que los sustituyeron los macedonios. Su nombre deriva del mítico fundador Féron o de Verona, hija del mítico rey Veria y nieta de Macedonio.
Es mencionada por primera vez cuando fue atacada sin éxito por los atenienses hacía el 432 a. C. Bajo el reino de Macedonia fue la segunda ciudad más importante después de Pella. Tras la batalla de Pidna en el 168 a. C., se rindió a los romanos y fue incluida en la tercera región de Macedonia.
La ciudad está ubicada a unos 45 km de Pella y a 75 de Tesalónica; es descrita por Luciano como grande y populosa. Y fue una de las dos capitales durante el reinado de Diocleciano (284- 305 d. C.). Fue una de las primeras ciudades en tener un obispo; se dice que se llamaba Onésimo, y se cree que fue el esclavo de Filemón. 
Bajo los bizantinos fue parte de Macedonia y, en el siglo IX, cayó en manos de los búlgaros, llamándose Ber. En 1185 fue conquistada por los normandos de Sicilia y en 1204, por los cruzados latinos. Estuvo en poder de los serbios en la mitad del siglo XIII y fue ocupada por los otomanos el 8 de mayo de 1387, tomando el nombre de Kara Ferye. Su nombre actual es Veria y pertenece a Grecia.

Pablo y Silas en Berea
10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.
13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

Igualmente, como en Tesalónica, Pablo y Silas entran de inmediato a una sinagoga  y se encuentran con un caso raro: estos judíos eran nobles y juicioso, aunque la novedad de la predicación les deja muchas dudas y se dan a la tarea de revisar todos los días las escrituras. Y seguramente comprobaron que lo que decía Pablo era verdad, pues “creyeron muchos de ellos” (sorprendentemente, dado el rechazo generalizado del evangelio), pero además “mujeres griegas de distinción”, es decir, esposas de altos dignatarios romanos y, aunque menor número, hombres, es decir, prosélitos y temerosos de Dios.
Este hecho seguramente alegró mucho a Pablo y a Silas. Por fin su mensaje había obtenido una aceptación generalizada, aunque el hecho de que Lucas afirme que “creyeron muchos de ellos” y no todos, significa que hubo algunos reacios, pero todos fueron respetuosos hasta que se enteran los judíos de Tesalónica y llegan a Bere armando escándalo. Y los recién creyentes de Berea los lleva a proteger a Pablo y a Silas y los llevan a Atenas que está hacia el sur a más de 500 kilómetros. 
Este es un gesto admirable. Pablo, en sus viajes misioneros, siempre encontró aliados que lo protegieron, suplieron sus necesidades y lo consolaron con amor extraordinario. Un fenómeno por cierto que se reproduce entre los verdaderos cristianos, refrendando con ello lo que dijo el Señor: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13: 35)

Atenas
Esta ciudad debe su nombre a Atenea, diosa protectora nacida de la cabeza de Zeus, cuya historia se funde con la de la propia Grecia. Los primeros pobladores fueron varias etnias de jonios. Según la mitología, Cécrope o Cécrops, de origen egipcio, fue el primer rey de la región Ática y al que se le atribuye la fundación de Atenas. Hacia el siglo X a.C. sus habitantes se agruparon en doce ciudades y Atenas ostentó la supremacía sobre el resto de las polis.

La leyenda dice que Teseo, al someter a Eleusis, unificó las polis bajo el control de Atenas. Y se estableció la fiesta de las Panateneas , en honor a la diosa de Atenas.

Atenas fue evolucionando desde la primitiva monarquía a la aristocracia y desde ésta hacia la democracia. El monarca dirigía los asuntos políticos y militares y estaba asistido por el Areópago, un tribunal de nobles con amplios poderes especialmente relacionados con la justicia.

El siglo V a.C., al que se le llamó el Siglo de Pericles, fue el de mayor esplendor intelectual porque Pericles dio un gran impulso a la democracia, estableció el theoricon o derecho a los espectáculos gratuitos para la plebe, se rodeó de artistas y escritores que exaltaban el esplendor de Atenas, embelleció la ciudad con el dinero aportado por los aliados y las ciencias recibieron un gran impulso. También reconstruyó la Acrópolis, mandó construir el templo de Niké y el Erecteion y, el símbolo de Atenas, el Partenón. En este siglo la población de Atenas llegó a tener 250.000 habitantes.
A partir del siglo IV a.C. Atenas entra en una crisis que la llevará a la decadencia social, cultural y política. Las guerras debilitaron su economía y muchos pequeños propietarios pasaron a engrosar la plebe. Eubulo, que entonces era el jefe de las familias gobernantes, para apaciguar a la plebe, de nuevo ofreció fiestas públicas.

En el 338 a.C. Atenas fue derrotada en la batalla de Queronea por Filipo de Macedonia y perdió definitivamente su independencia.

En el siglo II se instauró la tutela de Roma. En el año 146 a.C. los romanos incorporaron Atenas a su imperio. En el año 88 Atenas, en unión de Mitrídates rey del Ponto, se sublevó contra Roma. Los romanos bajo las órdenes del sanguinario Sila saquearon la ciudad en el año 86, destruyendo numerosos monumentos y realizando una gran matanza.

A pesar de esto, Atenas continuó siendo el polo intelectual más importante de la época romana. Y aunque Atenas pasó a depender de Roma, en lo cultural fue Atenas la que conquistó Roma y, durante tres siglos, fue la capital cultural del mundo a la que acudía gente de todas partes a instruirse.

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?
20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.
21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

Sorprende ver a Pablo desesperado (su espíritu se enardecía), pero era tan grande y profunda la idolatría en Atenas; una idolatría de los supuestos dioses y de las ideas que les puso una doble coraza contra el evangelio de modo que parece que la prédica de Pablo no les hace mella. Va la sinagoga y lucha en las plazas públicas, y nada. Y allí, en la cuna del pensamiento y la filosofía que más influencia ha tenido en el mundo occidental, sólo los filósofos epicúreos  y estoicos  les llama la atención este “estrafalario predicador”, pero no entienden de qué habla: ¿Qué querrá decir con este palabrero?, se decían extrañados, ¿será posible que alguien nos explique. Entonces se les ocurre llevar a Pablo ante el tribunal de sabios que se reunía en el monte llamado “Areópago” . Si ellos veían que estás extrañas ideas eran aceptables, entendibles, entonces es posible que explicara de qué se trataba. Por ello, al llegar Pablo le preguntan: “Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.“ Cabe señalar que Pablo no fue llevado para ser juzgado, sino para que su enseñanza fuera clarificada y avalada por este grupo de notables.
22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.
34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

Pablo comparece ante este tribunal y con valor y aplomo empieza su discurso, y puesto en medio (tal vez se sentaba en semicírculo) inicia resaltando el espíritu religioso y de esa forma no los confronta, no los acusa de idólatras, sino que abre el diálogo subrayando esta actitud como positiva. Y subraya que tal era su apertura religiosa que incluían a dios ajenos a ellos al grado de erigir un altar a un DIOS DESCONOCIDO. 

Bueno, afirma Pablo, es este Dios que no conocían al que él venía a presentar, a enseñar, al “…Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra…”. He aquí el Dios de dioses, como dirían algunos filósofos antiguos como Platón, o el motor primigenio, como decía Aristóteles. Y por tanto no habita en templos humanos ni necesita nada del ser humano, sino que éste es quien lo necesita porque él es el proveedor de la vida. Y ha hecho a los humanos a todos iguales. Es decir, es el Dios de todos, y es quien ha determinado orden de las cosas, y además se deja conocer, alcanzar, pues “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” . 
Entonces, Dios no es ni puede ser representado por obras materiales, oro o plata, u obra de imaginación, aunque en Atenas, en ese momento, había templos grandiosos, esplendoroso y muchas representaciones de divinidades. Todo eso no es Dios, afirma Pablo de alguna forma.
Tampoco Dios es un ser indiferente sino alguien que juzgará a los hombres, pero castigo puede ser evitado si nos arrepentimos de nuestras malas acciones y creemos en un hombre, Dios, que murió y resucitó…
Todo iba bien hasta este punto. Tan pronto habló de resurrección, su público se alejó decepcionado: “cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez”.
¿Por qué no lo aceptaban? Dice F. F. Bruce: “La idea de la resurrección de muertos no congeniaba con el pensamiento de la mayoría de los oyentes atenienses de Pablo. Todos ellos, excepto los epicúreos, sin duda habrían estado de acuerdo con él si hubiera hablado de la inmortalidad del alma individual; pero en cuanto a la resurrección, habrían apoyado el sentir del dios Apolo, expresado en la ocasión en que la diosa patrona de la ciudad, Atenea, fundó ese mismo tribunal del Areópago: «Una vez que el hombre muere y la tierra se bebe su sangre, no hay resurrección.» Algunos de ellos, por lo tanto, ridiculizaron una afirmación que parecía tan absurda. Otros, más corteses, aunque igualmente escépticos, sugirieron que podría haber una oportunidad más adelante para una exposición adicional de su enseñanza”.
Pero aún ante el rechazo rotundo, en las circunstancias más adversas, cuando podríamos pensar que no valió la pena el esfuerzo, y que todo fue tiempo perdido, hay un pequeño segmento de “tierra buena” en la que la semilla germina. En Atenas, esa tierra buena fueron Dionisio y Dámaris, y otros que no son mencionados.
Cuando preparaba este estudio y al leer la reacción de los atenienses me hizo pensar que en el mundo actual tiene esta misma reacción, de rechazo, de indiferencia. Nuestros contemporáneos como aquellos atenienses “Profesando ser sabios, se hicieron necios…”, (Romanos 1:22) Y me acordé de Eclesiastés 7:16: “No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?”.
En resumen, qué nos enseña este capítulo 17 de Hechos.
  1. Nunca claudicar, aunque las cosas se pongan riesgosas o el hielo de la indiferencia nos baje los ánimos.
  2. Siempre hay alguien que tiene oídos para oír. 
  3. Que los sabios pueden ser necios.
  4. Que corremos el riesgo de caer en las garras de los estoicos o de los epicúreos, a través de las ideas en boga de buscar la felicidad por la felicidad misma (Dice Tozer: Jesús no murió para que fuésemos felices sino para librarnos del pecado), sino que ésta, en todo caso, se alcanza la felicidad, el gozo, cuando Dios nos alcanza y nos salva, es decir, cuando descansamos en él (Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”). O bien, como dirían los estoicos, que todo lo podemos con una buena dosis de “pensamiento positivo” a través de doctrinas o libros que nos recomiendan con buenas intenciones: ¿Dónde está mi queso?, por ejemplo, y muchos más.
  5. Que lo que hacía triunfar a Pablo era su fe, no en sí mismo, sino en Jesús y que no proclamó la felicidad, por la felicidad misma, sino que le escribió a Timoteo: “Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”, y en eso de sufrir penalidades Pablo fue un campeón.

Dios, nuestro Señor, les bendiga. 

ESTUDIO SOBRE APOCALIPSIS 20: Los mil años

Jeremías Ramírez El tema principal de este capítulo 20 es ese periodo de tiempo denominado “Milenio” y que ha sido causa de enorme discusión...