sábado, 14 de noviembre de 2020

DESTINADA A VIVIR



 Jeremías Ramírez Vasillas 

Los judíos y la Segunda Guerra Mundial es un filón infinito de historias. Su tragedia se ha volcado en un sinfín de novelas, novelas testimoniales, documentales y películas. Y puedo decir que, hasta obras de teatro, aunque no haya visto alguna. 
    El cuantioso volumen de libros, novelas, películas parece que agotan el tema, pero cada vez nuevas obras descubren aspectos desconocidos de la tragedia. 
   En los años setenta compre el libro Destinada a vivir, un libro autobiográfico de Johanna Ruth Dobschiner, una joven judía holandesa que vivió en Berlín durante su infancia, pero ante los problemas y persecución de los judíos, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, su padre decidió regresar a Holanda, su patria de origen, donde creían que estarían a salvo de la furia hitleriana. Sin embargo, cuando la guerra se extiende, pronto se verán envueltos de una vorágine de violencia sin tener la mínima posibilidad de huir. Los problemas crecen hasta que un día los saldados vienen por su familia. Su madre le dice que se quede encerrada en su habitación, la cual hace. Milagrosamente lo soldados no revisan ese cuarto, y se salva de ir a un campo de concentración. Espera el regreso de sus padres, pero cuando los días de espera se acumulan sabe que ya no regresarán y pronto ella tendrá que huir pues sus vecinos saben que ella es judía y no faltará quien la delate. 
    La guerra aumenta la necesidad de servicios médicos y, por esta razón, al fin logra entrar a trabajar como enfermera. Ella deseaba ser enfermera y varias veces lo había intentado entrar a algún hospital para aprender, pero sin formación académica que la certificara fue imposible. Y logra entrar al hospital que le habían negado anteriormente el ingreso. Pronto aprende un oficio que ama, y durante un tiempo el hospital y su oficio la mantienen a salvo de los nazis. Sin embargo, un día llegan al hospital y todo el personal y enfermos judíos son apresados y llevado a un campo de concentración. Ella es apresada también pero cuando están a punto de que cierren el vagón los judíos que van con ella, al saber que era enfermera, temen que los contagie de alguna enfermedad y protestan, Extrañamente los soldados la bajan. Y ella, una vez en tierra, ve a una mujer que está embarazada y la saca de la fila argumentando que la mujer necesita atención médica. La mujer se deja llevar y en el consultorio médico de la estación conoce a un médico que también trata de rescatar judíos de la muerte, y le dice que se quede con él a trabajar. Ambos, cada día, rescatan a uno que otros hasta que su labor se vuelve sospechosa y ella tiene que huir. Regresa a su hospital y sigue trabajando, pero el riesgo es latente. 
    Un día le ofrecen ponerla en contacto con una organización que está salvando judíos. Con mucho temor, pero alentada por sus compañeros, acepta y una mañana viene un hombre extraño por ella. No le tiene confianza, pero no tiene más opción. Este hombre primero la hace que se quite la estrella amarilla, que hable sólo alemán para que se haga pasar como alemana, y lo siga a él sin chistar. Por una extraña ruta, que pasa del tren a un auto y luego en bicicleta y otras a pie, llegan a una casa que en realidad es un refugio donde viven escondidos varios judíos. Esta casa, con estrictas reglas, será su hogar por varios meses. Sucede que el hombre era un pastor evangélico y esa casa es la casa parroquial. Allí conoce la solidaridad, el amor de los compañeros, la cordialidad. 
    Un día, en esa casa, encuentra una Biblia para niños y allí descubre que Jesús, el Dios cristiano, es judío. Para ella esta revelación es un shock. Jamás se había imaginado que Cristo era judío; ella siempre creyó que los cristianos nada tenían en común con los judíos. Pero no sólo eso, sino que Cristo es un judío admirable, un profeta, un hombre intachable, con grandes enseñanzas. La lectura pronto la hará descubrir que este Cristo es el Mesías que por siglos ha esperado el pueblo judío y que, además, su pueblo desprecia. No entiende por qué, y porque nadie le habló de él. La lectura la va acercando a Cristo hasta que decide entregarle su vida y seguirle. Poco a poco va descubriendo más y más, pero el furor de la guerra obliga a abandonar la casa. De hecho, todos son llevados a nuevos hogares. 
   Durante un tiempo pasa de una casa a otra, y en cada una el riesgo de morir es muy alto, pero milagrosamente sigue viva. Finalmente, la guerra termina y ella descubre con tristeza que ese pastor que la salvó fue apresado y ejecutado antes de que acabara la guerra. Ya en libertad, busca en dónde aprender más y se integra a una iglesia cristiana en la que pronto se sentirá en casa y los cristianos que va conociendo son su familia. 
    El libro es impactante, de una tensión emocional tan vívida, que se siente el dolor de los protagonistas, particularmente de Ruth. Es un libro que muestra la miseria del ser humano y su grandeza, su nobleza. 
   Es bien sabido que muchos holandeses construyeron refugios secretos para albergar a judíos en sus casas. Los mismo sucedió en Polonia o en Francia, aunque no siempre la historia tuvo finales felices. Muchos fueron delatados hasta por familiares o amigos y murieron en los campos de concentración o fueron fusilados, quemados, asfixiados. Ana Frank fue uno de esos casos trágicos. Una vez que la descubrieron terminó en un campo de concentración donde murió. 
    Lamentablemente, este libro Destinada a vivir, es prácticamente inconseguible. Y en el internet no se pude obtener información de ni del libro ni de Johanna. Lo único que sabemos, y eso porque el libro lo revela al final, es que emigró a Escocia y después perdemos todo rastro de ella. Ojalá alguien pudiera contarnos cómo fue su vida posterior. 
    Yo me pregunto ¿cuántas Johannas existieron? ¿Cuántas murieron, cuántas se salvaron? No lo sabemos, pero conocer la historia de Johanna nos permite tomar conciencia de los aspectos valiosos de la vida humana y que debemos luchar por preservar. Y que a pesar de que la religión cristiana es atacada, a veces, virulentamente, hay muchas historias cristianas nobles por conocer: historias llenas del amor de Cristo en personas comunes, pero que eso no les impidió hacer muchos actos heroicos e incluso a ofrendar su vida por otros.

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