ESTUDIO DEL EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS
CAPÍTULO 3
Este capítulo 3
narra el ministerio de Juan el Bautista y la genealogía del Jesús por la línea
genealógica de María.
El relato del ministerio de Juan el bautista lo podemos dividir en varias
secciones para su mejor análisis y estudio:
-Ubicación histórica política
-Cumplimiento profético
-Desempeño ministerial
-Aclaración ministerial
-Encarcelamiento y
-El bautismo de Jesús
PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA
(Mt. 3.1-12; Mr.
1.1-8; Jn. 1.19-28)
Lucas (su nombre viene de Luce, luz, iluminado, luminoso), como buen
historiador, a pesar de que era médico, es la ubicación histórica de los hechos
importantes que aborda en su relato. Este capítulo empieza ubicando los sucesos
en el tiempo haciendo referencia a los gobiernos de ese momento en estricto
orden jerárquico, tanto civiles como religiosos.
PRIMERA PARTE:
UBICACIÓN HISTÓRICA POLÍTICA
1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio
César (14 ac-37 dc), siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia (Abilene),
2 y siendo sumos
sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el
desierto.
Y lo hace en
orden jerárquico:
–Emperador –
–Gobernador – (y tetrarcas de las provincias cercanas)
– Sumo Sacerdotes (2) (el legal y el
virtual, es decir, había un poder detrás del trono).
Y como podemos
ver, no ahonda en este tema. Es simplemente un referente para ubicar en el tiempo
y en el espacio el relato, para dejar claro la historicidad de un hecho real,
no ficticio, no inventado, de la historia del Señor. Llama la atención que
menciona a dos sumos sacerdotes, cuando debiese estar sólo uno. La explicación
es simple:
Anás (también Ananus o Ananías)
era hijo de Set, y fue designado sumo sacerdote entre los años 6 y 15 d. C. por
el procurador romano Quirino, hasta que el procurador romano Valerio Grato (el que después dejaría su cargo a
manos de Poncio Pilato) le quitó su puesto para más tarde concedérselo a Caifás
(año 18), su yerno, y quien fue destituido posteriormente por el procurador Vitelio en el año 36.
Anás, a pesar de
que el procurador Valerio Grato lo destituyó, siguió manteniendo el poder de
manera real, aunque oficialmente era su yerno, Caifás, el Sumo sacerdote, tal y
como lo vemos en el juicio del Jesús que primero es llevado con Anás y luego
con Caifás. Y fue quien incitó a la gente que pidieran a Barrabás. Parece que
Caifás era sólo un monigote.
SEGUNDA PARTE:
CUMPLIMIENTO PROFÉTICO
Vino a Juan la
palabra y entonces salió a clamar, a gritar dicen algunas versiones, un mensaje
importante, un mensaje de sensibilización y un acto simbólico público, en
cumplimiento de una profecía.
3 Y él fue por toda la
región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para
perdón de pecados,
4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías,
que dice:
Voz del que
clama en el desierto:
Preparad el
camino del Señor;
Enderezad sus
sendas.
5 Todo valle se rellenará,
Y se bajará todo
monte y collado;
Los caminos
torcidos serán enderezados,
Y los caminos
ásperos allanados;
6 Y verá toda carne la salvación de Dios.
Lucas, a diferencia de Mateo y Juan, escribe la profecía de manera más
extensa. Veamos lo que dice la profecía de Isaías.
Isaías 40:3:5
3 Voz
que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la
soledad a nuestro Dios.
4 Todo
valle sea alzado (rellenado) (levantando a los humildes), y bájese todo monte y
collado (rebajado: gentes como los fariseos y escribas,
serían humillados); y lo torcido se enderece (los
que eran falto de honradez, como los recaudadores de impuestos, verían su
carácter corregido), y lo áspero se allane (los
soldados y otros de temperamento áspero y violento, serían domados, afinados).
5 Y se
manifestará la gloria de Jehová, y toda carne (judíos y
gentiles) juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
Según nos dice Mateo (3): “Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía
un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel
silvestre”. Y nos dice desde qué lugares venían a oír su mensaje y a
bautizarse: “Y salía a él (gente de) Jerusalén, y toda Judea, y toda la
provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán,
confesando sus pecados”.
DESMPEÑO MINISTERIAL (SERVICIO)
7 Y
decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: !Oh generación de
víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de
vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede
levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Juan se daba cuenta que en muchos no había sinceridad en el acto de
bautizarse. Acostumbrados a los rituales, buscaban alcanzar el favor de Dios
cumpliendo un acto externo y no interno y que no se justificaran diciendo “Tenemos Abraham como padre”. Y eso exactamente le
dicen a Jesús tiempo después (Juan 8-37-38) Yo
hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído
cerca de vuestro padre. Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham.
Por ello Juan lanza duras advertencias:
9 Y ya también el hacha
está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen
fruto se corta y se echa en el fuego (juicio).
No importa el
árbol ni su vigor, ni su majestuosidad, sino el fruto. Y no cualquier fruto,
sino BUEN FRUTO, de esmerada calidad.
Es interesante que, al mencionar este BUEN FRUTO, Juan no hace hincapié en
actos religiosos o ritualistas, e incluso en la vestimenta, la asistencia al
templo, ni de peregrinaciones, ni cumplimiento de fiestas o de días especiales
como el sábado, sino en la conducta diaria. Es allí, en la vida cotidiana,
donde se deben ver los frutos.
10 Y la gente le
preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?
MISERICORDIA (Benignidad,
bondad)
11 Y respondiendo, les
dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer,
haga lo mismo.
Estas enseñanzas, aun cuando hemos decidido seguir a Cristo, nos siguen
sacudiendo. ¿Llevamos una vida cristiana como los judíos de aquel tiempo,
ritualista, o de compromiso con el prójimo? Aún sigue vigente este relamo de
Dios:
Oseas 6:6-7
6
Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que
holocaustos.
7 Mas
ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí.
LOS PUBLICANOS
Hoy podríamos
decir, los funcionarios públicos, no importa la jerarquía. Y todos en nuestro
trabajo de alguna forma somos funcionarios públicos, es decir, le servimos a
alguien, a un usuario, a un ciudadano, a un cliente… ¿Qué debemos hacer?
12 Vinieron también unos
publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
13 Él les dijo: No
exijáis más de lo que os está ordenado.
SOLDADOS
Los encargados de
vigilar, castigar y corregir.
14 También le
preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No
hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Como podemos ver, la extorsión (las mordidas), las
calumnias (acusaciones falsas), y la ambición son prácticas viejas y arraigadas
en el ser humano.
De esta manera, sensibilizando a la gente a ver no
al prójimo, no a lo externo, sino a verse a sí mismos y tomar conciencia de su
situación pecadora, era el trabajo de preparación para la llegada del rey. De
esta manera, podían aprovechar, oír, ser alcanzados. En otras palabras, son las
que dice el apóstol Santiago: “Muéstrame tu fe con tus hechos”.
En Gálatas 5:22-23, vemos que los frutos del
espíritu: “gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza
son conductuales y pueden verse fácilmente.
Juan estaba, como un agricultor, preparando el
terreno, quitando malas hierbas, pedruscos, rellenado irregularidades del
terreno en el cual debía caer la buena semilla. Ninguno que no se sensibilice
de su situación como pecador será buena tierra para que la semilla del Señor
crezca y se multiplique. Un evangelio que no sacude al ser humano y lo desnuda
como pecador, no puede llevar salvación. El carcelero de Filipo es un buen
ejemplo. Él se da cuenta de su condición y le dice a Pablo la pregunta más
importante, más angustiosa, más necesitada: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Se
había dado cuenta de su condición perdida. Esa es la condición sine qua non
para ser salvo. Más a todos los que le recibieron. Y estos que lo recibieron
fueron quienes, haciendo caso a la proclama de Juan, fueron receptivos al
mensaje de Jesús. Y fueron, seguramente, quienes formaron parte de las primeras
iglesias que nacieron como hierba con agua abundante, como hongos, decían mi
madre. En tiempo de lluvias, brotaban abundantemente en esos campos de
Cuajimalpa las cabezas blancas de los hongos. Y mi madre nos mandaba a recoger
una enorme cantidad de ellos.
Así en el tiempo de la cosecha
apostólica, en al que se agregaban muchos, como en esa primera cosecha que nos
narra Hechos
Hechos 2
41 Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas.
42 Y perseveraban en la
doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y en las oraciones.
ACLARACIÓN
MINISTERIAL
15 Como el pueblo estaba
en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el
Cristo,
16 respondió Juan,
diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más
poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él
os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 Su aventador está en
su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la
paja en fuego que nunca se apagará.
18 Con estas y otras
muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
Estos cuatro versículos dan cuenta del impacto del
mensaje de Juan. “El pueblo estaba a la expectativa”, diciéndose “No será este
el Cristo”. Categóricamente contesta: No. Su bautismo era de arrepentimiento,
es decir, de preparación. Vendría pronto el de salvación, el del espíritu
santo, donde el Señor pondrá las cosas en claro, y todos los simuladores de la
fe serán como esa paja quemada en el fuego. En el Señor no hay impunidad; hay
perdón, pero no impunidad.
ENCARCELAMIENTO
DE JUAN
19 Entonces Herodes el
tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su
hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,
20 sobre todas ellas,
añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.
Aquí Lucas se nos adelanta un poco y da un salto
en el tiempo para decirnos que su proclama sacudió desde abajo, hasta las más
altas esferas. El eco de su resonar sacudió al mismísimo tetrarca y a su
ilegítima esposa. Juan no se detuvo ante nadie y ante nada. Al mismo jerarca le
hizo notar su pecaminosa situación. Y el
resultado no se dejó esperar, un resultado que tuvo un fin funesto y terrible.
EL BAUTISMO DE
JESÚS
(Mt. 3.13-17; Mr.
1.9-11)
21 Aconteció que cuando
todo el pueblo se bautizaba, también Jesús (hijo)
fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22 y descendió el
Espíritu Santo (Espíritu Santo) sobre él en
forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo (El
padre) que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Dios habla directamente. Esta es la primera. La
segunda es en el monte de la transfiguración (Luc: 9:35) y cuando los griegos
acudieron a Felipe (Jn 12:20.28). Aunque Jesús no necesitaba ser
bautizado porque no tenía de qué arrepentirse, ni de hacer actos que mostraran
ese arrepentimiento, lo hace como un signo de humildad y de aceptación a su
plena humanidad que se deja ser bautizado, y a partir de entonces inicia su
ministerio.
Y enseguida, para confirmar esa plena humanidad y
esa plena legitimidad genealógica, Lucas escribe esa genealogía que daba fe de
su origen, en cumplimiento con las escrituras, en la línea de antecedentes
genealógicos de María.
Genealogía de Jesús (Mt.
1.1-17)
23 Jesús mismo al
comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José,
hijo de Elí,
24 hijo de Matat, hijo
de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana, hijo de José,
25 hijo de Matatías,
hijo de Amós, hijo de Nahum, hijo de Esli, hijo de Nagai,
26 hijo de Maat, hijo de
Matatías, hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá,
27 hijo de Joana, hijo
de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri,
28 hijo de Melqui, hijo
de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er,
29 hijo de Josué, hijo
de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat,
30 hijo de Leví, hijo de
Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim,
31 hijo de Melea, hijo
de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán,
32 hijo de David, hijo
de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salmón, hijo de Naasón,
33 hijo de Aminadab,
hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá,
34 hijo de Jacob, hijo
de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor,
35 hijo de Serug, hijo
de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala,
36 hijo de Cainán, hijo
de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec,
37 hijo de Matusalén,
hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán,
38 hijo de Enós, hijo de
Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
Hay una diferencia de esta genealogía de la que
aparece en Mateo en función de José. Y allí encontramos a Jeaconías (Mateo 3: 11:
Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a
Babilonia), sobre el cual pesaba una profecía:
PROFESÍA SOBRE
JOAQUÍN O JECONÍAS O CONIAS
Jeremías 22:24-30
24 donde dice: Vivo yo, dice Jehová, que si Conías
hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te
arrancaría.
25 Te
entregaré en mano de los que buscan tu vida,
y en mano de aquellos cuya vista temes;
sí, en mano de Nabucodonosor rey
de Babilonia, y en mano de los caldeos.
26 Te haré
llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis.
27 Y a la
tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver, allá no volverán.
28 ¿Es este
hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y
echados a tierra que no habían conocido?
29 ¡Tierra, tierra,
tierra! oye palabra de Jehová.
30 Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre
privado de descendencia, hombre a quien
nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno
de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.
Como
consecuencia de su pecado, Joaquín o Jeconías o Conías Dios lo castigó por
medio de que ninguno de sus descendientes se podría sentar sobre el trono de
David para reinar sobre Judá. Esta maldición recaía sobre José el esposo de
María la virgen, quien era descendiente de David a través de Joaquín, o
Jeconías, o Conías, según el texto que leímos en Mateo 1:11.
La gran
pregunta es: ¿Cómo podría Jesús ser el Mesías, o el Cristo, o el Rey de Judá,
si uno de sus antepasados fue Joaquín, o Jeconías o Conías, sobre quien pesaba
la maldición que ninguno de sus descendientes podría sentarse en el trono de
David para reinar sobre Judá?
La respuesta es que José, el esposo de María, no fue el padre
biológico del Señor Jesús, quien fue concebido por el Espíritu Santo en el
vientre de la virgen. El derecho de sangre que el Señor Jesús tiene
sobre el trono de David vino a través de María, la virgen, por medio de Natán,
el hermano de Salomón, mas no por medio de Salomón, de quien desciende Joaquín,
o Conías o Jeconías, de tal manera que esta maldición no tiene efecto sobre el
Señor Jesús.
De modo que,
Dios jamás levantó la maldición sobre Joaquín o Conías o Jeconías. Ciertamente
que este hombre tuvo algunos privilegios en el exilio, cuando ya era anciano,
pero eso no significa que hubiera prosperado ni que Dios le hubiera quitado la
maldición que pesaba sobre él. 2 Reyes 24:27-30 dice: “Aconteció a los treinta
y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los
veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año
de su reinado, libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel…”
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